Tras las declaraciones del presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, quien acusó a los supermercados de ser unos ladrones, el director ejecutivo de Asociación de Supermercados Unidos (ASU), Juan Vasco Martínez, respondió que esas expresiones “son de demagogia pura o muestran una ignorancia de las cadenas comerciales que resultan impropias de la presidencia de una institución como la SRA al sostener las falsedades manifestadas por su Sr. Presidente” y agregó que su interés es “reorientar el fondo de la cuestión a un debate serio”.

Luego, en un comunicado, el hombre de los supermercados dijo: “Previo a cualquier debate, quisiéramos señalar que ‘buscar un culpable’ suele tener éxito a la hora de la consecuencia comunicacional, pero, mediante expresiones falaces y de un alto impacto efectista, no hace sino frustrar cualquier posibilidad de análisis certero de la realidad”.

Para rebatir las declaraciones de Etchevehere, Juan Vasco Martínez enfatizó en tres producciones básicas en el mundo agropecuario: carne vacuna, lácteos y frutas y verduras. Explicó Martínez: “En carne vacuna nos encontramos con decenas de miles de productores ganaderos, cerca de un millar de frigoríficos y matarifes, y una gran cantidad de bocas finales de expendio. De entre estas últimas los supermercados (todos y cada uno y no sólo las ‘grandes cadenas’) representan sólo un 25%. En frutas y verduras la participación del supermercadismo apenas alcanza el 14%. En lácteos la participación del canal (40%) es superior a los anteriores valores e incluso a la general en el mercado de consumo masivo (36%) frente a una gran cantidad de tamberos (mayoritariamente pequeños productores) y un amplísimo universo de minoristas (desde grandes cadenas de supermercados a kioskos, pasando por autoservicios y almacenes) y en el medio hay, unas pocas procesadoras lácteas”.

Ante estos datos Martínez contraatacó: “Afirmar que los supermercados son los ‘ladrones’ que se ‘quedan con el dinero de productores y consumidores’ no pasa de ser una declaración infundada, porque en ninguno de los tres mercados existe una posición hegemónica que permita distorsionar el mismo”. Y agregó que “los números tienen que ver con participación medida en el mercado formal” porque “si midiéramos el mercado informal (de alarmante magnitud, por cierto), sería aún menor”.

Luego Martínez enumeró otras apreciaciones: “Con los porcentuales de participación en el mercado, identificar precio al consumidor con precio en góndola (que remite a supermercados) es erróneo. Esa comparación invisibiliza los pasos intermedios de la cadena comercial y omite la incidencia del estado (vía impuestos y contribuciones). Cuando se compara el precio del ganado en pie con el de un corte de carne en la góndola de un supermercado, se está olvidando que un animal de 400 kilos no produce dos medias reses de 200, sino que tiene una merma de alrededor del 45% de su peso, con lo cual el resultante son dos medias reses de 110 kilos, y de esas medias reses, al procederse a su despostado hay una nueva pérdida estimable que oscila entre el 22 y el 25%. Consecuentemente, de los 400 kilos llegan a la góndola, en el mejor de los casos, 170 kilos de carne. Para llegar a esos 170 kilos de carne el supermercado tiene una serie de costos operativos, de los que sólo queremos destacar dos: trabajo plenamente registrado (pagando sueldos y contribuciones) y cargas impositivas (23,5% sobre precio neto de IVA). ‘Curiosamente’, un informe de CICCRA sostiene que ‘Así, en el primer semestre el valor de la hacienda en pie trepó 49,7% y el de la carne en el mostrador 47,5%’. Tal vez, y pensando por vía de hipótesis en la buena fe del Sr. Etchevehere, para él, tener empleo plenamente registrado y cumplir con todas y cada una de las cargas impositivas no resulta relevante a la hora de analizar una cadena comercial. Para los supermercados, sí”.