Fue una operación de pinzas casi perfecta. En el microcine del Palacio de Hacienda, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, acompañado de su par de Finanzas, Luis Caputo, anunciaba medidas de ajuste para ahorrar U$S 3200 millones y reducir así el déficit fiscal en otro 0,5% del PBI. Casi a la misma hora, con un comunicado de seis párrafos bien concisos, el Banco Central anunciaba un nuevo torniquete monetario, llevando la tasa de referencia al 40% anual y limitando la cantidad de moneda extranjera que podrán tener los bancos en su cartera. El BCRA «tomó estas decisiones con el objetivo de evitar comportamientos disruptivos en el mercado de cambios, así como para garantizar el proceso de desinflación», rezaba el texto.

Esa fue la respuesta que el gobierno dio el viernes a la mañana, intentando morigerar los daños sufridos esa semana de sólo tres días hábiles, tan corta pero intensa. Lo logró a duras penas: el dólar consumó una suba del 8,3% en apenas diez días y cerró en su versión minorista a $ 22,28, tras haber rondado la barrera de los $ 23 un día antes.

La artillería desplegada significó entre otras cosas la pérdida de reservas por parte del Central de U$S 4847 millones (muchos de los cuales se habría llevado el JP Morgan en una sola tarde tras desarmar sus posiciones en Lebacs, según operadores del mercado financiero) en apenas diez días. Pero las medidas tomadas para frenar la corrida cambiaria tendrán una fuerte repercusión lejos de las mesas de dinero y más cerca de la economía real y los bolsillos de la gente.

Jugada fuerte

Por lo pronto, lo que no se puede soslayar es la magnitud de la respuesta del Central en materia de tasas. Fue una marcha atrás con la línea que le bajó el ala política del gobierno a Federico Sturzenegger en la recordada conferencia de prensa del 28 de diciembre, en la que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, junto con Dujovne y Caputo, anunciaron un relajamiento de la meta de inflación. Si la movida buscaba forzar al titular del BCRA a bajar las tasas para mantener el nivel de actividad, esta sucesión de tres violentas subas en el tipo de interés (tres puntos el viernes 27, otros tres el jueves y 6,75 el último viernes) prenuncia lo contrario, una inevitable merma en el ritmo de crecimiento. Como punto de comparación, el 40% de la tasa actual supera el 38% que se había fijado el Central a comienzos de 2016, a la salida del cepo cambiario, y que fue uno de los motivos por los cuales la economía entró en recesión y terminó aquel año con una caída de 2,3 por ciento.

¿Por qué corre riesgo de enfriarse la economía? Lo explica el comunicado de CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa), que advierte que la suba de tasas «es preocupante, porque no sólo encarece los costos financieros de las pymes sino que se vuelven a desviar fondos que deberían destinarse a inversión productiva al mercado financiero». El comunicado también pidió «que la suba de la tasa de interés tan brusca y pronunciada para contener el dólar sea transitoria». Algo muy parecido reza la declaración de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme): la combinación de tasas tan altas después de una devaluación «condena a las pymes a padecer costos desmedidos a la hora de financiarse, condiciones prohibitivas para acceder al crédito productivo y la ruptura de la cadena de pagos».

La obra pública

La preocupación es compartida por otros grandes jugadores locales. Por ejemplo, las empresas del rubro de la construcción, que fue la locomotora de la recuperación económica del año pasado. «Esto complica seriamente el capital de trabajo y los créditos que hay que tomar en el corto plazo», dijo Gustavo Weiss, presidente de la Cámara de la Construcción.

En ese sector, que ocupa a unas 418 mil personas y que en el primer trimestre del año había crecido 14,3% con relación al mismo período de 2017 según el Indec, temen por otra de las medidas que anunció Dujovne: el recorte del gasto estatal, con eje en la obra pública. Weiss explicó que los proyectos de participación público-privada (PPP) no reemplazarán el hueco que pueda dejar el gobierno en ese rubro. «El esquema de PPP es factible para obras de magnitud, pero no para otras de menor monto, como la construcción de redes de agua y cloacas, pavimentos en un barrio o una escuela. Esta es la parte que va a estar complicada», dijo Weiss. Si eso ocurre será un golpe a la estrategia política de Cambiemos, que basa su búsqueda de votos en realizar obras de infraestructura que le mejoren de manera directa la calidad de vida a la gente. ¿Cómo hará para continuarlas?

