El Fondo Monetario Internacional supeditó el ritmo de recuperación de la economía global a la disponibilidad de vacunas y al esfuerzo que hagan los gobiernos por apoyar activamente los esfuerzos de los privados. Aun así corrigió al alza su expectativa de crecimiento para este año y la fijó en 6% con relación a 2020.

El organismo hizo un fuerte hincapié en la situación sanitaria al elaborar su Panorama Económico Mundial (WEO, por sus siglas en inglés) correspondiente a abril. El informe, que se actualiza semestralmente, fue presentado en las Reuniones de Primavera, el tradicional evento en que se analiza la situación internacional y que esta vez, a causa de la pandemia, se realiza en forma virtual.

El pronóstico para este año es más optimista que el que se había hecho en octubre pasado (cuando se había estimado una mejora de 5,2%). También se espera que para 2022 el crecimiento sea de 4,4%, dos décimas porcentuales más de lo que se preveía hace seis meses.

Sin embargo, la recuperación no será pareja. Los economistas de la entidad creen que habrá fuertes diferencias entre los países y aun dentro de cada uno de ellos. “El panorama presenta enormes desafíos relacionados con las divergencias en la velocidad de recuperación, tanto en los países como dentro de ellos, y el riesgo de que los daños económicos causados por la crisis persistan”, advierte el informe que fue presentado por Gita Gopinath, la directora del Departamento de Estudios de la institución.

En particular, el Fondo cree que “las multiples velocidades de recuperación en marcha en todas las regiones y en todos los grupos de ingreso están vinculadas a marcadas diferencias en el ritmo de vacunación, el grado de apoyo a la política económica y algunos factores estructurales, como la dependencia del turismo”. Así, por ejemplo, se prevé que hacia mediados de año Estados Unidos recobre el PBI que tenía antes de la pandemia. Japón lo haría a fines de año y Europa hacia mediados de 2022. China ya lo hizo a fines del año pasado. En cambio, en el resto del mundo “no se espera que muchos otros lo hagan hasta bien entrado el 2023”.

“Un mayor progreso con las vacunas puede mejorar el pronóstico, mientras que las nuevas variantes de virus que logren evadir las vacunas pueden conducir a una fuerte degradación.  Una vez que la vacunación se vuelva generalizada y la capacidad de los sistemas de atención de la salud se restaure a los niveles anteriores al COVID-19, las restricciones (a la actividad) pueden comenzar a levantarse”, dice el WEO.

¿Y Argentina?

En su apartado estadístico con el detalle de cada país, el FMI calculó que Argentina crecerá 5,8% este año y 2,5% en 2022. Si bien las estimaciones fueron corregidas hacia arriba, no alcanzan los niveles previstos por el gobierno: el ministro de Economía, Martín Guzmán, estimó que el PBI crecerá 7% en 2021.

El Fondo afirma que en América Latina “con algunas excepciones (como Chile, Costa Rica y México), la mayoría de los países no tienen aseguradas suficientes vacunas para cubrir a sus poblaciones”. De acuerdo a datos oficiales del Ministerio de Salud, en el país sólo se han vacunado 8 de cada 100 habitantes.

En cambio, el organismo valoró positivamente un aspecto de la economía local que muchos sectores de la oposición han criticado: la expansión monetaria, concretada a través de los continuos giros de utilidades y adelantos transitorios que el Banco Central hizo al gobierno. “Mientras la pandemia continúe, las políticas deben centrarse primero en escapar de la crisis, priorizando el gasto sanitario, proporcionando apoyo fiscal bien focalizado y manteniendo una política monetaria adaptada mientras se monitorean los riesgos de estabilidad”.