Que algunas firmas que poseen fábricas en Argentina inviertan fuera del país, y especialmente la mayor entrada de importaciones, indica que este gobierno está fomentando la creación de trabajo en el exterior.

Tomemos el tema del comercio externo. Se conocieron los datos del primer trimestre y lo más preocupante es el ingreso de productos que compiten con la producción nacional. Por ejemplo, descendió la importación de los insumos industriales no alimentarios destinados a la manufactura (-4,4% interanual), lo cual es un indicador de la recesión por la que atraviesa la industria. Pero llamativamente crecieron los insumos de alimentos y bebidas destinados a la manufactura (un 162% interanual, como ejemplo, importaciones de carne de cerdo para embutidos), lo cual colisiona con el proyecto del gobierno de fortalecer las manufacturas locales de bienes agrícolas y otros alimentos primarios. Si bien es un monto aún pequeño, está creciendo aceleradamente. 

Las importaciones de bienes de consumo, en tanto, también aumentaron (un 18% interanual) aunque dentro de este rubro, los alimentos y bebidas destinados a los hogares aumentaron un 33%, siempre en dólares.

Este es un efecto tóxico que atenta contra el empleo local y, si las políticas del gobierno no se modifican, se intensificará.

Otra aparente incongruencia es la visita del presidente Mauricio Macri a una planta de Tenaris (grupo Techint) en Houston, Texas, donde se producirán tubos sin costura con mano de obra estadounidense (unos 600 puestos directos y unos 500 indirectos). Se estima que se inaugurará a fin de año.

La presencia del presidente Macri se produce cuando en la localidad bonaerense de Campana, en la empresa perteneciente a Siderca (Techint), unos 3000 trabajadores (bajo dependencia directa o a través de contratistas) están sufriendo las consecuencias de suspensiones rotativas y cobrando solo el 80% de sus salarios. 

¿Cuál es el interés para nuestro país que justifique la presencia de Macri en la planta de Tenaris pronta a inaugurar? No hay interés alguno. Más aun, la nueva inversión competirá con la planta de Techint en Campana, que tiene a Estados Unidos como el principal destino de sus exportaciones de tubos de acero sin costura (30% del total). 

La planta de Texas tributará finalmente al fisco estadounidense y no al de nuestro país. Y si pensamos dónde recaerá el grueso de la tributación de Ganancias de la planta argentina, es una gran duda, dado que Tenaris tiene domicilio fiscal en Luxemburgo. Este pequeño país de Europa está considerado como una de las principales guaridas fiscales del mundo. Se ubica en los primeros lugares en el ranking de secretismo fiscal que elabora Justicia Impositiva (Tax Justice Network). «No tendremos que escondernos», dijo en su momento Macri, y lo está cumpliendo, visitando oficialmente y felicitando a lo «más granado» del empresariado multinacional, aunque tribute en guaridas fiscales. Esto también es parte del «cambio cultural» que intenta implementar Macri y su alianza Cambiemos. En este marco, cabe a su vez preguntarse sobre el mecanismo para conseguir la reducción del déficit fiscal: este recae, lisa y llanamente, en la reducción del gasto público.

Mientras tanto, los indicadores no arrojan buenos resultados. El Ministerio de Trabajo informó las cifras de la ocupación para el mes de febrero. Comparadas con noviembre de 2015, antes del inicio de la gestión macrista, dan un aumento de 89.313 trabajadores registrados. Pero esta cifra es engañosa, puesto que los asalariados privados decrecieron en 66.330 puestos, mientras que el principal aumento se produjo en los monotributistas con una suba de 105 mil trabajadores. Sin duda, un trabajo flexibilizado, con escasos beneficios de atención de salud y bajas remuneraciones. Lo que se puede deducir de estos datos es que la economía privada no está creando empleo. 

El dato de producción que midió el EMAE para febrero fue shockeante: una caída mensual desestacionalizada del 1,9%, un guarismo propio de las grandes recesiones, que consume la mayor parte del aumento del 2,1% que se había logrado en diciembre pasado.

Con respecto a la actividad industrial, las cifras de marzo presentadas este jueves indican una reducción de la caída a un 0,4% respecto de igual mes del año anterior. Pero este resultado estuvo muy influido por crecimientos en cemento (17%) y en acero (23%), dos insumos esenciales de la obra pública que se comenzó a activar en este año electoral. Ni hablar del sector textil, que cayó un 18 por ciento.

Reunión con el amigo del Norte

Finalmente, Macri se reunió con el presidente estadounidense Donald Trump. La reunión fue un intercambio mutuo de elogios, muy formal, donde quedaron claras las enormes diferencias de poder entre uno y otro. Por si ello no fuera observable, Trump se encargó de remarcarlo: «Yo voy a hablarle de Corea del Norte, él va a hablarme de limones». 

Según la comunicación oficial, «ambos líderes subrayaron su compromiso continuo con la expansión del comercio y las inversiones entre la Argentina y los Estados Unidos». También, tal como lo habíamos anticipado, el tema Venezuela estuvo presente: «Ambos presidentes señalaron su fuerte preocupación por la deteriorada situación en Venezuela y ambos líderes acordaron trabajar estrechamente para preservar las instituciones democráticas en ese país». Creo que este fue otro de los logros que Macri deseaba obtener, y obtuvo, en su cruzada contra el gobierno legalmente electo del país latinoamericano. 

Macri también fue con buenas noticias para el sector petrolero (un aliado de Trump): el Ministerio de Producción va a permitir la importación de equipos usados con una tasa reducida del orden del 7% (actualmente es del 35%). Una resolución muy bien recibida en sus reuniones en Houston, y que ratifica el interés de Macri por la explotación de nuestros recursos no renovables por parte de inversores externos. Puede hacerse la pregunta: ¿equipos en desuso en el primer mundo para incrementar la mentada productividad?

El resumen de la reunión Trump-Macri no puede ser otro que un desgastado concepto que, desafortunadamente, vuelve a tener vigencia: relaciones carnales.

Estrategias electorales

El gobierno del PRO parece haber inaugurado una nueva técnica electoral. La candidata a diputada por la CABA, Elisa Carrió, coquetea con el discurso opositor, criticando muchas de las políticas públicas, especialmente aquellas en las que los errores de implementación son harto evidentes. 

No obstante, sus críticas no alcanzan a temas como los despidos, la apertura de la economía, el endeudamiento creciente, etcétera. De esa forma, Carrió ocuparía los dos campos: el de la aprobación de las políticas implementadas (para captar al núcleo duro de Cambiemos) y el de las críticas hacia alguna de esas propuestas (para captar a los desencantados de Cambiemos).

Da la impresión de que la líder de Coalición Cívica-Cambiemos reemplaza el lugar de la plataforma programática (que ya ha sido hecha y no ha obtenido la aprobación mayoritaria de la sociedad), con denuncias que hacen eje en el «errorismo» del gobierno. Una estrategia muy bien pensada. Sería la oposición dentro del oficialismo, todo con el objetivo de obtener la mayor cantidad de votos posibles.

La estrategia es lograr una victoria en las elecciones, y de esa manera profundizar el ajuste a la medida de lo que reclaman los Broda, Espert y Rodríguez (CEMA), voceros de la ortodoxia. «