El cambio de gobierno traerá aparejado, como no puede ser de otra manera, cambios de políticas en muchas áreas. Por eso las empresas de aviación están pendientes de las señales que pueden llegar desde el entorno del presidente electo, Alberto Fernández, sobre el futuro del modelo low cost en la Argentina.

Se trata de la revolución de los aviones, que el macrismo enarboló como bandera con el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, como principal portavoz de sus virtudes. El modelo permitió a algunas empresas privadas operar con precios mucho más baratos, uniendo destinos que antes sólo podían ser enlazados previa escala en Buenos Aires. El objetivo proclamado era poner los aviones al alcance de una mayor cantidad de pasajeros.

Por eso desde las empresas involucradas siguen de cerca la transición política. Así lo refleja un informe de la agencia Bloomberg. «Seguimos haciendo lo que sabemos hacer, que es ser eficientes y demostrar que podemos mantener este modelo, que es un modelo que no tiene partido político. Pero todavía no hay nada claro», dijo Mauricio Sana, director comercial de Flybondi. Por su parte, Ole Christian Melhus, CEO de Norwegian Air Argentina (que en octubre celebró su primer año de vuelos), reconoció a la agencia que «los planes de crecimiento se han reducido», pero le echó la culpa a la situación económica: «El aumento de la inflación ha impuesto algunos desafíos a la capacidad de las empresas para crecer».

Un gobierno muy activo

El cambio de gestión no será inocuo para estas empresas. El gobierno saliente colaboró activamente para allanarles su llegada y facilitar sus operaciones. Por ejemplo, rescató el aeródromo militar de El Palomar, le cambió la normativa y lo cedió a la empresa Aeropuertos Argentina 2000 para remodelarlo y operarlo. También aceptó la fórmula de gremios por empresa, para que los empleados de cada compañía no se afiliaran a los ya existentes, entre ellos APA, APLA y APTA, que tienen un claro posicionamiento sindical.

Estas ayudas permitieron a las low cost ganar espacio en detrimento de las grandes empresas. Aerolíneas perdió ocho puntos de participación en el mercado en el primer cuatrimestre del año (transportaba al 71% de los pasajeros y ahora lleva al 63%). En menor medida, Latam también cedió terreno.

Como si fuera poco, el último jueves la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) autorizó la venta de pasajes por el valor simbólico de un peso. Según el organismo, es para emprolijar una cuestión burocrática: las compañías que hagan esa oferta deberán asumir por su cuenta el pago de las tasas aeroportuarias.

Un caso paradigmático de las consecuencias de esta guerra de tarifas es el de Andes, empresa de cabotaje que debió suspender sus operaciones durante varios días hasta que el gobierno de Chubut, que compraba entre 10 y 15 boletos diarios para garantizar un vuelo a esa provincia, canceló una deuda millonaria. Según trascendió, la aerolínea no tenía dinero ni para el combustible.

También está en problemas Avian, que había comprado MacAir (la empresa de la familia Macri). En junio pidió permiso a la ANAC para suspender sus vuelos regulares. «Con los actuales aviones y la competencia que existe, resulta inviable continuar», dijo su CEO, Carlos Colunga.

¿Y Aerolíneas?

La clave para saber cómo seguirá esta historia es qué piensa hacer el nuevo gobierno con Aerolíneas Argentinas. En su campaña electoral, Alberto Fernández había prometido: «Tengo que mirar el caso de Flybondi, de los viajes low cost. Han desvalijado a Aerolíneas».

El actual presidente de la empresa estatal, Luis Malvido, admitió que pese a las promesas de Dietrich, este año Aerolíneas no alcanzará el déficit cero por culpa de la devaluación y el aumento de los costos en dólares. Más aun, proyecciones privadas sitúan el rojo de este año en más de U$S 200 millones. De todas maneras, Malvido defendió la política que le quitó pasajeros a la compañía que preside: «La competencia nos ha hecho muy bien porque nos ha obligado a mejorar». «

Flybondi

Fue la primera en salir de El Palomar y logró aval judicial para seguir allí pese a las quejas vecinales. Usa cinco Boeing 737. Es la de mayor participación entre las low cost: tiene 9% del mercado.

Jet Smart

Compró las rutas concedidas a Alas del Sur. Desde El Palomar, cubre 10 destinos con tres Boeing 737-800. Tiene bandera chilena, pero pertenece al fondo Indigo Partners, con sede en Phoenix.

Norwegian

Norwegian Air Argentina opera desde Aeroparque hacia ocho destinos. Tiene cuatro aeronaves: una la tuvo que ceder por unos meses a otra filial del holding escandinavo del que depende.

Avian

Un caso emblemático: Avian se montó sobre una empresa que pertenecía al grupo Macri. En febrero pidió concurso preventivo de crisis. Dejó de volar en junio y su futuro es incierto.