El secretario de Finanzas, Diego Bastourre, concluyó un viaje a Washington en el que debatió en persona con los técnicos del Fondo Monetario Internacional la manera en que el gobierno argentino se va a financiar en 2021. Es un tema crucial: se sabe que el déficit del año que viene será elevado ($ 2,2 billones, aunque, el equipo económico confía en reducirlo) y lo que no sea cubierto con deuda lo será con emisión del Banco Central, recurso que podría potenciar la inflación.

Pero el mayor respaldo para Bastourre provino del mercado local, que decretó una inesperada pax cambiaria. El dólar paralelo cerró a $ 148 el viernes (57 pesos menos que durante el febril fin de octubre), mientras que la compra de divisas a través de bonos, los famosos CCL y MEP, estaba por debajo del dólar solidario (el minorista más sus recargos impositivos). La brecha entre el blue y el oficial se redujo a 80% y el Banco Central pudo volver a comprar divisas por tres rondas consecutivas.

Las razones sobre esa disminución difieren según quien las cuente. Para muchos influyó la venta de bonos en dólares por parte del Banco Central y la Anses, aunque nadie ofrece datos precisos de esas operaciones. Otros creen ver un aval del FMI a la actual paridad; así lo habrían comunicado los funcionarios del organismo a cargo del caso argentino, Julie Kozack y Luis Cubeddu durante su visita a la Argentina dos semanas atrás. Lo cierto es que se aplacaron las expectativas pesimistas.

«La mejora en el frente cambiario en estos últimos días es innegable, con la brecha reafirmando su sendero bajista y el BCRA empezando a poder comprar divisas en el mercado, algo que no ocurría hace mucho tiempo. El tipo de cambio preocupa mucho menos hoy que hace algunos meses», opinó Francisco Mattig, de la plataforma de inversiones Consultatio. Con todo, Mattig advirtió que «la dinámica monetaria, como se preveía, volvió a deteriorarse» porque el BCRA giró utilidades al Tesoro, compró divisas en el mercado y se esforzó poco en la esterilización de los pesos sobrantes.

Desde el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda también destacaron que «desde el pico del mes de octubre, la brecha cambiaria ya disminuyó en 66 puntos porcentuales». Además, cruzaron ese dato con otros positivos como la menor venta de divisas del BCRA (U$S 327 millones en noviembre, el valor más bajo de los últimos cinco meses), la desaceleración en la caída de reservas internacionales y hasta una leve suba en los depósitos bancarios en dólares.

Pero en el Palacio de Hacienda saben que una golondrina no hace verano y por eso eligen la cautela. Son conscientes, por ejemplo, de que el inminente pago del aguinaldo puede estimular la demanda y aguijonear otra vez el blue. Pero la tregua sirvió para sacar el tema de las tapas de los diarios y frenar el acoso del frente empresario que insistía con la cuestión.

Fue el presidente de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo, quien había dicho hace un par de semanas que «no estamos pidiendo una devaluación, porque el tipo de cambio no está retrasado; pero nos preocupa la brecha cambiaria, porque eso son las expectativas». El giro de los sucesos alteró la agenda. El jueves, en un evento empresarial organizado por Techint, su CEO Paolo Rocca (de quien el presidente Alberto Fernández opinó que «cree que hace falta un proceso devaluatorio y yo no lo comparto»), optó por pedir en público una reducción de la carga impositiva y «un plan creíble para contener y ordenar el gasto público».

Las menores expectativas sobre un ajuste abrupto en el tipo de cambio podrían ayudar a corregir algunos aspectos como el déficit comercial con Brasil: en noviembre dio un rojo de U$S 275 millones, por una caída de las ventas y una suba simultánea de las importaciones. La consultora Ecolatina lo adjudicó directamente a «la compra de bienes importados como una manera indirecta de acceder a los dólares oficiales. Se pospusieron algunas ventas externas, a la par que se adelantaron compras y stockeo en pos de aprovechar los efectos de una devaluación».

En Washington, mientras tanto, la rosca no se detiene. El embajador argentino, Jorge Argüello, admitió ante empresarios estadounidenses que «la posición de Estados Unidos será determinante para el acuerdo», de lo que se desprende la necesidad de esperar la asunción del presidente electo, Joe Bidden. «En pocos meses vamos a alcanzar un acuerdo”, pronosticó Argüello. «

Cruces por el paro en los puertos cerealeros

Entidades empresarias del sector agroindustrial cargaron contra los gremios que se encuentran en paro de actividades y los culparon de frenar la venta de la cosecha y la entrada de dólares. El conflicto involucra a la Unión Recibidores de Granos y Anexos (Urgara), la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines (Ftciodyara) y al Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros del Departamento de San Lorenzo (SOEA), que desde mitad de la semana paralizaron la carga de productos de exportación en las terminales portuarias por un reclamo salarial.

Según las empresas, la medida complica el ingreso de divisas «indispensables para afrontar la grave crisis económica y social en la que se encuentra nuestro país», sostiene un comunicado firmado por un grupo de entidades de la actividad. El presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), Gustavo Idígoras, le dijo a la agencia Télam que las pérdidas son de U$S 100 millones diarios. Sin embargo, el sector viene afrontando una fuerte discusión con el gobierno precisamente por retener esos dólares: esta semana la exportadora Díaz & Forti fue suspendida del registro de exportadores luego de que el Banco Central comprobara omisiones por U$S 450 millones.

Los gremios, en tanto, insisten en que la prometida revisión salarial lleva cinco meses de demora y que las cámaras buscan «distraer la atención pública de su responsabilidad» en el diferendo. «