El Gobierno nacional aprovechó la Conferencia Industrial que organizó la UIA en el arranque de la semana pasada para conversar con un empresariado que en las horas previas aumentó las señales de cansancio con el rumbo de la economía y con las medidas destinadas a la producción; malestar que hace extensivo a varios de los ministros de la Nación.

Fueron Mauricio Macri y los miembros de su Gabinete económico los que llevaron a los paneles la «necesidad» de rediscutir los convenios colectivos de trabajo como condición para que finalmente se produzcan la lluvia de inversiones, la reactivación de la economía y el aumento del empleo.

La propuesta recibió el apoyo entusiasta de los organizadores del evento, con algunos matices entre los representantes de industrias sensibles a las importaciones y de los empresarios relacionados con las economías regionales.

En diálogo con Tiempo, el vicepresidente primero de la UIA y titular de confederación de cámaras de la industria alimenticia (Copal), Daniel Funes de Rioja, salió en defensa de la iniciativa de revisar las negociaciones colectivas. «Yo creo en los convenios como elemento vivo, pero como letra muerta no», lanzó el representante de la industria que ostenta más puestos de trabajo en el país.

«Muchos de los acuerdos vigentes se firmaron en 1975. Hoy subsisten pero no tienen relación con la realidad. Fueron hechos para otro mundo. En algunos todavía se habla de adicionales por computación. En el convenio de Gráficos, en particular, existe la categoría de linotipistas. Técnicamente fueron superados», argumentó.

Sin embargo, el empresario no quiso decir qué acuerdos se discutirían en primer lugar. Apenas expresó que en algunos «existen rigideces» que justifican la revisión. De los pactos vigentes «hay algunos que son aplicables y otros que no» por lo que aseguró que «hay que ver caso por caso porque no se puede decir que todos están mal».

La iniciativa gubernamental, además de apuntar a las empresas que mostraban indicios de resquemor, fue también un mensaje para los gremios, a pocas horas de la segunda Mesa de Diálogo para la Producción y el Empleo. De hecho el tema se discutió ardorosamente en la reunión que, según trascendió, duró más de tres horas. Tras ella, los dirigentes sindicales salieron a propalar críticas que prometen crecer a la par de la presión del tándem público-privado.

Para Funes de Rioja, «los sindicatos tienen que participar activamente» del proceso de la discusión. «Hay sindicalistas que expresaron su descontento pero nosotros decimos que la productividad y el ausentismo son variables a tener en cuenta», concluyó el dirigente empresario.

Otro de los altos industriales que manifestó su apoyo a la iniciativa es el vicepresidente segundo de la UIA y hombre fuerte de Techint, Luis Betnaza. Este dirigente moderó en la Conferencia Industrial el panel en el que el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, defendió la iniciativa y confirmó que la discusión del convenio petrolero «está muy avanzada».

Como Funes de Rioja, Betnaza aseveró en la conversación con este medio que «hay convenios que no obedecen a la realidad», y destacó que las empresas asociadas a la UIA trabajan en el marco de 80 pactos de los que «debe haber varios de los que refirió el ministro» de Trabajo. Sin embargo, remarcó que la situación no afecta al ámbito de acción de Techint, donde «el convenio no está obsoleto porque se discute y se actualiza periódicamente».

La decisión de revisar los convenios, agregó Betnaza, es «un elemento que tiene como eje al Ministerio de Trabajo. En el caso de Vaca Muerta se está negociando una modalidad de trabajo que, según el ministro, está muy avanzada, a la par de otros acuerdos que se están analizando» en el ámbito de esa cartera (ver página 5).

Mientras en la Conferencia Industrial el secretario de Comercio, Miguel Braun (uno de los más cuestionados por los anfitriones), abogaba por un salario por productividad («para que haya salarios más altos hay que producir más por hora de trabajo», el presidente de la UIA, Adrián Kaufmann Brea, se definía partidario de modificar los convenios: «Hay situaciones que llevan muchas décadas y deben ser actualizadas» porque suman problemas al reclamo por los costos de las empresas, manifestó.

