Son 32 los sindicatos que integran la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) que el próximo 7 de octubre, en el Sindicato del Seguro, reunirán a un centenar de congresales para definir, con voto secreto, la nueva conducción. La entidad cuenta con un gran poder de fuego porque, además de agrupar sindicatos en actividades estratégicas capaces de paralizar el comercio interno y externo y la circulación de personas, enfrenta patronales muy concentradas.

La parada no será fácil y oficiará como previa para la renovación de autoridades de la CGT del 11 de noviembre. Si bien en los sindicatos del transporte participan de una u otra forma todos los sectores que a su vez disputan en la CGT, la relación de fuerzas no es la misma.

A partir de su acuerdo con Sergio Sasia, de la Unión Ferroviaria, el sector liderado por Pablo Moyano, que oficia de oposición al Consejo Directivo de la CGT, cuenta con una mayoría con la que podría imponer un secretario general. Es lo que sugirió el cónclave realizado en la sede de Camioneros, donde dirigentes de más de 20 sindicatos buscaron «encaminar un consenso de unidad para sentirse representados y cambiar la situación actual», un palo para Juan Carlos Schmid, actual titular de la CATT que integró el triunvirato de la CGT a propuesta de Hugo Moyano, de quien luego se distanció.

De la reunión no participaron tres dirigentes de peso dentro de la CATT. El propio Schmid, Roberto Fernández, de la Unión Tranviaria Automotor (UTA), y Omar Maturano, de La Fraternidad, que persisten en la conducción de la CGT liderada por Héctor Daer y Carlos Acuña.

Juntos, Fernández y Maturano no reúnen los congresales suficientes para disputar la conducción. Pero el poderío de sus gremios resulta estratégico para la CATT y la hipótesis de fractura les confiere una suerte de poder de veto. Este sector promueve otro mandato de Schmid como una salida para garantizar la unidad.

Si el moyanismo decidiera tensar la cuerda e imponer su voluntad en forma unilateral correría el riesgo de entorpecer un acuerdo en la CGT, donde aspira a consagrar un triunviro propio en la nueva conducción. El desenlace tendrá, además, la intervención de otro actor: Juan Manzur, quien como jefe de Gabinete, es un hombre del peronismo duro y cercano a los líderes de la CGT.

Disputas por abajo

Con todo, las contradicciones no se agotan en la cúpula. Los sindicatos aeronáuticos, por ejemplo, aspiran a un mayor protagonismo en la CATT que, consideran, no les dio apoyo suficiente en su disputa con el macrismo. Además, si bien muestran mayor afinidad al sector moyanista, a la vez, arrastran una divergencia con el representante de ese bloque en el sector, el aeronavegante Juan Pablo Brey que, aseguran, rompió el frente único de gremios aeronáuticos. Brey, además, acarrea un conflicto puntual con el hijo de Omar Maturano por el liderazgo de la Juventud Sindical de la CGT.

Al mismo tiempo, Moyano anima una activa oposición en la UTA, que protagonizó fuertes enfrentamientos con el oficialismo. De hecho, en diálogo con Tiempo, el mismo Fernández mostró su desagrado: «Es lamentable que un gremio se meta en la vida de otro. Pero no lo podemos evitar. Hay un sector mercenario que, en vez de defender a los trabajadores, rompe sindicatos. Moyano, si lo hizo, ya estará arrepentido».

El dirigente de la UTA, sin embargo, señaló: «Estamos buscando la unidad, que siempre es importante, y más en estos momentos tan difíciles para los trabajadores. Esperemos que todos razonemos, dejemos de lado los personalismos y encontremos un punto de acuerdo. Juan Carlos (Schmid) la viene llevando muy bien».

Fernández, por su parte, sostuvo: «No sé si tienen mayoría. No se trata de eso. ¿Para qué sirve tener una mayoría con una CATT dividida?».

Otro sector que ha quedado en el ojo de la tormenta es el de los sindicatos portuarios enrolados en la FEMPyNRA que, liderados formalmente por Schmid, han comenzado a actuar con el moyanismo desde el paro que convocó en soledad el 30 de abril de 2019. Roberto Coria, titular de los Guincheros, aseguró: «Vamos a llegar a un acuerdo. Nos gusta Sergio (Sasia), pero no vemos mal un mandato más de Schmid».

Pablo Biró, del sindicato de pilotos, aseguró que «falta mucho. No hay posiciones extremas ni enfrentamientos graves. El moyanismo lo quiere poner a Sasia de fronting y no nos molesta. Pero está más complicada la CGT. Si no hay tensiones allí, no las habrá en la CATT», pronosticó. «