La amenaza de excluir a Rusia del sistema bancario Swift todavía es una opción en evaluación entre los líderes europeos. Si bien aún no hay acuerdo sobre sanciones extremas, continúa el debate. La Unión Europea, de hecho, ya aprobó congelar los activos de Vladimir Putin, y del canciller Serguei Lavrov, como represalia por la invasión a Ucrania. En paralelo, crece la presión para excluir a Moscú de la red bancaria. Pero, ¿qué implicaría sacar al país eurásico de ese sistema?

Se trata de una eventual medida de bloqueo de los bancos rusos y su interfaz de pagos internacionales, un mecanismo esencial en las finanzas mundiales.

La Society for World Interbank Financial Telecommunication, más conocida por sus siglas Swift, es una alianza de sociedades financieras, fundamentalmente bancos, a los que presta servicio. Se calcula que es utilizada por 11 mil entidades bancarias en más de 200 países y permite que el comercio internacional fluya sin problemas.

La red Swift fue creada en 1973 y transmite alrededor de 40 millones de mensajes al día. Se estima que más del 1 por ciento de los millones de dólares que se intercambian involucran a operaciones rusas. 

Si la excluyeran del sistema, la operativa de la banca rusa se vería seriamente complicada porque no podrían hacer ni cobros ni pagos internacionales con el resto de entidades que utilizan ese sistema; es decir, conel resto del mundo.

Un Swift consta de entre 8 y 11 caracteres que sirven para identificar un determinado banco en específico, en una transacción internacional. El propósito, según los bancos, es asegurarse de que el dinero transferido sea recibido por el destinatario correcto sin ningún peligro de seguridad. 

En el caso particular de Rusia, el bloqueo de las transferencias tendría a su vez efectos colaterales: cualquier empresa extranjera que necesite hacer pagos en Rusia no tendría opciones de hacerlo por esta vía. También podría ocurrir que Alemania, por ejemplo, se viera impedida de pagar electrónicamente sus compras de gas ruso.

Es el motivo por el que varios países pusieron reservas al aplicar la sanción, con el temor de un impacto en la vida cotidiana como, por caso, quedarse sin suministro de gas.

Se estima que el 40% de gas que consume Europa proviene de Rusia, que es el segundo máximo productor mundial. Por caso, casi el 70% del gas que consume Alemania proviene de Rusia. De esta forma, eliminar a Rusia del Swift sería un ataque casi suicida por parte de los países que dependen del gas ruso. La propia Alemania fue la primera potencia de Occidente en oponerse al bloqueo.

«Siempre hay que tener cuidado de no dañarse a sí mismo más que a los demás. En este caso, las sanciones no tienen sentido», declaró el diputado alemán Jürgen Trittin, del partido ecologista.

La sanción sería devastadora para Rusia, pero también para el resto de Europa. El gas es un producto que no abunda en el mundo y no se puede remplazar la provisión rusa de un día para otro. Por esto, es muy difícil que se pueda imponer semejante bloqueo al país liderado por Putin.

En este sentido, se expresó el asesor para Asuntos Económicos Internacionales del Consejo Económico Nacional de Estados Unidos, Daleep Singh, quien le bajó un cambio al asunto. «Cuando se trata de energía, esta es la única área en la que Rusia tiene una importancia sistémica en la economía global. Eso no quiere decir que dependamos de Rusia; Rusia depende de esos ingresos tanto como el mundo necesita su energía. Pero no vamos a hacer nada que cause una interrupción involuntaria en el flujo de energía, ya que la recuperación económica mundial aún está en marcha».

No es la primera vez que se debate la posibilidad. En 2014, cuando Rusia anexó Crimea (territorio ucraniano) de manera polémica la opción estuvo en carpeta, pero finalmente se desestimó. Parece que correrá la misma suerte.