La producción fabril aumentó en noviembre un 0,4% interanual, pero en la acumulación de los once meses la cuenta da 8,6% negativo, según la consultora Orlando Ferreres y Asociados.

El dato de noviembre pone a la industria nuevamente en terreno positivo después de una caída en octubre que sorprendió cuando ya se hablaba de una recuperación.

Además, la amenaza de un rebrote enciende todas las alarmas en un sector clave de la economía.

 

Despegue

La industria arrancó el año con el lastre de una caída del 6,4% en 2019. El sector automotriz venía de un derrumbe del 22,2%; maquinaria y equipos del 11,35%; y prendas de vestir, cuero y calzado, del 11,3 por ciento. Las industrias básicas sumaban un retroceso anual del 8% y el complejo alimenticio del 0,2%, entre enero y diciembre del año pasado, pese a un repunte fuerte en el último tramo del año. 

En los primeros tres meses de 2020, con las riendas en manos del Frente de Todos, la tendencia se mantuvo. Entre enero y marzo los números dan cuenta de una caída de la industria manufacturera del orden del 6,5% en el marco de un retroceso del PBI del 5,4 por ciento.

La tasa de desocupación alcanzó el 10,4% y como consecuencia se registró una fuerte caída del poder adquisitivo del salario, aunque no solo el industrial. El salario promedio alcanzaba para pagar 1,44 m2 de construcción, el nivel más bajo en 13 años, según el instituto privado IERAL.

Viraje

El cuadro era este cuando el 19 de marzo el presidente, Alberto Fernández, anunció el inicio del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO).

En el primer tramo de la cuarentena, las fábricas quedaron fuera de lista de sectores excluidos y debieron cerrar para evitar focos de contagio. Las únicas industrias que se mantuvieron activas fueron la de la alimentación, higiene personal y sus asociadas en la cadena de producción, así como los fabricantes de medicamentos e insumos sanitarios.

De esta manera, la industria cayó el 14,6% en el primer semestre en relación a igual tramo de 2019, con notables retrocesos del 43,6% en el sector automotriz; del 37,8% en el textil; y de 33,4% en minerales no metálicos y metálicas básicas, rubros asociados a la construcción.

Las empresas intensificaron el lobby para volver a producir y, finalmente, en la Fase 3 de la cuarentena, el gobierno habilitó la vuelta de la fabricación de prácticamente todos los sectores industriales.

Asistencia

Para asistir a las empresas perjudicadas por el stand by de la pandemia, el gobierno nacional salió al ruedo con el programa ATP (Asistencia al Trabajo y a la Producción), que cubrió en buena medida los costos salariales de los privados y que, a poco de andar, fue ajustando sus alcances.

En el lanzamiento inicial, el Estado volcó $49.900 millones; a la segunda tanda, le destinó otros $40.900 millones; en la tercera, colocó $32.000 millones; y en la cuarta etapa, invirtió $27.000 millones. El ATP 5 demandó una inversión de $32.047 millones.

Futuro

Las medidas no fueron exclusivas para la industria pero el sector fabril fue de los más beneficiados por esa política del gobierno que supuso un significativo esfuerzo fiscal.

A pesar de eso, las empresas ejercieron presión sobre la agenda pública y lejos de moderar sus reclamos de grandes reformas de fondo, ratificaron esos pedidos.

Cerca de fin de año, los dirigentes más importantes de la Unión Industrial Argentina (UIA), como el presidente, Miguel Acevedo, y el vicepresidente, Daniel Funes de Rioja, tuvieron oportunidad de insistir con esos reclamos en el cierre de la Conferencia Industrial que organiza anualmente la entidad; y en un encuentro organizado por el Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (Cicyp) del que participaron los titulares de las cámaras empresarias más importantes del país. 

En el evento de la UIA fue el ministro de Desarrollo Productivo quien se encargó de acercar a los dirigentes del sector los planes del gobierno para 2021. Kulfas prometió a los industriales que el año próximo tendrán dólares garantizados para la producción; anticipó que el programa ATP se convertirá en una nueva versión del Repro bajo administración de la cartera laboral; proyectó la continuidad del financiamiento a tasa subsidiada con ventajas adicionales para las empresas que contraten personal; e informó que habrá $115 mil millones de pesos para dar créditos a pymes en el ciclo que se avecina.

El funcionario pronosticó una “recuperación heterogénea” para la pospandemia. «