La secretaria de Innovación, Micaela Sánchez Malcolm, participa de un algunos de los frentes de conflicto más agudos de esta época. De un lado, actúa frente a los problemas de conectividad que la urgencia de la pandemia puso de relieve en estos meses. Del otro, forma parte del andamiaje que discutirá con las empresas del sector de la comunicaciones y la información las consecuencias del DNU 690. Por último, es la cabeza del plan Conectar, que debería dar respuesta a los agudos problemas de conectividad del país de cara al futuro.

–El DNU 690 y el lanzamiento del Plan Nacional de Conectividad sucedieron casi en simultáneo. ¿Qué vínculos hay entre ambas decisiones?

–Es cierto que el lanzamiento del Plan Conectar estuvo concatenado con la firma del DNU 690, pero lo estábamos trabajando desde el inicio del año. La superposición de agendas fue fortuita. Los cuatro ejes de inversión que tiene Conectar, sumados a otros elementos que se van a reglamentar próximamente en un decreto, son líneas de trabajo que se venían realizando desde la Secretaría de Innovación y la Jefatura de Gabinete junto con Arsat. El lanzamiento de Conectar estaba pautado y se postergó por temas de agenda presidencial.

–¿Qué es lo que la pandemia puso de relieve en relación a la conectividad en la Argentina?

-Lo que hicimos durante la pandemia fue bastante similar a nuestro diagnóstico de principios de año. La pandemia puso a flor de piel las brechas que son importantes. En términos de política pública y del rol del Estado, la pandemia puso de manifiesto una serie de desfinanciamientos muy sustantivos de los últimos cuatro años que hace que nos cueste más tiempo y mucha más inversión volver a poner en agenda las políticas públicas que en realidad, de haber tenido continuidad, habrían sido mucho más efectivas y más sencillas de implementar. Y en terminos socioculturales, la pandemia pone de manifiesto que las tecnologías de la información y la comunicación constituyen servicios esenciales en competencia.

–Pero hubo un aumento de la demanda de servicios de conectividad. ¿Cómo se suplió?

–La pandemia nos obligó a acelerar los tiempos de la actualización tecnológica de la red de fibra óptica. En la pandemia se incrementó entre un 35 y un 40 por ciento el consumo de Internet y la solicitud de los clientes a la red mayorista de Arsat. Al mismo tiempo, puso de manifiesto que en 2019 debíamos tener un satélite más orbitando y brindando un servicio de banda ancha que no lo tenemos y que implica que toda la parte cordillerana del país, pueblos ubicados en altura y los que están en lugares más difíciles de acceder siguen sin conectividad.

-Tampoco tienen conectividad barrios populares…

–Dimos respuesta por medio de acciones descentralizadas del Estado gestionadas a través del Enacom. En ese  sentido sí hemos tenido un cambio de agenda, un cambio en el reglamento y la inscripción de nuevos programas vinculados a la conectividad en barrios populares, instituciones educativas para generar también una respuesta mucho mas ágil con vinculaciones con los gobiernos locales.

–¿Qué pasó con la red de fibra óptica durante el macrismo?

–Hubo una pequeña expansión de la red y se hizo la iluminación de la red que ya estaba hecha. Para fines de 2015, alrededor del 85% de los kilómetros actuales de la red ya estaban tendidos. El tendido de fibra representa el 80% de la inversión total. En el macrismo se avanzó en la iluminación de alrededor de 20 mil kilómetros, que se sumaron a los 10 mil que ya estaban iluminados. Pero se dio con la compra de equipos que se licitaron en 2013. Hubo cierta continuidad de la política, pero hay que aclarar que una decisión estatal en la materia tiene que estar vinculada a la inversión, y ésta no estuvo, se aplicó inversión hecha por un gobierno anterior. En esta cuestión, la política pública fue absolutamente deficiente respecto de fibra óptica pero fue muchísimo peor respecto de lo satelital.

-¿Cómo son los ingresos estatales vinculados con la conectividad?

–La red federal de fibra óptica genera ingresos al igual que todos los productos de Arsat. En la actualidad, la red federal no puede vender más Internet porque no tiene más capacidad; esto  porque las placas nunca se actualizaron, ahora se están actualizando para multiplicar por diez la capacidad de venta. Los dos satélites que están orbitando, el Arsat 1 y el Arsat 2, tienen el 95% de su capacidad ya vendida y generan ingresos anuales de 50 millones de dólares de los que el 30% son empresas del exterior, ingresan divisas. Mientras que el retorno de la inversión en un privado tiene que ser mas acelerada, en el Estado, con financiamiento del propio Estado, se abre la posibilidad de brindar un servicio mas accesible, pesificado y con mucha mayor cobertura del territorio nacional.

