La puesta en escena del gobierno uruguayo habla mucho de lo que está en juego. Luis Lacalle Pou, el mandatario oriental, convocó a los representantes de todos los partidos políticos tradicionales para informarles que su gobierno estaba en tratativas con China para alcanzar un acuerdo de libre comercio cuya firma previó para fin de año. Luego del anuncio oficial, el canciller uruguayo, Francisco Bustillo, dijo que también había negociaciones con Estados Unidos, aunque en este caso no hubo plazos precisos de concreción.

Para Lacalle Pou, el cierre de un acuerdo de este tipo requiere del respaldo de todo el arco político uruguayo, de los empresarios y los sindicatos. El requerimiento muestra la conciencia que tiene el Poder Ejecutivo uruguayo sobre las implicancias que tiene su decisión, que podría incluir una marginación de los beneficios del libre comercio con sus socios del Mercosur.

El presidente uruguayo afirmó que tanto Brasil, como Argentina y Paraguay fueron informados de estas negociaciones. Pero quienes no estaban enterados eran los propios uruguayos, a quienes sorprendió lo avanzado del diálogo con China, que hasta incluyó una charla con Xi Jinping, el presidente chino.

El hecho de que los integrantes del Mercosur estuvieran al tanto de las conversaciones y no hayan dicho nada antes del anuncio de Lacalle Pou, abre signos de interrogación sobre la actitud que tendrán estos países en el escaso tiempo que resta hasta fin de año, cuando las autoridades del país vecino esperan estampar su sello en el acuerdo con el gigante asiático.

Por otro lado, tampoco se han conocido opiniones de funcionarios chinos al respecto, ni antes ni después del anuncio de Lacalle Pou. Esto habla de un cambio de actitud del país asiático respecto de los límites de este tipo de negociaciones en el marco del Mercosur. En 2017, cuando los dos países coqueteaban en público con un convenio como el que ahora están encaminados a firmar, Zhou Quan, entonces consejero económico y comercial de la embajada china en Uruguay, confirmó el interés de su país en lograr un acuerdo de libre comercio con Uruguay, pero advirtió: “El caso es que Uruguay también es parte del Mercosur, por lo que dentro de este bloque es necesario cumplir algunas condiciones o firmar algunos documentos con ellos para habilitar un TLC”. En esta oportunidad, China negocia con Uruguay sin esperar que los integrantes del Mercosur firmen “algunos documentos” que lo habiliten.

Economía de otros

En 2020, Uruguay exportó a China por un valor de U$S 2149 millones, de los que U$S 1697,7, equivalentes al 78% del total, provinieron de las ventas de tres productos: carne vacuna (con U$S 773,6 millones), la soja en poroto (U$S 472,8 millones) y celulosa (U$S 451,3 millones).

El mercado chino ya absorbe el 30% de las exportaciones uruguayas totales y se ha convertido en su principal destino. Esa importancia es el reflejo de lo que sucede con las exportaciones de los principales productos uruguayos. En el caso de la carne, las ventas a China representan el 48,8% del total. En el del poroto de soja, el 63%; y en el caso de la celulosa, el 41% de las exportaciones de ese producto.

Al igual que en las más grandes economías de los países de la región que son vecinos de Uruguay, su actividad económica se encuentra encorsetada por la existencia de una fuerte concentración económica cuyo capital está en buena medida en manos extranjeras. Esa es la realidad ante la cual los gobiernos uruguayos históricamente se han rendido al ofrecer a los capitales locales y extranjeros condiciones propias de paraíso fiscal y sosteniéndolas en el tiempo.

Según los datos de 2019 (último publicado) del Instituto Nacional de Carnes (Inac), los diez primeros frigoríficos del ranking concentraron el 70% de los U$S 2193,5 millones generados por las exportaciones de ese año a todos los destinos. Y los seis establecimientos brasileños de ese ránking acumularon casi el 40% del total de la facturación.

Los principales beneficiados uruguayos de un tratado de libre comercio con China serán los mismos que concentran en la actualidad las ventas hacia ese país. Además de los frigoríficos locales y brasileños, están los pooles de siembra dominados por argentinos y dos firmas de celulosa de capitales extranjeros.