La pérdida del poder adquisitivo en las clases populares es uno de los sellos de la era Macri. Desde la asunción de Cambiemos, el valor de los salarios, jubilaciones y asignaciones sufrió una caída en torno al 20 por ciento. Producto de la devaluación de agosto, esa situación se agravará y profundizaría esa caída en un 1,5% más.

El poder adquisitivo es la capacidad de compra a partir del ingreso. Por ejemplo, los ingresos de una persona le alcanzan para comprar diez productos determinados; un año después, los ingresos le alcanzan para comprar ocho de esos productos; así, el poder adquisitivo de esa persona cayó un 20 por ciento.

En el nivel de la economía más general, el cálculo implica cruzar a la inflación con el salario (u otro tipo de ingreso). Los últimos datos del Indec sobre inflación y salario (Índice de Precios al Consumidor y Coeficiente del Valor Salarial) muestran que entre junio del año pasado y el mismo mes de 2019, la pérdida del poder adquisitivo fue del 10,14 por ciento. Los datos oficiales de agosto, tanto de inflación como de salario, estarán disponibles a mediados y fines de septiembre, respectivamente.

La devaluación del peso con respecto del dólar es depredadora. El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) estima que producto de la última devaluación, durante agosto el poder adquisitivo caerá en un 1,5%. Para el cálculo, CEPA utilizó una estimación propia para el salario y los pronósticos de inflación del REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado), elaborado por el Banco Central en base a los cálculos de 50 especialistas.

De concretarse la caída del 1,5%, sólo sería comparable con las ocurridas luego de las grandes devaluaciones de 2018: en mayo, con una devaluación del 22%, la baja fue del 1,62%; y en agosto, con una devaluación del 35,5%, del 2,6 por ciento.

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(Foto: Xinhua)


De esa misma forma, CEPA calcula que desde la asunción de Mauricio Macri hasta fin de este año la pérdida del poder adquisitivo de los asalariados será del 21,44%. «La característica principal del gobierno de Cambiemos ha sido la pérdida del poder adquisitivo. Dejarán el gobierno con una caída en torno al 20% en los ingresos populares. A veces, los números parecen fríos o que dicen poco, pero es una barbaridad porque puede comprar menos, porque implica menos reclamos sindicales y laborales, y porque en términos macroeconómicos es una caída del consumo fenomenal, y sabemos que el consumo es el principal componente de la demanda agregada en la Argentina», evaluó Hernán Letcher, titular del CEPA.

Con esta estimación y diagnóstico coincide Matías Barroetaveña, director del Centro de Estudios Metropolitano (CEM), de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). «Según nuestros cálculos, la caída del poder adquisitivo quedará alrededor del 18% a fin de año. Esto significa que para diciembre habrá unos 84 mil pobres más. Es parte de un círculo vicioso: pérdida de poder adquisitivo y caída del gasto público, por lo cual hay un achicamiento permanente del mercado interno, que deriva en una caída de los ingresos del Estado por menos recaudación, lo cual lleva a un nuevo ajuste y recorte del gasto público», analizó.

Santiago Fraschina, director de la carrera de Economía en la Universidad de Avellaneda (UNDAV), hizo el cálculo en dólares: «En 2015, el Salario Mínimo Vital y Móvil medido en dólares se ubicaba primero en Sudamérica. En 2019, se ubica noveno, sólo por delante de Venezuela. Es una caída abrupta», describió.

«Estoy convencido de que uno de los objetivos del gobierno de Macri era pulverizar el salario en dólares y lo lograron. Nos quisieron hacer creer que con eso el país iba a lograr competitividad, pero las exportaciones no aumentaron. Quedó demostrado que no es así. Es uno de los mitos que derrumbó el macrismo. Tienen el concepto ideológico de que el problema es el costo laboral, no sólo en dólares sino en derechos, por eso apuntaban a la reforma laboral, avalados por el FMI. Decían que eso iba a traer la lluvia de inversiones. Ese mito se destrozó en los cuatro años del macrismo», afirmó Fraschina.

Reapertura de paritarias

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A raíz de esta debacle salarial, distintos gremios privados y estatales comenzaron a tomar medidas de fuerza con el reclamo de reapertura de paritarias como bandera. El REM colocó a la proyección de inflación a fin de año en torno al 55 por ciento. Antes de la devaluación, el pronóstico era de un 40 por ciento. La mayoría de los sindicatos cerraron paritarias en torno al 30%. La recomposición de la diferencia es el gran reclamo.

