A las 16 horas del jueves se conocerán los datos oficiales de pobreza registrados por la Encuesta Permanente de Hogares -INDEC del segundo semestre de 2018. Según pronósticos privados del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas publicados en la última edición dominical de este diario, el resultado será muy negativo para el gobierno en la medida en que la misma alcanzará al 32% de la población, afectando a 14 millones de personas.

En el último semestre del año 2017 la pobreza había caído hasta el 25,7% de la población desde el 30,6% registrado en ese semestre de 2016.  Así las cosas, en un año, 3 millones de personas habrían caído en esa situación. Según el informe que la UCA dio a conocer esta semana, la pobreza subió 5 puntos durante ese año afectando al 31,3% de la población.

Sin embargo, el dato que se conocerá tampoco dará cuenta cabal de la realidad toda vez que el mismo expresará el promedio de aquel semestre y, claro, no tomará en cuenta los primeros dos meses de este año. Según la información disponible, el fenómeno lejos de revertirse se profundizará toda vez que los bienes que componen la Canasta Básica Total (CBT) que establece el umbral de la pobreza se encareció muy por encima del nivel en el que lo hizo el Índice de Precios al Consumidor (IPC). De hecho, la CBT en febrero creció un 4,3% cuando el IPC lo había hecho un 3,8%.

Por ese motivo, en febrero, una familia tipo de cuatro integrantes necesitó $27.570 para adquirir los bienes que se necesitan para no ser considerados pobres. Si se observara el fenómeno en forma interanual la divergencia es aún mayor en la medida en que la CBT escaló un 57,2% contra una inflación en el período de 51,3%. Se trata de un diferencial de 5,9 puntos que, otra vez, dan cuenta del hecho de que la suba de precios afecta con mayor rigor a los sectores más vulnerables de la población. Si se observa la Canasta Básica Alimentaria, que marca la línea de indigencia la brecha con la inflación es aún más pronunciada ya que la misma escaló un 5,1% en febrero y acumuló una suba interanual del 59,1%.

Sin embargo, ese dato no alcanza para dar cuenta en forma cabal del fenómeno puesto que la pobreza se mide en función de los ingresos de la población.


Los datos oficiales disponibles en lo que se refiere a los salarios son del mes de diciembre pero pueden considerarse como parámetro de lo ocurrido. En un año, esos ingresos en general escalaron apenas un 29,7%. Pero el fenómeno es aún más sensible para los asalariados no registrados del sector privado que son los que están más expuestos a caer por debajo de la línea de pobreza. Este segmento vio sus salarios actualizarse en sólo un 27,2%; exactamente 30 puntos menos que lo que lo hizo la CBT entre febrero de 2018 y el mismo mes de 2019.