Con la carrera electoral abierta de cara a las legislativas 2021, irrumpió una propuesta para dar el debate sobre una posible reducción de la jornada laboral a seis horas diarias sin reducir salarios.

El puntapié inicial fue del secretario general de La Bancaria y candidato a diputado por el Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires, Sergio Palazzo, quien manifestó en un acto con pymes su intención de llevar la discusión al Parlamento en caso de resultar elegido.

La propuesta partió de la experiencia de sus representados durante la pandemia de Covid-19. Los bancarios experimentaron un aumento significativo de la productividad debido a la virtualización de las operaciones de la que se beneficiaron largamente los bancos, que ganaron en productividad y reducción de costos.

Pero la iniciativa apunta a proyectar el debate a todos los sectores de la economía, lo que motivó respuestas diversas, según el lugar que cada uno ocupa en la cadena de producción.

Uno de los que reaccionó rápidamente fue el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), el dirigente alimenticio Daniel Funes de Rioja. El abogado no rechazó enteramente la iniciativa pero dijo que la posibilidad de que prospere depende de que la medida sea acompañada de una reducción de los salarios.

Una semana antes, Funes de Rioja había propuesto no pagar salario a los trabajadores que no quieran darse la vacuna contra el Covid-19, una idea que le valió un vendaval de críticas y muy pocos apoyos de sus pares empresarios.

Los datos de la Cuenta de Generación del Ingreso e Insumo de Mano de Obra del Indec indican que el 46,1% del valor agregado bruto se destina al pago de salarios privados (dato del primer trimestre de 2021). La proporción equivale a 3 horas y 41 minutos de la jornada laboral y pone en discusión la necesidad de recortar ingresos como propone el dirigente de las industrias alimenticias agrupadas en Copal.

Palazzo retrucó con una defensa de su proyecto y habló de «operaciones para evitar que avancemos generando un nuevo derecho y generando empleo con esta medida».

También hubo una oposición significativa dentro del gobierno. El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, declaró a la radio AM 750 que la medida que se propone es inoportuna en este momento del país. «En términos conceptuales –dijo– bienvenido sea trabajar menos y tener una vida más plácida. Pero bajar la jornada laboral a seis horas equivale a aumentar el salario horario más o menos un 33% y hay pymes que no están en condiciones de afrontar esos costos».

El lanzamiento de Palazzo tuvo lugar en un acto de la asociación de Empresarios Nacionales (Enac), una entidad representativa de sectores de la pequeña y mediana empresa. En esa organización plantearon a Tiempo que en actividades en las que se trabaja 48 semanales es apropiado plantear la discusión como paso previo a la generación de nuevos empleos.

«Desde Enac lo vemos bien y también vemos que hay sectores que sobreocupan, como las multinacionales, que pagan horas extra en lugar de tomar nuevos trabajadores y de esa manera reproducen el desempleo», argumentó Leo Bilanski, titular de la asociación.

El empresario remarcó que la voluntad de Palazzo fue abrir una discusión en la que la reducción de la jornada es un componente entre otros que deberían implementarse a manera de incentivo a la producción.

La declaración sigue la línea de Victoria Tolosa Paz, quien encabeza la lista del Frente de Todos que integra Palazzo. La candidata señaló que el debate sobre la jornada «se está dando en el mundo» y consideró que el país debe seguir esos pasos «teniendo en cuenta la heterogeneidad de sus sectores productivos».

Por su lado, la Bolsa de Comercio de Córdoba rechazó el argumento de que la jornada laboral local es de las más extensas de la región. En un informe publicado esta semana planteó que en el país la jornada es de 36 horas semanales y que la proporción que trabaja 48 horas ronda el 25 por ciento.

Distancia

La cúpula de la CGT también tomó distancia a través de Andrés Rodríguez, secretario general de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) y miembro de la mesa chica cegetista, quien pidió crear mayor empleo formal aumentando la producción. «Achicar la jornada es un debate prematuro», consideró. La CGT tampoco considera un proyecto de Hugo Yasky para bajar la carga laboral semanal a 40 horas. «

Claudio Lozano: mirar la sobreocupación

El economista Claudio Lozano apuntó a la carga laboral que excede las 8 horas de trabajo para recuperar puestos. Según sus cálculos, 2,12 millones de asalariados registrados trabajan más de ocho horas diarias y el promedio de horas excedentes por semana es de 12,5. Ello significa que existe un «banco» de 26,4 millones de horas de trabajo por semana que podrían ser distribuidas entre nuevos asalariados. El resultado es que 661.375 puestos de 40 horas semanales podrían crearse solo con este reparto.

El mismo ejercicio puede hacerse, señaló Lozano, con los trabajadores informales, en los que el exceso de horas trabajadas es mayor porque el valor horario en pesos es un 30% más bajo que el promedio de los asalariados registrados.

Casi un millón de asalariados no formalizados se encuentran sobreocupados. La distribución de ese excedente podría dar lugar a la creación de otro millón de puestos de trabajo, aunque es difícil llevar a cabo un control del cumplimiento de un mandato así, agrega el director del Banco Nación y precandidato de Unidad Popular en el Frente de Todos.

«En la Argentina el debate acerca de la reducción de la jornada laboral debería incluir una cuestión previa: la reducción de la sobrejornada», concluyó.