Lo curioso es que los temores por el efecto de estas medidas son compartidos por el gobierno. «Sería un necio si no dijera que las altas tasas no afectan el nivel de actividad. Pero es peor esta espiral de volatilidad e incertidumbre. Esperemos que las subas sean lo más transitorias posible», dijo Dujovne.

Ataque al bolsillo

Como en un gallinero, las medidas macroeconómicas tienen un fuerte impacto más abajo, en la microeconomía de la gente. La suba de tasas repercutirá en los resúmenes de las tarjetas de crédito, para quienes intenten financiar una parte de sus compras; en los préstamos personales que otorgan los bancos, que hasta ahora promediaban una tasa nominal de entre 35% y 37% más los costos financieros; y en los recargos que aplican los comercios para los pagos en cuotas con tarjeta de crédito, que tienen incorporada la tasa de interés.

Pero en los bolsillos también tendrá impacto directo el valor ya alcanzado por el dólar y que, a la corta o a la larga, se incorporará a los precios. «Subestimamos algunos fenómenos como el pase de la devaluación a la inflación o el impacto de las tarifas», se sinceró esta semana el secretario de Comercio, Miguel Braun. En ese sentido, todo indica que la primera repercusión se notará en las estaciones de servicio: la combinación entre un dólar más caro y el aumento del precio internacional del petróleo (pasó de 56 a 73 dólares en cuatro meses) se puede traducir la semana entrante en un aumento de las naftas de entre 5% y 10%, que se sumará al 28% que ya subieron desde octubre, cuando el Ministerio de Energía liberó los precios.

Los efectos también se reflejan en el sector de alimentos. Según la agencia Télam, el mayor precio del trigo, valorizado en dólares, hizo subir la harina un 9%, por lo que pronto podría volver a aumentar el valor del pan. Eduardo Buzzi, expresidente de la Federación Agraria Argentina, alertó sobre el mayor precio de los insumos y fertilizantes utilizados en el campo, en su mayoría importados.

Las tarifas de servicios públicos, que ya son tema de fuerte debate (ver páginas 8, 9 y 11), también subirán más de lo ya previsto como consecuencia de la devaluación. Se debe a que el valor del gas en boca de pozo, que se usa para abastecer a los hogares y también para la generación de electricidad, está dolarizado.

El único precio que apunta a mantenerse sin cambios es el de la mano de obra. El gobierno ratificó la meta de inflación de 15% para todo el año (a pesar de que el último relevamiento hecho por el Banco Central entre analistas, bancos y consultoras arrojó una expectativa siete puntos mayor) y la intención es que los salarios no superen ese techo, pase lo que pase. «El 15% es un número que ordena la economía. Las paritarias se firmaron en ese nivel y eso ayudará a bajar las expectativas», afirmó Dujovne. 

Un remedio: mercado de capitales

Los expertos en finanzas les han insuflado a los funcionarios del gobierno la misma idea: la aprobación de la ley que reforma la ley kirchnerista de mercado de capitales es la llave maestra para que la Argentina recupere la confianza perdida de los inversores.

Así, este proyecto será tratado el miércoles próximo luego de un acuerdo entre el oficialismo, el Frente Renovador y el peronismo federal.

El proyecto facilita el acceso de las pymes al mercado de capitales. Visto desde otro ángulo, amplía el radio de acción del capital especulativo en la economía nacional, al levantar las pocas restricciones que quedan a su circulación.

Los expertos en finanzas estiman que esta aprobación será la clave para que Morgan Stanley declare a la Argentina mercado emergente.

Las medidas

El Poder Ejecutivo y el BCRA anunciaron una serie de medidas el viernes pasado:

 El BCRA subió la tasa de interés de política monetaria al 40%.

