Hace pocos días el gobierno comunicó el peor dato económico desde que Mauricio Macri está al frente del Poder Ejecutivo. En mayo la actividad cayó un 5,8%, el registro más bajo desde mayo de 2009, y encendió todas las alarmas no solo en Balcarce 50, sino también entre los economistas y consultores, y por extensión entre sus clientes, las empresas.

La Fundación Capital, que dirige el economista Martín Redrado reconoció que el dato del quinto mes del año fue una bisagra para sus expectativas a futuro. A esta altura del año, el cálculo es que la economía caerá un 0,9%, consignó a Tiempo la economista jefa, María Belén Rubio, lejos de lo que pensaban a principios de 2018, cuando después de un 2017 que parecía promisorio vaticinaban que la economía podía crecer en el orden del 2 por ciento.

La proyección también se dio vuelta para la Universidad de Avellaneda (UNDAV), que en el arranque de 2018 especuló con un posible crecimiento del 1% pero a partir del segundo trimestre empezó a corregir el pronóstico que hoy oscila entre una caída del 1 y del 2% para todo el año.

Las empresas, que son clientas de estas consultoras, dan por hechos los pronósticos a la baja y culpan al gobierno de haber echado por la borda cualquier expectativa de recuperación para 2019, año electoral, gracias a una seguidilla de medidas económicas equivocadas, en particular la firma del acuerdo con el FMI.

La queja es especialmente áspera en el sector de las pymes, que adelantan que a partir de ese anuncio las expectativas de invertir en la economía local cayeron virulentamente.

“Nadie prevé hacer una inversión de maquinaria ni en personal ni en prácticamente nada después de la firma del acuerdo con el FMI. Si algo frenó la actividad y el PBI fue ese acuerdo”, sentenció el empresario del cuero y referente de la Confederación Empresaria (CGERA).

El titular de la cámara marroquinera CIMA explicó que “si teníamos alguna esperanza de que el año que viene, por ser electoral, podía iba venir con un reverdecer de la actividad que pusiera dinero en la calle y subiera un poco el consumo se dilapidó”, agregó.

En el sector resaltó la semana pasada la caída de las importaciones, que venía siendo un flagelo para las pymes desde el cambio de timón en la política de comercio exterior desde 2016.

La caída, lamentó Aguilar, no se traduce en efectos positivos para el mercado: “Los números de las importaciones marcan que la caída está en máquinas y piezas para máquinas” lo que indica una caída de la industria local. “La caída de la importación de bienes finales –señaló el dirigente- se produjo porque se encareció el país por la suba del dólar y, además, porque se terminó el consumo y cayó el mercado interno” sumó.

Otro dirigente coincidió en reserva que en este contexto las inversiones para el año que viene “van a ser nulas si es el propio gobierno el que dice que se cae la actividad. Si las propias autoridades preanuncian un ajuste la gente por definición empieza a gastar menos. Para colmo no bajan la inflación y la caída del 5,8 es un promedio, porque hay sectores que tienen una caída muchísimo más grande desde hace 30 meses”, planteó.

Entre las consultoras que coincidieron en que el PBI bajará este año se destacó Ecolatina. En el arranque de la semana,esta consultora generó polémica con la tesis de “La maldición de los años pares”, que muchos interpretaron como una vuelta discursiva que despegaba a la administración nacional de los indicadores económicos negativos de 2018. 

La fuente, una entidad fundada por el ex ministro de Economía Roberto Lavagna, consideró que “a principio de 2018, parecía que la economía argentina se encaminaba a romper la maldición de los años pares. Sin embargo, la sequía, el fuerte ajuste de tarifas y la crisis cambiaria derrumbaron las perspectivas de crecimiento”.

Ecolatina indicó que tras la caída cercana al 3% interanual del segundo trimestre “el PBI también arrojará un retroceso en el segundo semestre del año, aunque este sería más moderado por que el impacto de la sequía se diluirá en los próximos meses”. El pronóstico de esta consultora es que en 2018, el PBI caerá el 0,6 por ciento.

La entidad planteó que en el mejor de los casos la actividad “volvería a crecer en 2019” aunque admitió que “el crecimiento del año que viene no está garantizado” porque depende del clima y de un contexto comercial y financiero favorable a nivel mundial además de “de la fortaleza electoral del oficialismo en pos de acotar la formación de activos externos privadas típicas de los años de elecciones”.