El triunvirato de la CGT no está atravesando su mejor momento.

La política desenvuelta desde la reunificación y su negativa a convocar a un paro nacional por la reapertura de las paritarias, en un contexto de pérdida del poder adquisitivo del salario de entre un 7 y un 15% y de crecientes despidos, ha cosechado rechazos de parte de las conducciones de ambas CTA e incluso de varios sectores que militan dentro de la CGT como la Corriente Federal de los Trabajadores (CFT) y otros vinculados al moyanismo con el líder de los camioneros a la cabeza, aunque con la sugestiva excepción de Juan Carlos Schmid.

Los más encendidos llegaron a plantear, incluso, la posibilidad de una ruptura de la CGT a menos de dos meses de su reunificación.

La conformación de la mesa tripartita del «diálogo por la producción y el trabajo» que se reunirá el próximo miércoles y resulta de la influencia decisiva de la Iglesia y el propio Papa sobre los dirigentes sindicales, tendrá una agenda acotada. Es que el mismo triunvirato retiró de su pliego el reclamo de la reapertura de las paritarias y lo limitó al pedido de un bono que, luego de los 1000 pesos otorgados a los jubilados que cobran la mínima y los hogares beneficarios de al menos una AUH, pasará a discutirse para los trabajadores bajo convenio en la mesa del miércoles con los empresarios y el gobierno. Si bien seguramente será abordado «sector por sector», las aspiraciones del triunvirato apuntan a que se garantice un piso general para el paliativo. 

Héctor Amichetti, secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense y referente de la CFT, señaló a este diario que «en el Confederal hubo una postura mayoritaria muy inclinada en favor de un paro general y un plan de acción. Para eso se les dió mandato. Lo que se puso en diálogo con el gobierno es muy acotado. La única manera de recomponer el poder adquisitivo es reabriendo paritarias que, además, sirven para reactivar el consumo y la producción.», se quejó.

Hugo Yasky, por su parte, declaró a Tiempo que «no hubo voluntad del triunvirato de la CGT de sostener los ejes que se planteaban en el documento ‘De mal en peor’. Los dos temas vitales para los trabajadores, que son la reapertura de las paritarias y los despidos en el sector público, quedaron absolutamente desplazados de la agenda. La respuesta del gobierno fueron dos grajeas homeopáticas que nos sacaron del eje del paro nacional que servía para parar el ajuste.»
Pablo Micheli de la CTA Autónoma, coincidió en que «el acuerdo es absolutamente insuficiente. La CGT, y en particular Acuña y Daer, se equivocan. No es esa la sensación térmica de los trabajadores.»

Efectivamente el clima que anida por abajo no es precisamente de quietud. Más allá de la persistencia de los despidos, ya hay sindicatos que se han volcado a luchas parciales. Los diversos gremios aeronáuticos pararon por el salario y forzaron conciliaciones. La Bancaria se encuentra en un plan de lucha con paros escalonados por la reapertura con miras al paro nacional del gremio a realizarse el próximo 28 de octubre. Los docentes universitarios también vienen de dos días de paro nacional y se disponen a continuar la semana próxima. El miércoles la regional cordobesa de la CGT impulsa una jornada de protesta con paros y movilizaciones.

Amichetti, alertó que si efectivamente el triunvirato no convoca un paro nacional, «se va a dar por abajo. Cada uno de nosotros, en cada gremio o en las regionales que ya están desarrollando acciones propias como en Córdoba o los municipales santafesinos que van a un paro general, las seccionales de la zona sur también van en ese sentido.»

Para Micheli, «ya se está produciendo un desborde y hay acciones particulares».

Por ese motivo es que Hugo Yasky y Pablo Micheli buscan tallar al interior de la CGT y se proponen hilvanar un acuerdo para impulsar una medida de acción. Yasky adelantó que «durante la semana que viene nos vamos a reunir con sectores de la CGT como la CFT y Pablo Moyano, así como con la CTA de Micheli. Estamos construyendo una convocatoria con todos los movimientos sociales, de donde saldrá una jornada de lucha cuya fecha y características vamos a consensuar. Una de las posibilidades es unificar con el paro bancario.»

Micheli confirmó que «las dos CTA están aseguradas, no descartamos bancarios, camioneros, u otros como canillitas, además de los movimientos sociales que acompañarían una marcha. Podría ser el 28.»

Una medida como a la que aspiran las CTA implicaría, en los hechos, una fractura de la CGT que difícilmente dirigentes como Sergio Palazzo o Pablo Moyano estén dispuestos a producir bajo presión de Yasky y Micheli. 

El fantasma de la fractura

El acuerdo de la semana pasada generó mucho ruido al interior de la CGT. 

La reunión de Consejo Directivo planificada para el jueves fue suspendida. Los miembros del triunvirato mantuvieron un hermetismo absoluto a la hora de explicar los motivos pero todo indica que se pretendió poner paños fríos a una reunión caliente. 

Pablo Moyano dejó trascender su indignación y desafió al triunvirato augurando que «pediría explicaciones». Al día siguiente Héctor Daer declaró que «Pablo es un dirigente que tiene esa costumbre de adjetivar permanentemente los actos. Respeto sus expresiones, pero no hay lugar para una ruptura, a nosotros nos costó mucho la unidad».

Andrés Rodríguez, de UPCN, en declaraciones a AM 790 aseguró que «la CGT para nada está dividida, está unificada y unida».

Por fuera, Gerónimo Venegas de la oficialista UATRE , en declaraciones a este diario aseguró que «la CGT tiene serios problemas internos. Ninguno de los tres secretarios piensa igual. Es posible que se rompa. Hay mucha conflictividad y cuanto más se avance, más problemas van a tener».