Estimamos que en los próximos meses la inflación va a estar en torno del 1,5% mensual. Tiende a estabilizarse en ese nivel básicamente por la política monetaria del Banco Central, que ha conseguido ese objetivo. Pero al mismo tiempo, vemos que hay un ajuste de precios relativos que impide que la inflación caiga aún más, por debajo de ese nivel. En ese punto, la influencia más fuerte viene por el lado de los ajustes de los precios en salarios y no transables. Es decir, la tendencia es a una inflación más baja, pero no aparecen razones para esperar que ese descenso sea por debajo de este nivel.

Para este verano observamos que habrá un impacto de los factores estacionales. De hecho, no es la mejor época para esperar una caída mayor.
Esta realidad marcará el inicio de 2017, año en el que esperamos una inflación del 25%; es decir, va a estar por debajo de los niveles de este año pero por encima de la pauta que ha establecido el gobierno en el Presupuesto del año próximo. En ese sentido, las paritarias serán fundamentales para marcar las expectativas de todos los agentes económicos, pero no imagino a la CGT firmándolas por un 17% o menos. De hacerlo así, será un triunfo político del Gobierno.

En tanto, prevemos que se acentuará el atraso cambiario por el ingreso de dólares desde diversas fuentes. Por otro lado, el Banco Central cuenta con escasas herramientas como para impedir la valorización del peso y lograr el equilibrio en el proceso de ingreso de capitales. Este retraso cambiario actuará como un ancla de los precios ya que impactará en los de los bienes transables.

Por último, vemos que habrá un reacomodamiento de los precios de los bienes no transables, en especial tarifas y precios de los servicios, que se van a mover en un sentido alcista y diferente al de los transables, retenidos por la baja del dólar, con lo que se dará un ajuste de los precios relativos de la economía. «