Un simple pase contable podría permitir al gobierno reducir en alrededor de 1,1% del PBI el déficit primario de este año. La novedad surge a partir del tratamiento que se le dará a los U$S 4.334 millones en derechos especiales de giro (DEG) que recibió el país, en el marco de la asignación especial del Fondo Monetario Internacional por un equivalente a U$S 650 mil millones.

La distribución se efectuó de manera proporcional al aporte de capital que realiza cada país en ese organismo. Si bien los DEG no son técnicamente una moneda (ya que no sirven como medio de pago generalizado), son un activo potencial que se puede utilizar para intercambiarlo por otras monedas o bien para realizar pagos al FMI. Por eso el Banco Central los mantendrá como parte de sus reservas, por cuenta y orden del gobierno.

El truco que permitiría maquillar las cuentas se da a partir de contabilizar esa partida como un ingreso corriente. Si los fondos se usan para pagar el crédito stand by del Fondo, como ya lo admitió el gobierno, se considerarán parte de los servicios de la deuda y en vez de engrosar el déficit primario, que contempla los ingresos y gastos corrientes y de capital, pasará a formar parte del déficit financiero.

El economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), lo explicó así: “El BCRA recibe los DEG del FMI por cuenta y orden del gobierno nacional, y deposita el equivalente en pesos en la cuenta que el gobierno nacional tiene en el BCRA. Este último, concretamente el Tesoro Nacional, registraría ese monto de dinero como un ingreso corriente. Constituye un ingreso extraordinario, porque no es algo que ocurra habitualmente”.

“Pero si el gobierno utiliza lo recibido para pagar deuda en lo que resta del año (los vencimientos con el propio FMI llegan a unos US$ 4.000 millones aproximadamente), al momento de efectivizarlo va a hacer uso de los pesos que le transfirió el BCRA para que este último le otorgue los DEG para concretar el pago. Esta amortización de capital no afectaría negativamente el resultado fiscal, puesto que se registra ‘debajo de la línea’”, observó Argañaraz.

Tal tratamiento técnico, aclara el informe, sería válido siempre y cuando los DEG se utilicen efectivamente para el pago de deuda y sólo durante lo que queda de 2021. Según el Iaraf, los montos enviados representan el 1,1% del PBI. De esa manera, las proyecciones de déficit fiscal primario para el presente ejercicio realizadas por el Instituto se reducen de 4,2% a 3,1% del producto.

La diferencia es muy sutil pero significativa. El déficit primario es la medida general que sirve para catalogar la administración de un país, en el sentido de si gasta mucho más de lo que recauda y si mantiene cierto orden en sus cuentas. Por ejemplo, es uno de los principales indicadores que sigue el FMI para observar la conducta de un gobierno. En términos prácticos, sin embargo, la situación no cambia y Argentina seguirá transfiriendo recursos actuales para pagar desarreglos políticos y económicos del pasado.

La cuestión es análoga a la que generó el Aporte Solidario, creado por la ley 27.695. Como rige por única vez, ese ingreso extraordinario distorsiona la comparación de la recaudación de este ejercicio con la de los anteriores. A tal punto, que el Ministerio de Economía opta por desagregarla en sus comunicados sobre resultado fiscal de cada mes. De todas maneras, en el acumulado hasta julio, la planilla oficial incorpora los $ 189.137 millones ingresados por ese concepto que permitieron reducir el déficit primario desde enero de 1,2% del PBI a sólo 0,7%.