En poco tiempo, la línea H tendrá nuevos trenes con nueva tecnología. SBASE, la empresa de la Ciudad de Buenos Aires que tiene a su cargo la administración de la red de subtes, compró trenes 0 kilómetro que Metrovías, la concesionaria, pondrá en marcha. Con una particularidad: en los nuevos coches quieren dejar al margen a los trabajadores que cumplen la función de guarda, poniendo en riesgo la seguridad de los usuarios.
Estos nuevos trenes marca Alston cuentan con el sistema CBTC, de control y señalización automatizados; un sistema de control de trenes basado en comunicaciones que, por ejemplo, utiliza el subte de Beijing. O el de Nueva York.
Allí, como en la Ciudad de Buenos Aires, el subte funciona con un conductor que opera el tren, y un guarda, quien, quieren hacernos creer, sólo se encarga de la apertura y cierre de las puertas. Pero en realidad el guarda cumple una función más importante: es el jefe de todo lo que ocurre en el tren. Por su ubicación, tiene una perspectiva del andén que le permite cumplir un rol clave en la seguridad de los pasajeros, evitando, por ejemplo, que un tren arranque cuando alguien quedó atrapado entre las puertas o entre los vagones.
Ahora, SBASE y Metrovías pretenden que estos trenes funcionen con apertura y cierre automático de puertas o que, en todo caso, estas sean operadas por el conductor.  Cuando esto se intentó en Nueva York, intervino la justicia para impedirlo: el guarda se quedó.
Así, con un argumento irracional y caprichoso, SBASE y Metrovías proponen que a los guardas se los deje arriba del tren con otro tipo de función. Ahora bien, ¿Cuál sería esa función? ¿Qué harán los guardas si no pueden cumplir su trabajo? ¿Pasearán en los trenes?
Lo que SBASE y Metrovías no dicen es que la tecnología de punta no incluye la preocupación por la seguridad de los usuarios. En un acto de completa insensibilidad, funcionarios que evidentemente no conocen la importancia de las funciones de los trabajadores de nuestro subte toman la decisión de poner en riesgo nuestras vidas: las de los pasajeros y las de los trabajadores.
Hay muchas anécdotas de guardas que muestran la importancia de esta función: compañeros que ayudaron a pasajeras embarazadas que tuvieron a sus hijos en el subte, otros que asistieron a pasajeros que se descompensaron, fueron claves para detectar un incendio o colaboraron en la evacuación de una formación en las vías cuando un tren quedó parado por algún inconveniente.
Lo que SBASE y Metrovías no dicen es que quieren imponerle el rol de guarda a los conductores, quienes, recordemos, tienen en sus manos la responsabilidad civil y penal al manejar trenes con miles de pasajeros. Pero sobre todo, lo que no dicen es que los trenes que compraron fueron construidos para ser utilizados con guardas. En efecto, las fotos que les sacaron a las formaciones cuando llegaron de fábrica muestran que en el dispositivo de control hay una llave destinada a que la utilice el guarda. Pero al llegar al país, la empresa quitó esa llave con la sola intención de decir que era imposible operar esos trenes con guarda. Es decir que Metrovías recurrió a la mentira para esconder su verdadera intención: la pretensión de achicar personal.
Los trabajadores entendemos esto como un conflicto colectivo que demuestra que el ajuste viene también por el lado de la seguridad. Metrovías y SBASE están dispuestos a exponer a peligros a los usuarios y a los trabajadores. Nosotros no estamos dispuestos a permitirlo. «