El también vicepresidente de la coordinadora de industrias de la alimentación (COPAL) y vice de la Unión Industrial Argentina (UIA) habló con Tiempo después del fuerte cruce que mantuvieron este fin de semana el gobierno, por medio de su ministro de Producción, Francisco Cabrera, y los industriales que cuestionaron la política sectorial.

-¿Cómo se retoma el diálogo con el gobierno después de que el ministro de Producción, Francisco Cabrera, les pidió a los industriales que “se dejen de llorar”?

-En la industria alimenticia no nos damos por aludidos, nosotros no lloramos por nada. Y además no es cierto que no somos competitivos. La verdad es que hay una presión tributaria muy alta que en los alimentos representa el 40% del valor que paga el consumidor a la par de un costo del 35% de logística. Esto hace que en el país el precio promedio de una lata de tomate sea de $6,50 en la provincia de origen pero que se venda a 22 pesos en la góndola.

-También se habla del costo de la hojalata, una variable en la que aparece en el cuadro la empresa Tenaris, de Techint. ¿Esperan que bajen ese precio?

-El tema no es la hojalata. La que nosotros compramos puede afectar entre un 15 o 20% el precio final. No es relevante. Pero la Argentina es competitiva a nivel empresas y se podría bajar un 8 o 10% en el costo de la hojalata. Ellos (por Tenaris) dan un excelente servicio y un de gran calidad. Ahora hay tecnologías con las que se podría bajar el espesor de la lata. Pero repito: hablamos del 15% de los esos 6,50 pesos del precio final. No tiene nada que ver con la importancia en el costo final del consumidor.

-Después de los cruces verbales los industriales tienen una reunión el miércoles con las autoridades, ¿qué van a plantear las alimenticias?

-En realidad la reunión del miércoles ya estaba programada desde antes de lo que pasó. Es una reunión de CIPA con el secretario (de Transformación Productiva) Lucio Castro. Es por distintos temas que estaban en la agenda pero me parece natural que los últimos asuntos estén presentes. El tema va a seguir. Lo que pasó el martes pasado (en una polémica reunión de la UIA en la que los socios se quejaron abiertamente de la política del gobierno para el sector) fue que era la primera reunión de junta del año de la UIA. Es una reunión a la que van todos los sectores y regiones del país, y cada uno da a conocer la realidad de cada sector después de tres meses de no decir nada. Yo como socio de CIPA y referente de Córdoba di los temas de interés de mis sectores representados.

-¿Qué pasa con las importaciones en el sector alimenticio?

-Hay una gran preocupación por la importación de tomate entero de Italia. El informe de la CIPA indica que en 2017 ingresaron 9 mil toneladas al país pero el viernes Tomates 2000 informó que fueron 10 mil toneladas. Y son datos de la Aduana, nada de invento. Como presidente de CIPA sé que hay un tema de financiamiento con la industria latera, las grandes empresas son el 1% y tienen espaldas financieras pero las pymes tienen costo financiero del 35%. Esa es la realidad de la economía regional. También se habló del tema del beneficio a la empresa grande en detrimento de lo que paga el consumidor pero la rentabilidad del productor es mucho menor que la que recibe el que importa: hoy conviene importar antes que fabricar acá pero eso no benefició al consumidor porque el precio no bajó.

-Pero el de las importaciones es un asunto que hasta el martes de la semana pasada, salvo sectores muy específicos, no había cuestionado la UIA.

-En la reunión del martes se habló de la importación de todos los sectores pero el tomate hizo más ruido porque es un alimento. Pero insisto, nosotros somos recontra competitivos, lo demostramos con excelentes productos y exportaciones. No siento que (Cabrera) se haya dirigido a nosotros.

-¿Cómo ven las alimenticias la economía para el desarrollo de este 2018?

-Recién empieza el año. Estamos esperando. Hay una situación donde el gobierno da pasos en lo correcto, como con la reforma tributaria, como con la inversión en logística, pero eso que se encaró va a mostrar resultados entre el mediano y el largo plazo. Hay algunos sectores que necesitan ver hoy de qué manera salen de los problemas que tienen. La industria conservera pide precios de referencia en la Aduana, de qué manera se logra seguir hasta tanto no llegue el efecto de las medidas.

-¿Y cómo se ve el panorama desde la perspectiva de Arcor en particular?

-Arcor está como la media de las empresas del sector. El 2016 fue malo porque se cayó la industria de alimentos y lo que le pasa a la industria le pasa a Arcor. Ese año la empresa terminó en cero cuando la industria cayó 4%. En 2017 terminó 1% arriba respecto a 2016. Ahora bien, el problema es que es un sector donde tendríamos que crecer 3 o 4% por año y llevamos 7 años donde eso no pasa.

-¿Cómo piensan el tema de la inflación siendo un eslabón en la cadena de formación de precios?

-No es así. No es el empresario el que maneja la inflación. La inflación depende de la política macro y de una cantidad de factores. El mismo empresario que está hoy en el país permaneció durante décadas con inflación, deflación, etc. Y eso no es un problema de los empresarios. El año pasado la inflación fue del 24% pero la inflación de alimentos fue del 20,7%, estuvo tres puntos abajo.