El consumo de carne vacuna volvió a caer este año en el marco inflacionario y de la brutal caída del poder adquisitivo del salario y de los aumentos de precios.

La Cámara de la Industria Cárnica de la Argentina (Ciccra) informó que el consumo per cápita de carne vacuna fue de 50,8 kilogramos por habitante por año (kg/hab/año) entre enero y septiembre de este año, lo que equivale a una caída del 10,5% anual y de 6 kg/hab/año.

A la par, el sector lácteo informó que el consumo de leche per cápita retrocedió en 2019 a 176 litros, lo que equivale al nivel más bajo en 29 años, como resultado del contundente aumento del precio minorista que en el último año ronda el 100%.

Por el lado de la carne es un momento pésimo para el mercado interno pero el negocio volvió a estar en las exportaciones.

“Al mercado interno se habrían enviado 1,712 millones de toneladas de res con hueso (r/c/h) en lo que transcurrió de 2019, cerca de -9,6% r/c/h menos que en igual período de 2018. Esto implica que el mercado interno habría absorbido 75,0% del total producido” lo que representa una caída de puntos porcentuales.

En este panorama, destacó Ciccra, “la cadena de valor de la carne vacuna está a las puertas de establecer un nuevo máximo histórico en materia de exportaciones. Hasta el momento el récord está ubicado en 1969 (775 mil tn r/c/h) y el segundo registro más elevado en 2005 (745 mil tn r/c/h)”.

En ese contexto los ingresos por exportaciones llegaron a U$S291,1 millones en el octavo mes del año, un crecimiento de 63,3% anual (112,8 millones de dólares adicionales), producto de una recuperación del precio promedio de 10,0% anual, que llegó a 3.684 dólares por tn r/c/h.

La facturación por exportaciones de carne vacuna llegó a U$S1.739,2 millones, con un crecimiento de 41,5% interanual (+509,9 millones de dólares). El precio promedio se ubicó en 3.552 dólares por tonelada de res con hueso  y quedó 3,4% por debajo del promedio correspondiente a enero-agosto de 2018, concluyó el informe del sector.

En cuanto a la leche la explicación del retroceso tiene que ver con la concentración del mercado, que desde la salida de Sancor está prácticamente dominado por la empresa La Serenísima, que define la enorme mayoría de los precios.