Las filtraciones a la prensa afín al gobierno de datos del Indec, desde los de inflación minorista hasta una parte de los de pobreza, junto con los dos proyectos de modificaciones en danza –todos emanados desde el gobierno– para su transformación en un organismo técnico sin la potestad de definir las políticas estadísticas, forman parte de un cóctel explosivo que puede dar por tierra con la campaña con la que el gobierno prestigia al organismo estadístico que dirige el peronista Jorge Todesca.

Según confiaron a Tiempo técnicos del Indec, se trata de un nuevo capítulo en la disputa entre el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y Todesca, que ha tenido varios episodios. El más resonante fue la desmentida pública del Indec a la afirmación de Dujovne, en julio de 2017, de que habría una revisión de las cifras de pobreza en el Gran Córdoba (40,1 por ciento). El organismo expresó su «preocupación que las manifestaciones del Señor Ministro puedan ser interpretadas como una afectación de la independencia técnica del organismo».

Si bien el Indec es un organismo que goza de autonomía, depende orgánicamente de Hacienda. La gestión de Todesca, de trayectoria en el peronismo duhaldista y lejano al núcleo duro del PRO, le ha servido al gobierno para restaurar la credibilidad de las estadísticas, sobre todo por la ausencia de denuncias por parte de los trabajadores del instituto, quienes sí las hacían en el período de la intervención encabezada por el entonces secretario de Comercio Guillermo Moreno.

La falta de cuestionamientos ha tenido un costo para el gobierno, el que, por un lado, debió asumir datos de inflación contrarios a sus objetivos, y, por el otro, debió permitir un reforzamiento del margen de actuación de Todesca. El director creó tres Direcciones Nacionales con el mismo rango que la del director técnico, cargo ejercido por Fernando Cerro, con lo que erosionó su influencia. Cerro es señalado hoy como el hombre de Rogelio Frigerio en el instituto. Entre los cargos creados se encuentra la sensible Dirección Nacional de Difusión y Comunicación, a cargo de Silvina Viazzi, con una relación muy cercana a Todesca.

A ese contexto se agrega la disputa por el control del presupuesto del instituto que se destinará para el Censo 2020.

En ese cuadro, en los pasillos del Indec se cree que las dificultades del gobierno a la hora de contener la inflación y el deterioro de los indicadores esperados para el primer trimestre de este año, han estimulado al Ejecutivo para ejercer un mayor control en la elaboración y difusión de los próximos informes. 

La junta interna de ATE-Indec, una vez conocidos los borradores de los proyectos, se declaró en estado de «alerta y movilización» y ratificó su postura de «mantener el Indec ajeno a todo tipo de presiones e injerencias políticas».

Raúl Llaneza, delegado general del instituto, le dijo a Tiempo que «no nos preocupa si es una interna. Sí nos preocupa el manoseo a los trabajadores. Esto cae en medio de anuncios y operativos como la EPH, el IPC y la Encuesta Nacional de Gastos de Hogares. En ninguno de los proyectos se da real autonomía al Indec. Es necesario sostener la carrera administrativa y la planta permanente».

Según los proyectos en danza, el diseño y la gestión de la política estadística pasaría al ámbito de un nuevo Consejo Nacional de Información Estadística (CNIE), presidido por el secretario de Programación Económica y con un directorio de siete miembros con la eventual presencia sin voto del director del Indec.

Para Llaneza, «el Indec ejecutaría la política que le indicaría el CNIE. No están previstos los instrumentos que garanticen el resguardo de la independencia metodológica y la rigurosidad técnica, y que los datos publicados sean producto de los relevamientos realizados».

Por su parte, Emilio Salgado, delegado y técnico de la Dirección de Estadísticas Poblacionales, señaló que «hay un supuesto proyecto de Todesca que dijo que era para fortalecer el Indec pero está guardado bajo siete llaves. Si nos remitimos a los proyectos que se hicieron públicos implican lo contrario».

Salgado señaló que «siempre hubo presiones políticas. Desde la dictadura, que desapareció al hijo de Nora Cortiñas, que trabajaba en el Indec, y al entonces director Carlos Noriega. Hubo presiones con (Domingo, ministro de Economía de Carlos Menem y Fernando de la Rúa)Cavallo y las más conocidas de la intervención de Moreno».

Si la propuesta oficial es aprobada, «el Indec pasaría a ser un apéndice del Consejo, más fácil de manipular y con una mayor dependencia del Poder Ejecutivo. Buscan un mayor control. Ni Moreno se animó a tanto».«