En menos de un año Brasil pasó de ser la esperanza de la reactivación económica argentina a una amenaza para la producción local. Como viene señalando Tiempo, el caso automotriz es en la actualidad el ejemplo más visible de un fenómeno que supera con mucho a ese sector. El país vecino palia su crisis interna de ventas colocando los stocks acumulados de autos en la Argentina donde tiene lugar la extraña combinación de un boom de ventas de autos 0 Km con una lenta pero contundente desaleración de la industria y el empleo. Se trata de una situación de la que sacan provecho las terminales automotrices con plantas en ambos lados de la frontera. Y en la que el gobierno nacional deja hacer.

Los números certifican la situación. La consultora Abeceb difundió el 1 de noviembre un informe de comercio exterior basado en datos de la administración vecina en el que destacó que en octubre el intercambio con Brasil «quebró su tendencia positiva» con una caída del 7,5% atada a la retracción de las exportaciones argentinas.

La balanza comercial bilateral registró el mes pasado un saldo negativo de U$S 340 millones, «profundizando el déficit registrado en octubre de 2015, de U$S 226 millones», con lo que Argentina acumuló en el año respecto al socio un déficit comercial de U$S 3708 millones y prácticamente duplicó el déficit que se había acumulado en 2015 hasta el mismo mes (U$S 2051).

El esquema del universo automotriz se está repitiendo con variaciones en otros sectores de la producción al calor del modelo de relación que llevan adelante las nuevas administraciones de ambos países.

La industria gráfica planteó su caso. El secretario General de la Federación Gráfica Bonaerense (FGB), Héctor Amichetti, explicó que el sector tiene una actividad estrechamente relacionada con la industria de la alimentación y señaló un ejemplo particular: la empresa Arcor importa el producto Bon o Bon desde Brasil, con su packaging y envoltorio fabricado en el socio principal del Mercosur. «Otras empresas importantes están trayendo también etiquetas y en poco tiempo van a entrar medicamentos con sus cajas y prospectos», adelantó Amichetti. «El gobierno niega el impacto de las importaciones pero se está viendo en concreto todos los días.»

El secretario de la Unión Industrial y titular de la Federación de la Industria Gráfica (Faiga), Juan Carlos Sacco, informó que el rubro más afectado es el de los libros que años atrás en un mercado de U$S 100 millones pasó de comprarle el 80% a Brasil importar solamente el 20 por ciento. A partir de medidas específicas del gobierno de Mauricio Macri, «volvemos a estar muy mal en libros», lamentó Sacco, quien planteó un horizonte oscuro: «Hoy desde Brasil se importa desde un libro hasta un envoltorio de un caldito sin que se les aplique una restricción.»

La diferencia de potencial entre las dos economías favorece previsiblemente a los verdeamarelos, cuya ambición es consolidar una relación bajo las normas del libre comercio. Por ejemplo, en el caso automotriz, hace pocos días los gobiernos extendieron el acuerdo bilateral que le permite a Brasil exportar al país U$S 1,4 dólares por cada dólar que importa desde Argentina pero en la negociación Brasil logró imponer su voluntad de avanzar hacia un futuro cercano de fronteras abiertas.

Lejos todavía de una relación de ese tipo, este sector despedirá el año con un rojo del 11,3% en la producción, informó Abeceb, «ya que la mejora (en los primeros nueve meses) del 8,7% en los patentamientos no logra compensar el descenso del 27% en las exportaciones».

Las importaciones desde Brasil ya generaron reclamos discretos de los industriales agrupados en la UIA. En sus informes económicos, la entidad fabril se cuida por ahora de señalar el impacto exacto que genera la llegada de productos desde Brasil. Pero la aceleración de los envíos desde el país vecino comienza a provocar reclamos más fuertes. En el sector del calzado, las importaciones desde Brasil crecieron a un ritmo promedio del 10 por ciento. En el sector textil aseguran que ese crecimiento es del 5 por ciento. Quizá por eso el gobierno salió la semana pasada a avisar que podría poner topes a la importación de algunos productos industriales terminados. «