Delegados de ATE Capital, a mediados de agosto, fueron a reclamar a distintos estamentos del Estado. La respuesta obtenida fue una brutal represión en las inmediaciones del Palacio de Hacienda. Los trabajadores del neumático (SUTNA) se movilizarán mañana. La Bancaria, liderada por Sergio Palazzo, pidió el martes último un bono extraordinario. Los aceiteros iniciaron el miércoles último una huelga nacional.

«Estas empresas, grandes ganadoras del modelo agroexportador, se han favorecido con la brutal devaluación y no han tenido reparo alguno en trasladarla a la mesa de las familias argentinas en el precio del aceite comestible», denunciaron los aceiteros.

En Latam, el gremio de Aeronavegantes publicó: «Desde esta asociación consideramos (el bono) como insuficiente, dado el desfasaje de salario con el que contamos por correr de atrás a la inflación, la consecuente pérdida de poder adquisitivo y la falta de respuesta ante otros reclamos que vienen de larga data».

Rodolfo Daer, titular del sindicato de la alimentación de Capital Federal, confirmó este martes que reabrirá la discusión en su sector, pese a que la enorme crisis industrial incluye cierre de fábricas y despidos. Miguel Acevedo, titular de la Unión Industrial Argentina, se mostró abierto a rediscutir los salarios.

La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE Nacional) convocó a un paro nacional para el martes próximo, con el mismo objetivo.

En la misma línea se inscribe el acampe de los movimientos sociales, realizado el miércoles último, para exigir el incremento del valor de los planes y su extensión a todos los desocupados. En tanto, CTEP Capital, UTE (docentes), ATE y AGTSyP (Subte) realizaron ollas populares y convocaron a una movilización a la Legislatura para este viernes.

Medidas insuficientes

Ante esta situación, el gobierno ha lanzado una serie de medidas destinadas a paliar la crisis salarial: descuento de $ 2000 en los aportes personales a la Seguridad Social a los trabajadores privados; bono de $ 5000 a los empleados públicos; elevación del piso del Impuesto a las Ganancias; quita del IVA a productos de la canasta básica; incremento del 35% del Salario Mínimo Vital y Móvil; y aumento de emergencia a beneficiarios de planes sociales.

«No alcanza. Son aumentos insuficientes dado el salto de la inflación. Igual que las medidas de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, que vienen con un mes de demora. La Ciudad tampoco ha hecho algo contundente», dijo Barroetaveña.

Para Fraschina, «todos los indicadores van a empeorar en el futuro: ningún ingreso va a aumentar un 55%, así que se va a seguir perdiendo; sobre todo, en el rubro alimentos y bebidas». «

La brecha está en alimentos y bebidas

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(Foto: Eduardo Sarapura)


El rubro «Alimentos y Bebidas» es clave para entender el sentido regresivo de la crisis, que afecta más a los sectores más vulnerables. «La crisis es sobre todo alimentaria. En el último año, el Salario Mínimo vital y Móvil creció un 30% mientras que los precios de los alimentos crecieron un 60%. Así, repercute más en el diez por ciento más pobre de la población, que destinan la mayor parte del ingreso a comer», destacó Santiago Fraschina de la Universidad de Avellaneda.

Según el último informe del Indec sobre inflación, de julio, cuando la inflación se había retraído un poco, la variación interanual de «Alimentos y Bebidas» alcanzó al 58,1%. Pero no todos subieron igual. Leche, productos lácteos y huevos; aceites, grasas y manteca; café, té, yerba y cacao; azúcar, dulces, chocolate, golosinas, lo hicieron por encima de ese nivel.

Para agosto, las principales consultoras otorgan valores inflacionarios que rondan el 4%. La de Orlando Ferreres, OJF, estima una inflación del 3,8%, con igual porcentaje para «Alimentos y Bebidas». En tanto, Elypsis coloca la general en 4,2% y advierte: «En Alimentos y Bebidas, los precios subieron 9,1% desde las PASO y 5,9% promedio en el mes. Desde las PASO, el 32,3% de los productos de ese rubro incrementaron sus precios».

Por su parte, Focus Market desglosa por ítem: Enlatados de Pescado, 23,5%; Fernet, 20,6%; Premezclas, 20,1% y Chocolates, 19,6%. La lista continúa.