Mientras el gobierno pide tiempo para evaluar el resultado de las recientes medidas que tomó sobre el abastecimiento local de carne y las exportaciones, el sector de los productores ganaderos apunta a tensar la cuerda con el Poder Ejecutivo, en momentos en que la cuestión del «campo» comienza a colarse en la campaña electoral.

En una entrevista con la agencia estatal de noticias Telam publicada ayer, el ministro de Agricultura, Luis Basterra, aseguró que el objetivo es reducir el precio interno de la carne o, al menos, que se mantenga en sus niveles actuales y no suba por encima de la inflación. «Que se entienda que es un objetivo que debe alcanzarse con el esfuerzo compartido de todos los actores de la cadena», señaló. «La suspensión de las exportaciones de los distintos cortes también aporta a que exista una mayor oferta y, como una medida de menor tiempo, es la apertura del 50% del promedio exportado durante el año pasado para ver si todo este paquete de medidas logran estabilizar los precios. Si los precios se estabilizan se va a rever la medida sobre fines de agosto, o, como dijo el presidente, incluso antes si se perciben los resultados», agregó el ministro.

La apelación de Basterra puede parecer inocente en un marco de tensión y confrontación con toda la cadena de valor, que nunca avaló la prohibición de exportaciones durante 30 días que ejecutó el gobierno nacional. En ese lapso, la AFIP hizo trascender que investigaba a más de 150 frigoríficos, los más grandes, porque sospechaba que en todos ellos se hicieron maniobras comerciales fraudulentas, incluido el uso de facturas truchas.

Pateando tableros

El primero que pateó el tablero fue Confederaciones Rurales (CRA). Tras concurrir anteayer a la primera reunión que evalúa el «plan ganadero» que complementa la reapertura parcial de las exportaciones, anunció que no asistirá más.

«Comenzar a trabajar con las exportaciones cerradas, constituye una traba insalvable», dijo CRA en un comunicado, y descartó de movida la posibilidad de que l plan ganadero dé una respuesta: «Hemos sido ignorados en las negociaciones que culminaron con la continuidad, morigerada, del cierre de exportaciones, no queremos volver a generarles a nuestros asociados la ilusión de un plan ganadero, si desde el principio empezamos errando el diagnóstico».

Los ganaderos no exportan; le venden su ganado a los frigoríficos que sí son los que exportan. La preocupación de los ganaderos con las ventas externas es porque ven que si los precios bajan será a costa de sus ingresos. Cuando arrancó la veda exportadora, a mediados de mayo, CRA apuntó contra las reuniones que mantenía en ese momento el gobierno con el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), en cuyo seno se agrupan los grandes frigoríficos exportadores. CRA se está atajando del futuro que avizora. De allí que ya esté preparando movilizaciones para la próxima fecha patria, el 9 de julio, que podrían llevarse a cabo en varios puntos de la provncia de Buenos Aires y de Córdoba. Resta saber si contará con el respaldo, así sea moral, del resto de los integrantes de la Mesa de Enlace (Sociedad Rural, Federación Agraria y Coninagro) que por ahora seguirán participando de los encuentros que convoque Agricultura.

Un nuevo frente de conflicto se abrió con la resolución que habilitó parcialmente las exportaciones: los matarifes y otros intermediarios sin planta propia quedaron al margen de los cupos de exportación, con lo que dependerán de la buena voluntad de los frigoríficos para que les cedan una parte de lo que les toca. Ese subgrupo es fundamental en la cadena de la carne ya que forman parte de la capilaridad que permite que la carne llegue a los barrios más alejados de las ciudades argentinas. Al menos por ahora, no hay solución posible. «