 El BCRA subió al 47% la tasa de interés que le cobra a los bancos por prestarles plata a siete días. Si el préstamo es por 24 horas, la tasa es del 58%.

 Los bancos deberán vender en el mercado local dos tercios de sus tenencias de dólares (entre 1200 y 1800 millones de dólares).

 El ministro Dujovne confirmó el techo a las paritarias del 15% con la excusa de la ratificación de la meta de inflación para este año del 15%, la que sería «un programa de gobierno» aunque no tiene ninguna otra aplicación práctica.

 Dujovne anunció un recorte de la obra pública por $ 30 mil millones para este año. También, que habrá otro ajuste en el gasto de bienes y servicios (no especificados) por la misma magnitud.

 El ministro Caputo aseguró que el gobierno no tomará más deuda en los mercados internacionales.

 El BCRA anunció que intervendrá, de ser necesario, en el mercado del dólar futuro.

«A un paso del default»

Cuando los partidos que integran Cambiemos eran oposición, solían recurrir a las opiniones de la prensa extranjera para criticar al gobierno especialmente, durante el mandato de Cristina Kirchner.

En los últimos días, la prensa internacional ha sido muy dura con el gobierno que encabeza Mauricio Macri. Desde la revista estadounidense Forbes, que aseguró que ya era hora de desarmar las inversiones en la Argentina, hasta el diario italiano La Repubblica, que planteó que el país se encuentra «a un paso del default».

Ayer, el New York Times indicó que las medidas que tomó el gobierno nacional, si bien ayudaron a reestablecer los mercados, «chocarán con las perspectivas de la ambiciosa reforma económica del presidente. También tienen el potencial de frenar el crecimiento, lo que aumentará el descontento político».

El diario neoyorquino observó que «las altas tasas de interés tienen costos económicos. Hacen particularmente difícil para las empresas y los consumidores pedir dinero prestado. La falta de gasto, a su vez, puede ralentizar el crecimiento y, finalmente, provocar una recesión». Y concluyó: «Políticamente, todo esto pone al Sr. Macri en una posición más precaria».

El Financial Times caracterizó que esta es la primera «prueba seria» a la que los mercados especulativos someten a Macri.

En las opiniones vertidas desde el exterior también se destacan las que provienen de los bancos y calificadoras de riesgo que hasta ahora mimaron al macrismo. Por caso, Fitch Ratings rebajó la perspectiva de la deuda pública argentina de «Positiva» a «Estable» por la corrida cambiaria, el déficit fiscal y la inflación.

Los mismos argumentos empleó el banco JP Morgan para advertir a los suscriptores a sus boletines sobre el futuro argentino. Cabe destacar que este banco es sindicado como el más beneficiado por la primera etapa de la corrida cambiaria, cuando el BCRA vendió U$S 2100 millones entre el lunes 23 y el miércoles 25 de abril y sostuvo el valor del peso en torno de $ 20,50 por dólar.

«El PPP es complementario»

En la conferencia de prensa del viernes pasado, los ministros Dujovne y Caputo destacaron el papel de los proyectos de participación público privada (PPP) ya que los mismos se mantendrán a pesar de la caída de la obra pública este año, calculada por los funcionarios en 30 mil millones de pesos.

Sin embargo, el peso de los PPP en el conjunto de la obra pública, y de la economía, no es lo que el gobierno sugiere. Según Gustavo Weiss, presidente de la Cámara de la Construcción, los PPP «no reemplazan la obra pública, la complementan».

El empresario observó además que el PPP se emplea en algunas obras en particular, de magnitud, mientras que el grueso de la obra pública está formado por obras de acceso al agua, cloacas o pavimento en los barrios.

Por otro lado, la suba de las tasas de interés y el nivel inflación alto impactan en los cálculos ya hechos para las seis obras viales que se licitaron en base al PPP. Porque si bien el financiamiento es externo, el costo de las obras se verá afectado, con lo cual la ecuación financiera de las constructoras se modificará. El PPP también sufre la devaluación. «