La línea argumentativa que señala al salario como un obstáculo para la competitividad empresarial sintonizó con la propuesta de Macri y su ministro de Trabajo, pero algunas voces marcaron diferencias. El empresario textil y prosecretario segundo de la UIA, Jorge Sorabilla, señaló a Tiempo que «más que abaratar el costo de la mano de obra argentina hay que tratar de que tenga más poder adquisitivo para comprar más bienes y servicios y esto pueda mover la economía».

La segunda reunión de la Mesa del Diálogo y la Producción que se desarrolló el miércoles trascendió por el supuesto compromiso que habrían asumido las cámaras patronales contra los despidos hasta marzo de 2017. Sin embargo, la reunión tuvo un propósito muy concreto que fue el de vehiculizar, a través de siete mesas de trabajo, una discusión por «rama y temática» tendiente a revisar las condiciones de la productividad sectorial.

De hecho, el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, destacó en la conferencia de prensa posterior que «tenemos que poner la productividad como una batalla de todos, no de unos contra otros», e insistió que «habrá que ver si hay convenios que están frenando esto».

El dirigente del gremio ferroviario La Fraternidad, Omar Maturano, presente en la Mesa junto con el triunvirato que dirige la CGT y otros dirigentes, recogió el guante y disparó tras el encuentro que «Macri, con su discurso, instala y encabeza la campaña por la Reforma Laboral», al tiempo que se lamentó de que el Gobierno pretenda «flexibilizar las condiciones de trabajo y retrotraer las conquistas». Con el discurso de la productividad, detalló, el capital busca «reemplazar el trabajo humano por una tecnología que concentra en pocos y debilita estratégicamente a los sindicatos».

Consultado por este medio, Luis Campos, director del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, opinó que «hay una campaña discursiva del gobierno en favor de una ‘modernización de los convenios’. Oponen los del siglo XXI a los del XX. Es cierto que existen convenios vigentes desde 1975 pero, en la realidad de los lugares de trabajo, ya no rigen. Lo que buscan es imponer viejos anhelos como la negociación por empresa y a nivel regional, y terminar con la ultraactividad (prórroga de las condiciones negociadas al vencimiento de un convenio) para negociar ante cada vencimiento desde foja cero.»
Los convenios que se encuentran bajo la mira, son el petrolero, que ya está siendo negociado, el de los gráficos, sanidad y el de los trabajadores de la carne.

Miguel Bravetti, delegado general de la gráfica Interpack y dirigente de la Coordinadora Sindical Clasista, confirmó a Tiempo que «muchos de los convenios industriales mantienen, por efecto de la ultraactividad, conquistas que se corresponden a una etapa de gran ascenso obrero. En gran medida, las patronales han pasado por arriba de esa ‘formalidad’ encontrando la resistencia de los activistas y los delegados de las empresas. En Gráficos es clarísimo. El convenio es letra muerta. Lo que buscan ahora es consolidar esos avances en materia de polifunción y productividad. El intento de abrir los convenios apunta a incrementar las ganancias empresarias a costa de los trabajadores. La conducción de la CGT se ha sumado a ese operativo que busca atar el salario a la productividad empresaria entregrando conquistas», denunció.

El debate ya tiene un curso definido y pondrá a prueba, nuevamente, la voluntad de las conducciones sindicales de poner un límite al ajuste y al intento de avanzar sobre una nueva reforma laboral. «

El acuerdo antidespidos que duró menos de 24 horas

A pesar del acuerdo alcanzado en la mesa de diálogo entre el gobierno, las centrales obreras y el sector empresario para mantener la paz social hasta marzo, en los últimos días se conocieron varios episodios que afectan al menos 250 puestos de trabajo. Uno de ellos se produjo en una empresa del ministro de Modernización, Innovación y Tecnología porteño, Andy Freire: es Avenida.com, un sitio web que despidió a 120 trabajadores; según la puntocom, se trata de un proceso de reestructuración ante la retirada de capitales indios que apoyaban el proyecto.

Además, en La Rioja, la empresa Hilados apuró la efectivización de 130 despidos que había anunciado a principios de mes, según informó el portal Infogremiales. Por otra parte, en Quilmes, la regional local de la Unión Obrera Metalúgica anunció un bloqueo de los ingresos al Parque Industrial, en protesta por violaciones al convenio. Según fuentes sindicales, algunas empresas allí radicadas estarían despidiendo trabajadores como represalia por las denuncias formuladas ante el Ministerio de Trabajo.