Los aumentos golpean de distintas maneras, en todos los aspectos. En muchos casos, el consumidor no termina de percibir la verdadera magnitud del impacto. Por ejemplo, a la hora de conducir un auto, no muchos advierten que en total pagan un 50% más de lo que pagaban hace apenas un año.

Según el Observatorio de Políticas Públicas-MPE de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNdAv), «por la liberalización de tarifas de bienes y servicios regulados, la canasta de bienes y servicios requerida para mantener un vehículo personal se incrementó, en promedio, en un 50,3% en 2016. Esto es casi 10 puntos por encima de la inflación del período”.

Las claves de que el costo de mantener un auto haya superado a la inflación (50% contra un 42%) se encuentran en algunos rubros que tuvieron subas extraordinarias como peajes, lavaderos, seguros y estacionamientos.

Las subas que afectaron directamente a este espectro se dieron en patentes, combustible, peajes y seguros. Pero además, también influyeron, según el informe, «la quita de subsidios, la liberalización de la competencia en los mercados o, simplemente, los ‘sinceramientos de precios'».

El Observatorio explica que estos aumentos se vieron reflejados en todas las clases sociales, pero remarca que «el impacto mayor es para los sectores populares, cuyos ingresos no han podido acompañar la escalada inflacionaria».

Las principales conclusiones del estudio aseguran que:

– Si se discrimina por diferentes segmentos de automóviles, se encuentra que la canasta para los vehículos de gama baja aumentó casi 8% por sobre los de gama más alta.

– Los aumentos estuvieron mayormente traccionados por peajes y lavaderos (subieron más que un 100%), así como también por los costos del seguro y de estacionamiento (aumentaron su precio por encima de la inflación).

– Si se comparan los incrementos en los costos con el avance del salario medio del último año, se encuentra un deterioro en la «cantidad de salarios medios» que se necesita ganar para mantener un vehículo personal. «