El difícil camino de Argentina hacia el cumplimiento de las metas previstas en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional se verá aliviado (aunque no allanado) por efecto de dos modificaciones consensuadas con el staff técnico del organismo que dirige Kristalina Georgieva. En primer lugar, la introducción de variantes en las metas trimestrales a revisar en junio y septiembre de este año; y en segundo, la adopción de una nueva pauta inflacionaria que inflará los topes nominales que las autoridades deberán respetar.

Los cambios fueron consensuados por el equipo económico y los técnicos del Fondo que realizaron la primera revisión del acuerdo de facilidades extendidas. Como se suponía, la misma se dio por aprobada ya que al 31 de marzo el gobierno había cumplido con los requisitos pactados en materia fiscal, monetaria y de reservas internacionales. Eso destrabará el segundo desembolso de 3000 millones de DEG (casi U$S 4040 millones a la cotización actual).

La hoja de ruta

La recalibración de las metas servirá para despejar el riesgo de tener que pedir un tempranero waiver o dispensa, como muchos analistas aseguraban. Es que las cifras fijadas para todo el año debían ser cumplidas de manera progresiva de acuerdo a una taxativa hoja de ruta. En ella se estipulaba que el déficit fiscal previsto para todo 2022 (2,5% del PBI) no podía exceder de 0,8% en junio y 1,3% en septiembre. De la misma manera, la asistencia monetaria del Banco Central al Tesoro, con un máximo de 1% del PBI, tenía límites de 0,6% y 0,85% al cabo del segundo y tercer trimestre del año. Mientras que en comparación con diciembre de 2021, las reservas debían crecer U$S 4100 millones y U$S 4400 millones en esas fechas, antes de llegar al objetivo de U$S 5800 millones para fin de año.

Lo que ahora se resolvió fue que esos parciales serán modificados, aunque sin variar el objetivo final anual. “Tomando en cuenta el impacto inicial de los shocks externos y los patrones estacionales de gasto e importación, se propone modificar las metas trimestrales interanuales del déficit fiscal primario y de acumulación de reservas, manteniendo sin cambios los objetivos anuales del programa”, señala la declaración oficial emitida por Julie Kozack, la directora adjunta del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI.

Aunque los nuevos topes no fueron informados, se descuenta que servirán para disimular las dificultades del Banco Central para sumar reservas en los términos comprometidos. Las estimaciones privadas señalaban que la entidad venía unos U$S 2500 millones debajo del objetivo, a causa del incremento de importaciones y sobre todo de los embarques de gas licuado que este diario detalló la semana pasada.

Otra ayuda la brindará el abandono definitivo de la proyección inflacionaria prevista por el gobierno, que iba en una franja del 38% al 48% y será reemplazada por otra cercana al 65%, más acorde con el frenético ritmo de remarcación de precios. Esto empujaría hacia arriba el valor nominal del PBI, porque todos los precios de la economía crecerían más de lo estimado en un principio; como las metas pactadas con el Fondo están calculadas en términos del producto, el gobierno dispondría de un pequeño colchón de diez u once puntos, a valores corrientes, para estirar su déficit primario y la emisión monetaria.

Fin de año complicado

Estos dos elementos que jugarán a favor del gobierno no alteran el cuadro general, a saber: si está complicado cumplir con las metas autoimpuestas en el primer semestre del año, cuando hay abundante liquidación de divisas de los agroexportadores, más difícil será en la segunda mitad, en que desaparecerá ese hándicap y se sumarán mayores gastos estacionales. Las necesidades apremian y por eso en la última semana el gobierno le vendió al Banco Central una parte de los DEG recibidos en marzo; así obtuvo recursos extra por $ 322 mil millones. “El hecho de que se haya recurrido a esta fuente de financiamiento en el primer semestre y no en el segundo, cuando el déficit es estacionalmente más elevado, también es indicativo de que la trayectoria fiscal está resultando más ardua que lo esperado”, señaló un informe de la consultora Ecolatina.

Aun con esas dificultades, el gobierno no quiso cambiar las metas anuales del programa en cuanto a déficit fiscal, financiamiento monetario y reservas internacionales netas. “Los objetivos se mantendrán. Son los que proporcionan un ancla para la estabilidad económica y el crecimiento en tiempos de incertidumbre”, dijeron en el Palacio de Hacienda.  «

Llegan U$S 4040 millones, pero no se sabe cuándo

La aprobación de las metas del primer trimestre por parte del staff técnico habilitará que el Fondo gire un nuevo tramo del préstamo por U$S 4.040 millones. Sin embargo, la fecha en que se enviará ese dinero no está confirmada.

“No tengo una fecha definida para la reunión en la que el Directorio considerará el caso argentino, pero estimo que será en un rango entre tres y cuatro semanas”, dijo Gerry Rice, vocero de la entidad. Otras fuentes estimaron que el board podría reunirse el 24 de este mes para aprobar el informe y el desembolso.

 El gobierno necesita ese dinero para afrontar los pagos inmediatos. Hay dos amortizaciones previstas para el martes 21 y el miércoles 22 por un total de U$S 2.712 millones, aunque cuestiones técnicas servirían para cubrir el lapso entre esas fechas y la aprobación del Directorio.

Además, en julio hay que pagar otros U$S 2.002 millones. La diferencia (casi U$S 674 millones, más otros U$S 285 millones de intereses a comienzos de agosto) deberá ser afrontada con recursos propios.