La aproximación del gobierno nacional a sectores de la patronal de mayor poder, con los que mantenía una relación distante antes de las PASO, sumó esta semana dos momentos significativos, ambos protagonizados por el presidente, Alberto Fernández: el martes en un almuerzo en la Casa Rosada y el viernes, en el cierre de la edición 57° del Coloquio de IDEA.

Se trata de un proceso que empezó hace poco. Tras las PASO, cuyos resultados shockearon tanto al gobierno como a los empresarios, el titular de la UIA y referente de otros espacios influyentes del gremialismo corporativo, Daniel Funes de Rioja, fue uno de los primeros en tender puentes de diálogo.

El encuentro del mediodía del martes despertó el interés de otros dueños y ya se pusieron en marcha gestiones para un nuevo encuentro con Fernández, que todavía no tiene fecha y horario. Es decir, no se repetiría el sprint del jefe de Gabinete, Juan Manzur, y de otras personalidades de la fuerza gobernante, quienes lograron reunir en tiempo récord a una lista considerable de dueños de muchas de las empresas más grandes del medio local, y consiguieron una foto con un grupo con una fisonomía similar a la de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), la entidad que estuvo más cerca del gobierno de Cambiemos, entre 2015 y 2019, y de la que este gobierno mantuvo prudente distancia.

El almuerzo transcurrió sin agenda previa y cada empresario convocado, en forma individual, expuso sus puntos de vista sobre creación de empleo, políticas para la pospandemia y actividades mejor perfiladas a futuro. Hubo un espacio destacado para hablar de la relación del gobierno con las compañías.

Frialdad

Tres días después, esos mismos temas fueron los ejes que organizaron el discurso que pronunció el titular del Ejecutivo en el cierre de IDEA en el predio de Costa Salguero.

En ese mensaje el mandatario apeló al sentido de comunidad con los hombres de negocios a quienes convocó a «unir esfuerzos» para construir la sociedad de la pospandemia detrás del «deber moral y ético de poner manos a la obra».

También apuntó que el primer gran problema a solucionar será «terminar con la desocupación creando empleo genuino» y declaró que «la asistencia social no puede ser el remedio» para esa problemática.

En ese contexto, defendió el rol del gobierno como promotor de la actividad privada y citó como casos testigo las políticas que se implementaron para el agro, la construcción y la gastronomía, sectores en los que «se cambiaron planes por empleos». También desestimó eliminar las indemnizaciones por despidos y prometió que la doble indemnización y la prohibición de despedir personal dejarán de existir en el futuro.

Otro mensaje a tono con la agenda privada se refirió al pago de la deuda con el FMI, al que defendió como un paso necesario «para que la Argentina retome su rumbo» en lo económico. Sin embargo, tomó distancia de posiciones ortodoxas al manifestarse en contra de acuerdos «rápidos» que puedan empeorar el cuadro financiero del país. Por último, el presidente exhortó a los presentes a asumir la obligación social de recomponer el salario real.

La recepción de los empresarios que asistieron al evento fue fría. Pero hay que tomar en cuenta que esta edición del Coloquio no contó con la presencia de los peso pesado que estuvieron en el almuerzo, ni de otros de similar talla. Por eso, la nueva estrategia de campaña –de acercamiento a ciertos sectores del Círculo Rojo– no fue alterada y se encamina hacia el segundo almuerzo.

Parábolas

La parábola de la historia parece poner a la alianza gobernante en un lugar impensado en el momento de su asunción. Dos años después, con una pandemia de por medio y debido también a factores intrínsecos, se obligó a buscar las fotos en Balcarce 50 y del Coloquio de IDEA.

En la campaña presidencial de 2019, en el afán de diferenciarse del gobierno de Mauricio Macri, la decisión estratégica de Alberto Fernández y Cristina Fernández fue mantener distancia de los sectores de la dirigencia empresarial de relación más estrecha con la administración de Cambiemos.

Ese año, a esos mismos dirigentes, en esos mismos espacios, el expresidente Macri les ofreció diseñar las políticas conjuntamente, cosa que en rigor, venía haciendo desde el inicio de su mandato. Y los resultados de esa experiencia se contaron en números de desocupados, empresas cerradas, pobreza en crecimiento y salarios e ingresos a la baja. El gobierno experimenta con una pócima cuyos efectos letales ya son conocidos. «

Carne: sigue la tensión

El reemplazo de Luis Basterra por Julián Domínguez en el Ministerio de Agricultura motivó comentarios positivos de la dirigencia ruralista que esta semana volvió a los cuestionamientos por la decisión de la nueva gestión de someter las exportaciones de maíz al cumplimiento de nuevos requisitos.

La Mesa de Enlace emitió un comunicado el martes 12 saludando la flexibilización de la venta al exterior de carnes. Pero en el mismo mensaje cuestionó la decisión referida al maíz como «una mala política que nos hace perder a todos los productores y al país en su conjunto».

Mientras tanto, sectores de la entente agropecuaria renovaron sus reclamos al Ejecutivo por nuevos casos de inseguridad en propiedades rurales. Es el caso de la CRA, que esta semana sugirió que un asalto al presidente de la Federación de Asociaciones Agropecuarias Santiagueñas (FAAS), José Ferreiro, se relaciona con el perfil crítico de ese dirigente respecto de la política sectorial.