El actual plan económico tiene muchas similitudes con la Convertibilidad de los ’90. La única diferencia es que el proceso actual es mucho más rápido. El eje fundamental de este lineamiento económico es la idea de asignar a los mercados la capacidad de distribuir el ingreso. Centralizar los ingresos, fundamentalmente las rentas, en los sectores minoritarios –los dueños de los mercados– se traduce en una distribución inequitativa cada vez más profunda.

La idea básica que subyace detrás del mencionado concepto es asignar a la Argentina la función de comerciar materias primas, en la división internacional del trabajo. Esto, naturalmente, significa que es un proyecto económico dirigido a una minoría de habitantes. Lo fundamental para la competencia es la exigencia de reducción del salario, que significa una reducción de consumo, reducción del mercado interno y disminución de la producción industrial. Es una evolución natural de esa idea original.

En ese sentido, Ménem tuvo «a su favor» la originalidad. No estaba tan aceitado el sistema de asignación de recursos a los mercados. Hoy, esto se ha extendido a nivel mundial, sobre la base de un desarrollo imparable del sistema financiero, que es en definitiva quien decide las políticas económicas de los principales países del mundo. Por eso, hoy es más rápido el proceso.

Sobre la base del pensamiento de quienes hoy dirigen la economía del país, pensar que puede haber otra política económica es una utopía. Acá, no hay errores u omisiones. Todo tiene una lógica muy marcada en el plano neoliberal.

Se va a consolidar este camino hacia la primarización de toda nuestra producción. Los alineamientos con Estados Unidos y con el FMI nos van a llevar a una acentuación de este proceso económico inequitativo. Estamos frente a fanáticos de un sistema que no quieren ver que ha fracasado en el mundo.

Es inminente una nueva devaluación que, aparte de ser un golpe a su prestigio, supone un fuerte incremento de los costos internos. La situación se va a agravar al tener la gente congelados sus ingresos, aun si se consigue bajar la inflación. «