La inesperada decisión del presidente, Mauricio Macri, de suspender el ingreso de Avianca al mercado aero comercial argentino dejó en shock a los dirigentes locales y regionales de la segunda empresa aérea de América Latina, quienes por estas horas estudian de qué manera responder al baldazo de agua fría y no descartan la chance de renunciar al proyecto de operar en el país. 

Ayer, al calor de la novedad, Tiempo intentó conocer la opinión de las dos compañías afectadas (FlyBondi también fue postergada) pero la iniciativa chocó contra dos muros: las firmas no harían declaraciones sobre la bomba del gobierno argentino por razones de cautela. 

En la intimidad, las empresas eran un hervidero. Según versiones periodísticas, el titular de Avianca Argentina, Carlos Colunga, gestor número local de la llegada de Avianca al país, habría presentado su renuncia al Synergy Group, accionista mayoritario de Avianca, furioso con la decisión de Mauricio Macri de postergar la aprobación de la compañía. 

En Colombia, para el magnate propietario de Avianca, el empresario de origen boliviano, Germán Efromovich, la noticia no fue menos amarga. Un medio especializado informó que, la dirección de la compañía analiza abandonar su proyecto en Argentina y como primera determinación, en las primeras horas de hoy ordenó suspender la llegada de su segundo avión al país, un ATR que estaba listo para despegar desde Francia. 

Efromovich no atraviesa su mejor momento. La semana pasada su socio principal en el Grupo Synergy, Roberto Kriete, lo demandó en Estados Unidos por un supuesto negociado en un pacto comercial con la aerolínea estadounidense American Airlines. 

Mientras cruzaba golpes con Kriete, que lo acusaba de “saquear” Avianca, al empresario le tocó recibir las noticias que llegaban desde Buenos Aires y fue la gota que colmó el vaso. 

Aunque por el momento las compañías guardaron silencio, el impacto que produjo el recule del gobierno de Cambiemos se puede inferir de las declaraciones que los distintos referentes de las aerolíneas venían realizando en los medios de comunicación. 

Hoy mismo el diario La República de Colombia publicó una entrevista con Efromovich en la que el empresario se despegó del escándalo que involucra a Mauricio Macri al asegurar que “yo no soy testaferro” del presidente argentino. 

En la entrevista que firma el periodista Andrés Quintero Efromovich consideró que la acusación de vínculos con Macri “es tan imbécil, para no decir ridícula y criminal, que ni me preocupé”. 

El empresario agregó que “por lo que escuché habría tráfico de influencias y yo sería testaferro del presidente Mauricio Macri. Tengo 67 años, 40 años como empresario; yo no soy testaferro de nadie. Lo único que hice fue comprar una empresa, que era más una licencia, donde la familia Macri era la dueña”, indicó. 

En esa línea, interpretó que “ahí hay problemas políticos de oposición; mucha gente está molesta porque llegó un presidente que quiere cambiar el país. Eso es un problema que no es mío, yo no me meto en política. No me ha llegado ninguna demanda o querella porque la respuesta es muy simple. El que quiera ver que vaya al registro de empresas y ya”.

El analista del mercado aerocomercial, Santiago García Rúa, coincidió en que la noticia oficial impactó de lleno en el ánimo de las empresas postergadas aunque vaticinó que el permiso para Avian es cuestión de tiempo. Según dijo, “fue la sorpresa porque corría con el caballo del comisario, en cambio lo FlyBondi resulta más previsible porque no tiene los contratos de los aviones ni cumple con los requisitos de inversión ni los técnicos”. 

Ayer, el gobierno anunció que las empresas American Jet, Andes y Alas del Sur se adjudicaron 135 rutas locales, regionales e internacionales. American Jet tendrá base operativa en Neuquén y conectividad con siete destinos internacionales en Bolivia, Chile, Uruguay y Paraguay. Esta empresa y Andes están autorizadas desde ayer a volar las rutas asignadas. Alas del Sur tendrá que esperar hasta fin de año. 

En el acto en el que realizó los anuncios, el gobierno aprovechó para re lanzar su política aeronáutica bajo la forma de un plan aerocomercial que, aseguró, prevé inversiones por $40.000 millones y promete 25 mil puestos de trabajo directos e indirectos. En ese marco defendió la llegada de las empresas extranjeras y su política de apertura de los cielos. 

Llamativamente, la estrategia del gobierno incorporó una aclaración sobre las firmas que, según definieron el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, “en realidad no son low cost”. 

García Rúa coincidió parcialmente. “La única que realmente encaja en el concepto es FlyBondi pero la verdad es que el mercado argentino no facilita el marco para que puedan operar esas empresas: hay que tener aviones nuevos, ser muy eficientes para tener tarifas bajas, disponer de contratos laborales con características que acá no existen, etc. Que una empresa venda más barato no significa que es low cost pero puede servir para establecer un piso que después aprovechen las líneas tradicionales para bajar también sus precios”, concluyó.

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