La integración de la CTA a la CGT representa un aval a la propuesta de Pacto Social que impulsa Alberto Fernández. En concreto, se trata de una tregua con garantía de paz social de parte de los sindicatos en función de congelar precios y salarios durante 180 días. Desde las PASO implica una tolerancia de más de diez meses que los sindicatos concederían al futuro gobierno en pos de un «nuevo contrato social». El acuerdo debería tener como contraparte una actitud idéntica de los empresarios.

Sin embargo, en los últimos 15 días se acentuaron los cierres de plantas, despidos y suspensiones en empresas y plantas de todos los tamaños y orígenes.

La papelera norteamericana Kimberly Clark, en un supuesto plan de reestructuración global, decidió cerrar una de sus tres fábricas. La planta de Bernal se encuentra ocupada por sus 209 trabajadores que rechazan el proceso preventivo de crisis y exigen la puesta en marcha de la producción bajo su control en base a un plan productivo presentado en la Secretaría de Trabajo.

La petrolera malaya Petronas cerró su planta de Quilmes y despidió a sus 20 empleados. Un caso emblemático es el de Nidera (Syngenta) que cerró su semillera en Miramar cesanteando a 70 operarios. Ese mismo día, Alberto Fernández celebró la presencia de su CEO, Antonio Aracre, en el acto de lanzamiento de su plan Argentina sin Hambre, donde anunció que donaría un 1% de su producción.

Sólo durante la semana pasada se anunció el cierre de Cidal (Bombuchas y El Camaleón) en San Luis. Sus 65 empleados ocuparon las instalaciones. En el rubro textil, Indiastyle, en San Isidro, cesanteó el martes a 60 trabajadores sin indemnización. El viernes la Mesa Nacional de Unidad Pyme integrada, entre otras, por la Fundación Pro Tejer, que agrupa a las empresas del sector, emitió un comunicado en el que expresa «la voluntad de acompañar un nuevo contrato social» que «defienda la industria nacional y el trabajo argentino».

La cementara Loma Negra cerró su centenaria planta de Olavarría. La alimenticia Nevares impidió el ingreso de 50 operarios el viernes en su planta en Carlos Keen.

Zanella decidió cerrar su planta en Caseros siguiendo el destino de las de Mar del Plata y Córdoba. Cesanteó a 70 operarios a quienes pretende indemnizar al 50 por ciento.

Grandes empresas, como Arcor, Scania y Renault, avanzan con el ajuste por la vía de las suspensiones masivas y vacaciones adelantadas. La alimenticia lo hizo en los últimos días con la friolera de 2500 operarios luego de haber cerrado La Campagnola, en Mendoza.

Según datos previos de la Afip, en agosto dejaron de realizar aportes 1722 empresas de la industria manufacturera con relación a agosto de 2018, parte de un total de  13.747 empresas que bajaron sus persianas. Se trata de un promedio de cuatro fábricas (y 37 firmas) por día. En cuatro años la cifra sube a 4229 empresas industriales (y 20.679 en general).

Consultados sobre el escenario, especialistas en mercado de trabajo coincidieron en las dificultades que presenta para la consolidación de un Pacto Social la actitud patronal frente a la crisis.

José Luis Blanco, de Tendencias Económicas explicó que «en nueve meses las suspensiones subieron un 67% anual y los paros un 1919%. Capaz que octubre resulte peor». El analista se mostró escéptico con la posibilidad de un acuerdo: «Los precios están subiendo ahora porque Fernández dijo que los va a congelar. Ya pasó 45 años atrás. Si no hacemos cosas nuevas, estamos fritos».

Luis Campos, del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma explicó que «algunas empresas pueden usar la crisis como excusa para despedir e intensificar los ritmos pero no es la regla». Es que, señaló, «estamos en el ocaso de un programa económico desastroso para los trabajadores pero también para muchas fracciones del capital. Los sectores que ganaron no son los de uso de mano de obra intensiva sino los de producción primaria (agroindustria, energéticas, mineras) y el sector financiero».

Para Campos, «no hay razón para pensar que vaya a terminar después del 10 de diciembre. Las expectativas por el cambio de gobierno son desmedidas, hay un problema estructural»

Oscar Martínez, del Taller de Estudios Laborales, denunció que «los sectores dominantes proponen pactos sociales cuando les va bien y no quieren retroceder. Hay controles para los trabajadores pero no para las patronales». Al mismo tiempo destacó un punto fundamental: «¿Desde dónde arrancaría? ¿Desde las condiciones actuales? Eso sería convalidar todo lo que hizo el macrismo».

Para Martínez, «cómo se proponga y defina va a marcar el rumbo del nuevo gobierno, si esto no está claro es preferible que no haya pacto social y que todo dependa de la lucha». Por eso, destacó, «la CGT y la CTA tendrán que definir de verdad cuál es el punto de partida de un supuesto pacto social, lo demás es discurso para la tribuna».

En la misma línea, Campos señaló que «la única forma de incidir en cómo la economía va a procesar las tensiones existentes tiene que ver con la capacidad de movilización. Necesariamente va a tener que ponerse en práctica». «

Capacidad instalada, en caída libre

Un informe publicado el jueves revela que la industria trabajó en agosto al 60,5% de su capacidad cuando un año antes lo hacía al 63 por ciento.

El dato no termina de recoger todo el impacto de la devaluación ocurrida después de las PASO. Se trata del nivel más bajo para el mes de agosto de los últimos cuatro años e implica una baja de 16 meses consecutivos. Así las cosas, se ha comenzado a consolidar una baja con relación a períodos que ya arrastran una caída anterior. Al tratarse de un dato que surge de una muestra de 600 empresas, el uso de la capacidad instalada no refleja las plantas que han cerrado en el último período y que se cuentan de a cuatro por día.

El número, además, muestra una enorme potencialidad ociosa que posterga toda posibilidad de inversión inmediata y sirve para explicar en gran parte la crisis que se ha generado en el mercado de trabajo del sector. Los rubros más afectados son el automotriz, con un uso del 43,5%, metalmecánica, con un 47,5%, caucho (50,2%) y el textil con un 58,8 por ciento.