En el marco de la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo, mañana y según confirmaron a Tiempo fuentes oficiales, la conducción de la UTA mantendrá reuniones combinadas en la cartera laboral y la de Transporte para intentar avanzar en la demorada negociación salarial.

El clima al interior del sindicato liderado por Roberto Fernández está muy caldeado. El dirigente conduce el gremio desde 2006, cuando el histórico líder del MTA, Juan Manuel Palacios, decidió dar un paso al costado. En los últimos años, tuvo que soportar varias movilizaciones a la sede del sindicato por el rechazo de los choferes a su conducción. Con todo, se ha valido de diversos recursos para perpetuarse y ocupar cargos en la conducción de la CGT.

En 2019, cruzado por denuncias de impugnación a la oposición, logró renovar su mandato hasta 2023, aunque, enfrenta en la actualidad una campaña por su renuncia a la vez que se muestra incapaz de controlar la bronca de los diversos sectores que militan en la UTA. Un video que se hizo viral muestra a un chofer bajando de su unidad con el propósito de increpar a Fernández en un bar, a la salida de la reunión con el presidente Alberto Fernández, y reclamarle su renuncia.

La conducción del sindicato dispuso un paro nacional para el 26 de abril que, finalmente, no se llevó a cabo por la conciliación obligatoria que dictó la cartera laboral. Para el líder de la opositora y moyanista Agrupación Juan Manuel Palacios, Miguel Bustinduy, el titular del gremio difundió la medida con el tiempo suficiente para que el Ministerio de Trabajo impidiera su realización. Allí, irónicamente, manifestó que «el virus lo tenemos adentro y es esta conducción sindical».

Eludiendo la conciliación, choferes de varias líneas, organizados en distintos agrupamientos de base, cortaron accesos a la Capital Federal durante la última semana.  Hicieron público su reclamo de un salario básico neto de $ 100 mil (cobran $ 63 mil) y un plan de vacunación que los priorice como trabajadores esenciales. El movimiento está animado por la históricamente combativa Línea 60 y confluye con otros agrupamientos que se desenvuelven con epicentro en la Plaza Miserere, la zona oeste y también la zona sur. La medida, además, se coordinó con otra en Tucumán.

En la reunión en Transporte del jueves pasado, de la que participó la conducción de la UTA, se rubricó un acta en la que el Ministerio que dirige Alexis Guerrera manifiesta que «se solicita a las partes mantener el diálogo y la paz social y extremar los esfuerzos a fin de aunar posiciones y lograr un consenso», algo que Fernández no es capaz de garantizar. Por el contrario, los autoconvocados le confirmaron a Tiempo que mañana realizarán un nuevo corte y hasta podría haber una movilización al Ministerio de Trabajo. Mientras, Bustinduy apuesta a canalizar la bronca por la paritaria contra la conducción que integraba hasta hace unos cinco años. Por eso, desde su agrupación (a la que se le atribuye haber adherido 104 líneas en el paro que convocó Hugo Moyano en soledad en 2018), promueven una movilización a la sede sindical del barrio de Once con el reclamo de la renuncia de Fernández.

Desde el sector autoconvocado, sin embargo, se distancian tajantemente de Bustinduy. El delegado de la Línea 60 Esteban Simonetta, explicó a Tiempo que «hay una disconformidad terrible con la dirección del sindicato desde hace muchos años. Pero hoy nuestro objetivo principal es tratar de empujar y exigir para defender el salario y no todavía recuperar el sindicato. Eso va a depender de la capacidad de unidad y participación de varios cuerpos de delegados y, de ninguna manera, de un bloque con Miguel Bustinduy».

Es que, detalló, «lo vivimos y lo padecimos. Es exactamente lo mismo que Fernández, con quien convivió en el sindicato durante 25 años. Ambos son responsables de la decadencia de esta actividad. Ahora se abrió una grieta por intereses patronales: Bustinduy, es muy evidente, representa a Dota y la flota de Mercedes Benz, mientras que Fernández trabaja con Agrale. La pelea de fondo entre ellos son las terminales automotrices y los subsidios. Independientemente de la bronca que hay con Fernández, los trabajadores no quieren caer en la trampa de Bustinduy».

Se trata de un gremio que representa a 70 mil trabajadores y que está en el ojo de la tormenta. «