Esta semana se supo que uno de cada tres argentinos se encuentra debajo de la línea de pobreza. Pero además, según información que surge de fuentes oficiales del Ministerio de Trabajo, los ingresos de la mitad de los asalariados en blanco del sector privado están por debajo de los $ 12.489 que garantizan estar por encima de la línea de pobreza.

Ambas cifras son escalofriantes. La pobreza toca picos entreo los habitantes de las provincias del Noreste (40,1%) y, en particular, entre los niños menores de 14 años, franja etaria en la que la proporción nacional llega hasta la mitad.

Se trata de 9 millones de personas que viven en los 31 conglomerados urbanos. La proyección de ese 32,2 % a la totalidad de la población da como resultado que casi 14 millones de argentinos viven en la pobreza y que poco más de 3 millones no logran atravesar la línea de indigencia. El slogan de campaña de Pobreza Cero ha quedado sepultado por los números fríos del Indec.

Esa dura realidad no es nueva, pero los observadores coinciden en que se ha visto agravada por la política de ajuste del gobierno PRO. Según las estimaciones, la devaluación, la quita de retenciones, el espiral inflacionario y las paritarias a la baja han sumado a unas 3 millones de personas en apenas seis meses.

Trabajo y pobreza

En la conferencia de prensa posterior a la difusión de los datos por parte del Indec, el presidente Mauricio Macri planteó que el abordaje de este flagelo será el aspecto por el cual, a futuro, los argentinos deberán evaluar su gestión. Aseguró que, ante este escenario, el gobierno dispondrá de los mecanismos de ayuda social capaces de paliar la situación pero que, de fondo, el problema se resolverá creando empleo.

Sin embargo, los datos disponibles dan muestra de otra realidad. En la Argentina no es suficiente tener un trabajo registrado en blanco para percibir un salario que se ubique por encima de la línea de pobreza. Por el contrario, más de 3 millones de trabajadores del sector privado bajo convenio perciben salarios inferiores a ese umbral, que fue fijado por el Indec en los $ 12.489 necesarios para que una familia tipo con dos hijos pueda cubrir la Canasta Básica Total, un conjunto de alimentos, indumentaria y servicios básicos. La línea de indigencia se ubicó en $ 5175,92.

La socióloga Julia Campos, del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, consultada por Tiempo sobre el número concreto de empleados bajo convenio que revisten en esa situación, sugirió analizar «los datos oficiales del Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial (OEDE) dependiente del Ministerio de Trabajo que marcan que, para junio de 2016 (misma fecha de cierre de la Encuesta Permanente de Hogares que fijó la línea de pobreza en $ 12.489), la mediana de las remuneraciones de los trabajadores registrados del sector privado se ubicó en $ 14.945 brutos, lo que se traduce en un ingreso neto de $ 12.404». Estadísticamente, la mediana es el valor que divide por mitades una escala de datos ordenada de mayor a menor. «Eso permite inferir que, la mitad de los 6,55 millones de trabajadores registrados del sector privado según el Indec perciben salarios inferiores a la línea de pobreza», puntualizó Campos.

El estudio es elaborado por el OEDE del Ministerio de Trabajo sobre la base del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), que recoge los datos informados por todas las empresas sobre las remuneraciones efectuadas al personal en relación de dependencia. Así, existen casi 3,3 millones de trabajadores bajo convenio cuyos ingresos individuales no superan ese umbral.

Para Oscar Martínez, especialista del Taller de Estudios Laborales (TEL), «el brutal aumento de precios desde que asumió Macri licuó los salarios y los incrementos quedaron por detrás de la inflación. Ya no podemos decir que los pobres son los desocupados o los subocupados. La pobreza ahora afecta plenamente a los ocupados.»

Convenios y paritarias

Un vistazo a los convenios salariales firmados en los últimos meses por los gremios de mayor cantidad de afiliados revela que muchos tienen varias categorías que han quedado por debajo de esos valores (ver recuadro). Por caso, entre los profesionales y técnicos del gremio de la sanidad, que emplea casi 300 mil trabajadores, los salarios brutos de seis de un total de 17 categorías no llegan a los $ 12.489; en personal de mantenimiento, cuatro de cinco categorías están por debajo de esa línea, y entre los administrativos, tres de cuatro categorías.

En el caso del convenio SMATA-Automóvil Club Argentino, 16 de 24 categorías quedan por debajo de ese nivel, tomando el salario bruto. En el convenio de la UOM válido para las industrias siderúrgicas, 12 de las 13 categorías pautadas no llegan a ese nivel, tomando los salarios brutos a septiembre de este año.

A los 3,3 millones del sector privado deberían sumarse los varios estatales y docentes que tampoco superan ese umbral de pobreza. En el caso de los docentes, por ejemplo, el salario inicial en la provincia de Buenos Aires llega a $ 9801 brutos ($ 8134 neto) para un maestro sin antigüedad con jornada simple, y en la Ciudad de Buenos Aires a $ 11.372 ($ 9438) para la misma categoría. Existe 1,1 millón de docentes estatales en todo el país, según el último censo disponible del Ministerio de Educación. Ese ingreso obliga a los docentes a tomar más de un cargo y da lugar a la figura del «docente taxi», que recorre varios establecimientos por día para mejorar sus haberes, a costa de la degradación de la actividad y el impacto sobre la calidad educativa.

La planta de empleados públicos total llega a 3,9 millones y se completa con el personal de las fuerzas armadas y de seguridad y los empleados administrativos de los estados municipales, provinciales y nacional. En el caso de estos últimos, el salario inicial para la categoría F con Grado 0 del SINEP (casi en desuso) se ubicaba en junio en $ 8676,24 brutos ($ 7200 netos). Recién en la categoría C con grado 0 y formación terciaria, el salario inicial alcanzaba para esa fecha los $ 14.944 brutos. La situación de los empleados provinciales y municipales y de las fuerzas de seguridad es sensiblemente peor.

Volviendo al sector privado, según el informe del Ministerio de Trabajo, son cuatro los sectores cuya mediana se ubica por debajo de la canasta básica de pobreza. Se trata de los trabajadores de agricultura y ganadería, con $12.442 brutos ($10.326 netos), que explican 337.196 puestos de trabajo. Los empleados de la construcción ostentan una mediana de $ 12.290 netos para los 403.727 puestos; en hotelería y restaurantes, $ 10.140 netos para la mitad de 311.854 trabajadores; y los 493.574 empleados de la enseñanza privada con una mediana de $ 11.251 y un promedio de $ 13.167.

Este escenario abre el paso al reclamo de la reapertura de las paritarias. Para Oscar Martínez, del TEL, sería «un error enorme de la CGT abandonar el reclamo de reapertura de las paritarias. Se estaría convalidando una enorme pérdida de los salarios». De todos modos, Martínez estimó que las paritarias «se van a reabrir en algunos gremios o al menos a nivel de las empresas. El bono es un paliativo que no resuelve la situación salarial». concluyó. «