-¿La modernización de la red de fibra óptica está paralizada?

–El proceso ya está en curso en la medida que van caducando las placas y se van reemplazando por otras nuevas.

-Tras el decreto 690, que congeló los precios de telefonía móvil, Internet y TV paga, ¿qué esperan que suceda en el sector de acá a fin de año?

–En el marco del Enacom venimos llevando reuniones con absolutamente todos los actores. Argentina tiene una particularidad que es que todo el universo TIC, en su conjunto, no está concentrado. Cuando vemos qué cantidad de actores están involucrados en telefonía del hogar, Internet del hogar, telefonía móvil, Internet móvil y televisión paga, estamos hablando de un universo de 1500 actores, desde los más chicos a los más concentrados. Es complejo y variopinto.

–Pero hay un puñado de actores que concentran la mitad o más de cada uno de esos mercados…

–Tres actores se llevan el mercado móvil. Pero en el diálogo que llevamos en el Enacom incluimos a todos. Les estamos pidiendo que hagan aportes y devoluciones sobre el decreto y que establezcan considerandos en función de los distintos intereses que existen. Espero que a partir de este proceso de diálogo, de tratar de entender y de definir que el incremento de un precio de estos servicios no puede estar un 20% por arriba de la inflación y dejar afuera del servicio a una enorme parte de la población, lo que esperamos con una reglamentación representativa, que establezca condiciones un poco mas justas y además permita la inversión de los privados. Sobre esa lógica venimos llevando adelante las conversaciones.

–¿Qué plazo hay para la reglamentación del decreto 690?

–Debería estar antes de fin de año porque tenemos un contexto de precios fijos hasta fin de año. Por eso, tiene que ser antes de fin de año, por lo menos en la cuestión de los precios y su dinámica de actualización pos 31 de diciembre.

-Están trabajando en el espectro radioeléctrico. ¿Qué va a salir de allí?

-Estamos trabajando con el Enacom en el plan plurianual del espectro. Tiene que avanzar en paralelo al restablecimiento de la TDA y el apagón analógico de la televisión. Tener un plan de conectividad nos da un marco de trabajo que se articula con otras situaciones que tienen que ver con la proyección. Respecto del plan plurianual de espectro, apunta efectivamente a ordenar nuestro espectro, a determinar de qué forma se va a avanzar sobre el espectro todavía sin asignar en relación al 4G, qué va a pasar con el 5G. Son todas cuestiones que están en la agenda de proyección y de análisis sobre la cual trabajamos técnicamente y sin anuncios por ahora. «

“El Estado sabe dónde invertir”

Consultada sobre la conveniencia de la inversión estatal en fibra óptica, Sánchez Malcolm defndió esa iniciativa. «Creo que como en otros campos, los Estados saben dónde hay que invertir y los mercados tambien lo saben. Si nosotros dejamos la inversión liberada a los mercados, ocurre lo de siempre, que en determinadas zonas que son las más rentables, las más densamenete pobladas o que tienen mayor poder adquisitivo, o todo eso junto, se define quién tiene acceso y quién no. El hecho de que esté el Estado tendiendo la red federal de fibra más importante de América Latina en este país, que es el octavo en expansion del mundo garantiza un rol activo del Estado para tener respuesta a una expansion territorial muy vasta, con muchos niveles de desigualdad de acceso, de poder adquisitivo y de brechas de diferente tipo: tecnológica, cultural, educativa, de poder adquisitivo, laboral, etc. Entonces, sin ese aporte, sin ese rol del Estado, creo que es imposible tener una cobertura de Internet del 65% de los hogares y del 79% en móviles. Pero, además, es falsa la dicotomía Estado-privado porque la red de fibra óptica tiene alrededor de 800 clientes de los cuales uno es corporativo, Claro, que consume la red troncal para llevar Internet a sus propias redes; pero el resto son pequeñas y medianas empresas y cooperativas que son privadas y que se encargan de llevarle la fibra a los hogares, no lo podrían hacer de ninguna otra manera si no pudieran comprarle a mayoreo al Estado que le brinda el servicio».

Agregó: «Sin la red federal de fibra óptica de Arsat, esa pyme tendría dos posibilidades: que la red ya exista y el privado quiera venderle a un precio que fija el privado o que si la red no está, el privado quiera extenderla, en cuyo caso los costos quedarían cargados sobre la pyme».

ESTRECHO

Días atrás, el gobierno inauguró el cable de 40 kilómetros que conecta la isla de Tierra del Fuego con
el continente.