La renuncia de uno de los triunviros de la CGT, Juan Carlos Schmid, produjo un nuevo cimbronazo en la breve historia de la central que va desde su reunificación en agosto de 2016 y el último de los cuatro paros nacionales que le realizaron al gobierno nacional el pasado 25 de septiembre.

La medida, con un acatamiento contundente, lejos de abrir paso a un plan de acción escalonado para impedir la aprobación del Presupuesto 2019 o, como había ocurrido con el paro del 25 de junio, homogeneizar nuevamente la conducción de la central, generó una sucesión de renuncias de dirigentes que aún no concluyeron. Andrés Rodríguez, líder de UPCN y secretario adjunto de la CGT fue el encargado de confirmar que, más allá de las deserciones, los dirigentes del ahora binomio permanecerán en sus cargos hasta la culminación del mandato en agosto de 2020 y que la estrategia, ahora, pasa por la reapertura de paritarias particulares y no por un plan de acción de conjunto.

Los “motivos personales” a los que alegó Schmid en su carta de dimisión, se sabe, son apenas una formalidad. Hay que explorar diversas aristas para dar con la punta del ovillo capaz de desentrañar los motivos de la decisión y arriesgar el rumbo que adoptará el dirigente que todavía encabeza la poderosa Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte.

Es que, a esa renuncia de peso la sucedieron la de los dirigentes moyanistas Juan Pablo Brey del sindicato de Aeronavegantes y de Sergio Sánchez titular del sindicato del Peaje alineado con Facundo Moyano que abonaron a la conjetura de que, Juan Carlos Schmid, sería la punta de lanza de un plan de éxodo masivo promovido por el dirigente camionero.

Sin embargo, desde el entorno del dirigente, aseguraron a Tiempo que “no fue una maniobra orquestada. Schmid se retira porque tiene su ciclo cumplido después de cuatro paros generales a Macri. Cree necesaria una renovación. Lo adelantó en su discurso del plenario de secretario generales de agosto.”.

Para que no queden dudas, adelantaron que “no va a ir a ninguna parte con los Moyano, nunca lo escuchamos decir algo con tanta vehemencia.”. Es que, puntualizaron, “no comulga con sacar a Macri antes de las elecciones. Además, con el kirchnerismo, no va a ninguna parte. Tuvo diferencias cuando eran gobierno y ahora también. Se siente defraudado con que el moyanismo se haya pasado a esa vereda.”.

Dirigentes históricos otrora aliados con Moyano, como el judicial Julio Piumato, el dirigente del seguro Jorge Sola, el panadero Abel Frutos y el cervecero Carlos Frigerio, por su lado, ratificaron su continuidad en la Comisión Directiva.

La Federación Nacional de Diarios y Revistas de la República Argentina, que agrupa a los Canillitas liderados por Omar Plaini, postergó para la semana próxima una reunión pautada para este martes en la que definirían su postura que, se descuenta, será la de retirarse del Consejo Directivo. Plaini, no participa de sus reuniones desde que renunciara a su cargo Pablo Moyano a fines de agosto. Todavía resta esperar la actitud que tomarán otros dirigentes vinculados en su momento con el moyanismo y que ocupan cargos de vocales en la conducción como Domingo Moreira de Ceramistas, Héctor González de Luz y Fuerza de Patagonia y Guillermo Imbroniola AEFIP.

Más allá de los matices sobre el nivel de confrontación con el gobierno entre el sector liderado por Moyano y el de Los Gordos e Independientes que hoy hegemonizan el triunvirato devenido en binomio, la clave para analizar los realineamientos hay que buscarla en la interna del peronismo de cara a las presidenciales de 2019.

El cambio de actitud de Hugo Moyano con relación el kirchnerismo dejó mal parados a varios de sus aliados que fueron muy lejos en su oposición a la ex Presidenta. Un caso emblemático es el de Julio Piumato que participó de las movilizaciones entonces opositoras encabezadas por la Corte y llegó a denunciar explícitamente al gobierno anterior de haber asesinado al fiscal Alberto Nisman.

La estrategia del dirigente Camionero, ahora, está centrada en la construcción del Frente Sindical para el Modelo Nacional (FRESIMONA) con preeminencia de sindicatos identificados con el kirchnerismo y que promueve un frente de acción común con la CTA de Hugo Yasky también identificada con la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner.  Otros sectores sindicales que se sumaron a la iniciativa, sin comulgar con esa propuesta, son partidarios de una interna de todo el peronismo sin exclusiones. La amplitud de la iniciativa aspira a alcanzar hasta a Sergio Massa por cuya fuerza, el Frente Renovador, fue ungido diputado el menor de los Moyano, Facundo. En esa línea Hugo Moyano declaró esta semana que «el problema de Argentina es Macri, no Cristina».

La movilización a Luján pautada para el 20 de octubre, contará con la participación de los movimientos sociales y, según confirmó a Tiempo Hugo Yasky, de la CTA de los Trabajadores. El evidente menor grado de confrontación que implica la medida, toda vez que se realizará un día no laborable y bien lejos de la Plaza de Mayo, muestra que el objetivo prioritario pasa por reforzar ese reagrupamiento. El bloque ya confirmó la concentración en el Congreso, sin paro, el día que se trate el Presupuesto 2019. Fuentes vinculadas al armado de este espacio que ya agrupa 90 sindicatos, en diálogo con Tiempo, se mostraron confiados en que «Schmid terminará sumándose».

Los Gordos e Independientes, junto con el barrionuevismo, apuestan a una candidatura ligada al peronismo de los gobernadores que son los que ofrecerían al gobierno los votos para la aprobación del presupuesto y que rechazan cualquier posibilidad de un acuerdo con el kirchnerismo para las presidenciales de 2019. Graciela Camaño, dirigente del Frente Renovador y esposa de José Luis Barrionuevo, dijo esta semana que «Cristina es el demonio, no puede ser candidata.». 

Otro sector que actúa por fuera de la CGT, el Movimiento de Acción Sindical Argentino liderado por el taxista Omar Viviani y el ferroviario Sergio Sasia, ya puso el foco en la candidatura del gobernador Juan Manuel Urtubey pero podría confluir, tanto política como sindicalmente, con el sector que hoy dirige la CGT.

Así las cosas, la interna de la CGT, lejos de desenvolverse al calor de los debates acerca de las estrategias para quebrar el ajuste del gobierno y el FMI, ya baila al compás de las presidenciales de 2019 y de los escaños a los que aspiran los diferentes dirigentes gremiales en las listas del peronismo.