Con la adhesión asegurada de las grandes empresas a su proyecto de reforma impositiva, el gobierno de Mauricio Macri se lanza a la conquista de la oposición política.

En los próximos días, mientras apuntala su estrategia para las legislativas de octubre, desplegará sus recursos para seducir a gobernadores y legisladores de cara al tratamiento de la propuesta en el Congreso de la Nación.

Antes de las PASO nadie soñaba con la chance de discutir las reformas (además de la tributaria, la laboral y la previsional) este año pero el resultado final animó a las corporaciones a acelerar la búsqueda de los objetivos «pro competitividad». Hoy la posibilidad es concreta pero el gobierno y sus aliados saben que se vienen arduas negociaciones.

Esta semana, el oficialismo avanzó con el diálogo que mantiene con las asociaciones privadas. El martes, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, explicó los detalles del proyecto de ley a los popes de la Unión Industrial (UIA) y el jueves, el propio presidente Macri cerró el acto que la UIA organizó en Pilar por el Día de la Industria.

El vicepresidente segundo de la UIA, Daniel Funes de Rioja, contó a Tiempo que el próximo objetivo del Ejecutivo nacional será ir por los votos que necesita para consolidar el marco económico que le piden las empresas.

«No hay agenda cercana con las empresas. Ahora el gobierno va a buscar el apoyo de los gobernadores y de los legisladores. El mecanismo que viene ahora es una negociación en el nivel político» que incluye a los jefes provinciales y a los diputados y senadores que les responden.

En la reunión del martes las industrias le pidieron a Dujovne que la reforma tributaria apunte a desarmar la superposición de impuestos nacionales, provinciales y municipales que hoy, al menos en teoría, pagan. Además, le pidieron al funcionario que los cambios sean beneficiosos para las economías regionales. El titular de Hacienda no se explayó detalladamente sobre la normativa pero adelantó que el plan del gobierno es avanzar «gradualmente».

«A priori –advirtió Funes de Rioja– la reforma es integral o está bastante cerca de serlo y el gradualismo –agregó– va a tener que ver con las condiciones de competitividad que se nos planteen». El hombre de la UIA sumó que «es obvio que tenemos problemas de presión fiscal» pero consignó que «la matriz (del proyecto oficial) se inclina por un gradualismo a cinco años. El gobierno va bajar el gasto público pero no va a ser de la noche a la mañana, para eso va a necesitar sustentabilidad fiscal», concluyó la fuente.

Tras la reunión con los industriales circuló extraoficialmente que el proyecto de Cambiemos prevé gravar la renta financiera. El rumor alborotó a ese sector en particular pero el gobierno, en la persona del ministro de Finanzas, Nicolás Caputo, salió rápidamente a desmentir la versión.

Hacia adentro del complejo universo empresarial, en tanto, ya nadie discute la estrategia «gradualista». En cambio, las opiniones se dividen entre empresarios que quieren que los impuestos bajen y entre los que apuestan por cambios que no afecten a un sector en particular.

Entre los últimos se anotan nombres como el de Eduardo Costantini, para quien una reforma tributaria no debe ser para bajar los impuestos sino para realinearlos porque “no hay que duplicarlos pero tampoco pueden bajar”, según opinó en la última edición de Tiempo.

En otra sintonía, el titular de Research For Traders, Darío Epstein, reclamó este jueves en el cierre del 5º Latam Economic Forum pidió que los impuestos «bajen como medida de base para que vengan las inversiones». «

Impuestos: un planteo regresivo

Por Randy Stagnaro

La reforma tributaria que impulsa el gobierno nacional y que ya consensuó con los empresarios es un producto de la teoría del derrame: si se favorece la expansión de los negocios habrá beneficios para toda la sociedad con más empleo y mejores salarios.

Así, los cambios apuntan a reducir la imposición tributaria sobre las empresas al proponer el ajuste de balances por inflación, descuentos en Ganancias por el pago del impuesto al Cheque, reducciones en Seguridad Social y límites a la aplicación de tributos provinciales y municipales, entre otros. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ya rechazó la aplicación de un impuesto a la herencia. La administración nacional también resolvió que eliminará el impuesto a los Bienes Personales en 2019 «porque recauda poco». Y Ganancias seguirá teniendo el mismo carácter que mantiene desde el año 2000, al aplicarse sobre los salarios de convenio.

La reforma plantea que la base de la recaudación sigan siendo el IVA y otros tributos que son imposibles de evadir para el consumidor. Se trataría de una acentuación de la regresividad tributaria actual.