El 31 de agosto vence la prórroga del decreto que, a partir de la emergencia sanitaria, suspendió la renovación de autoridades en federaciones, sindicatos y comisiones internas. A partir de esa fecha comenzarán a realizarse centenares de elecciones que fueron postergadas y comenzarán a normalizarse las representaciones sindicales en un período de hasta 180 días durante los cuales se preservarán los fueros y mandatos.

La Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), que debió renovar su conducción en mayo de 2020, se adelantó y fijó la fecha para el próximo 7 de octubre. Ese espacio agrupa a sindicatos con poder de fuego como Camioneros, la Unión Tranviarios Automotor (UTA), la Unión Ferroviaria (UF), La Fraternidad (conductores de trenes), los gremios aeronáuticos y la veintena de sindicatos portuarios y marítimos enrolados en la FEMPyNRA. A priori, es el moyanismo el sector que, a partir de una alianza con Sergio Sasia, de la UF, cuenta con la mayoría para consagrar al secretario general contra la voluntad de La Fraternidad y la UTA, con quienes mantiene disputas de diverso orden. Con la primera arrastra un diferendo por la conducción de la Juventud Sindical, por la que Juan Pablo Brey, de Aeronavegantes y encuadrado con el camionero, enfrenta a Sebastián Maturano, hijo de Omar, titular de La Fraternidad. Con Roberto Fernández, de la UTA, la disputa es más frontal. El moyanismo orienta y acicatea una oposición dispuesta a arrebatarle el sindicato detrás de la figura de Miguel Bustinduy.

El desembarco del moyanismo puro a la cabeza de la CATT no estaría exento de heridos de peso que, a su turno, podrían complicar sus aspiraciones de conducir la CGT, que ya definió que el 11 de noviembre realizará el congreso para la renovación del Consejo Directivo. Moyano, junto con un grupo de dirigentes, se escindió en 2018 de la actual conducción.

Las fechas pautadas para ambas elecciones no resultan casuales. Las fuerzas centrípetas de diversa índole que amenazan el logro de listas que garanticen la unidad de ambas estructuras podrían neutralizarse a partir de un punto común a prácticamente la totalidad de las corrientes que conducen los sindicatos de la CGT. Se trata de su apoyo al gobierno nacional, que difícilmente tolere una fragmentación a días de las elecciones y que, además, aspira a una conducción homogénea capaz de garantizar paz social en un momento de persistente retroceso de las condiciones laborales.

Despunta una variante que podría sintetizar un acuerdo en la CATT detrás de la figura de su actual conductor, y extriunviro de la CGT, Juan Carlos Schmid, que otrora hombre del moyanismo se retiró de la conducción de la CGT pero sin acompañar al camionero en el Frente Sindical para el Modelo Nacional y que, sin un poderío particular y, a priori, sin aspiraciones personales, podría ser la llave para lograr un acuerdo a dos puntas. «

MÁS MUJERES

La nueva conducción de la CGT duplicará el número de mujeres integrantes del Consejo Directivo. Así, cumplirá con lo que dispone la Ley 25.674.