El Índice de Confianza en el Gobierno cayó un 20,3% en diciembre. Quizá sea una de las consideraciones que llevaron a la conferencia conjunta de los funcionarios económicos del 28 de diciembre, uno de cuyos objetivos fue mostrar cohesión y trabajo en equipo. 

El anuncio también se produce en un momento difícil de la economía, con una inflación persistente (con los aumentos de tarifas que ya vienen), desbalances en el sector externo, desaceleración de la producción e intensificación del malestar social.

La noticia más importante de la conferencia del «equipo económico» fue la redefinición de las metas de inflación, previendo para 2018 un 15% y un 10% para 2019. En este sentido, el ministro Dujovne aclaró: «Postergamos un año, del 2019 al 2020, la meta del 5 por ciento.” Quizá debió haber aclarado que para poder programar para el 2020, es condición que Macri obtenga un segundo mandato. Con paritarias que ya se han firmado en niveles del 19% (Utedyc) y del 17% (Aerolíneas), ambas con cláusulas gatillo, el 10% que se deseaba imponer como tope lucía como inaceptable. Una nueva meta del 15% da más aire al gobierno y a las cámaras empresarias para acotar los aumentos de salarios.

El ministro Caputo estipuló que el Tesoro requerirá unos U$S 30 mil millones de financiamiento el 2018, y sostuvo: “Vamos a tratar de ir aumentando cada vez más las emisiones en el mercado interno y en moneda nacional para ir reduciendo la dependencia del mercado externo.” Un nuevo impulso a la deuda pública y al aumento de intereses. Sin perder tiempo, ya colocó en los últimos dos días del año $91.250 millones a la ANSES y $ 21.300 millones a tres organismos descentralizados.

Como un resultado del cambio en la meta de inflación, el dólar, que venía aumentando por cuestiones estacionales, se incrementó 66 centavos en un día, una de las subas más elevadas del año. Las razones son varias, como  la “recalibración de la política monetaria” que adelantó Sturzenegger, y la reducción de las tasas de Lebac en el mercado secundario, cerca de 3 puntos porcentuales para los plazos más largos. Este nivel de tipo de cambio, atrasado, es bienvenido por el BCRA, puesto que no salió a intervenir para bajar la cotización. Tiene suficiente poder de fuego con los U$S 56.150 millones de reservas internacionales que posee. El aumento del dólar revaloriza las reservas del BCRA expresadas en pesos y genera ganancias que disminuyen significativamente los costos de las Lebac.

Ayudita del FMI

Se entiende por qué los funcionarios de Cambiemos pidieron al FMI que no difundiera los avances del resultado del Art. IV antes de las elecciones. El informe final, presentado esta semana, se deshace en loas al gobierno, aunque no deja de indicar que «aún hay importantes desafíos pendientes y que se precisan esfuerzos adicionales». Esto es avanzar aún más con el reformismo permanente. Los directores del FMI «elogiaron que las autoridades estén dispuestas a considerar acelerar el ritmo del esfuerzo fiscal» y «aplaudieron el compromiso de las autoridades de mantener la orientación restrictiva de la política monetaria para cumplir las metas de inflación». Una visión que no se explicitó en la exposición de esta semana.

Quienes elaboraron el informe indicaron que «es esencial reducir el gasto público, sobre todo en los ámbitos en que dicho gasto aumentó rápido en los últimos años, en particular salarios, pensiones y transferencias sociales». Es decir, el ajuste sobre la ciudadanía más necesitada y los efectos positivos de la herencia recibida. Sin embargo, coincidieron en que el ajuste «probablemente impondrá un lastre al crecimiento económico en los próximos dos años, que rondará el 2,5 por ciento». Una lección para Dujovne: con ajuste, gradual o no, es muy difícil crecer al 3,5% como pronosticó.

Desafíos

Puede intentarse elaborar un balance del año con un enfoque prospectivo tratando de dar una idea de los desafíos que enfrenta la política económica para el 2018 y años siguientes. Estas dificultades explicitan las razones del cambio de las metas de inflación.

Los datos de la producción tienen una propaganda muy buena. Por caso, el último conocido del estimador mensual de la actividad económica del Indec (anticipador del PIB) de octubre da un aumento interanual del 5,2. Apenas recuperando la caída interanual del -4,4% de octubre de 2016.

Si analizamos los datos desestacionalizados, vemos un estancamiento en los últimos meses, con aumentos mensuales del 0,1% en agosto, una baja del -0,3% en septiembre y un incremento del 0,2% en octubre. Una muy pobre evolución que no permite indicar una recuperación sostenida.

En noviembre pasado se dio el mayor déficit comercial en un mes desde los 90, medido en dólares constantes. Con un rojo de U$S -1500 millones, no es un mes atípico. Octubre arrojó un déficit de U$S -995 millones; agosto de U$S -1071 y marzo de U$S -910 millones. Lo más preocupante es que en los 11 primeros meses de 2017 se acumuló un déficit comercial de bienes de U$S -7657 millones, y varios analistas ya vaticinan que cerrará el año en U$S -9000 millones. Esta evolución se debe a un aumento de las exportaciones de sólo el 1,2% y una disparada de las importaciones del 19,9 %.

Otro tema esencial: el muy elevado déficit de la Cuenta Corriente, que suma al comercial, el déficit en servicios (en especial turismo), los pagos de intereses de la deuda externa y la remisión de utilidades a las casas matrices.Durante los primeros nueve meses de 2017, el déficit en la Cuenta Corriente ascendió a U$S -22.476 millones, el doble (+113%) de lo ocurrido en igual período del 2016. Un resultado preocupante: este déficit debe ser necesariamente financiado en divisas.

En otro rubro, el Ministerio de Modernización indicó que hay casi 20 mil empleados “de más” en los organismos públicos relevados hasta el momento y que se espera reducir la plantilla en 35 mil puestos. Se terminarán contratos y se invitará a jubilarse a personas en condición de hacerlo. Ya se han conocido y denunciado innumerables despidos en el sector público, en especial en las áreas de Defensa y Cultura, justo antes de Fin de Año. Una cruel decisión.

Mientras tanto, se sigue beneficiando a las multinacionales. Macri firmó un protocolo de liberalización en el ámbito de la reunión del Mercosur. La Argentina abre a la competencia de la región las provisiones de bienes, servicios y contrataciones de obras que se realicen en el sector público nacional, más de 40 organismos descentralizados y unas 57 universidades nacionales. Desde el gobierno argentino se sostiene que las pymes podrán aprovechar este convenio para exportar a otros países, pero ¿quién ganará las licitaciones en los distintos países, sino las multinacionales más grandes? Una atención para el “círculo rojo del Mercosur”.

La economía evidencia desequilibrios propios de los regímenes neoliberales, como ya los vivimos en otros momentos. Además, el ajuste recae sobre los perceptores de menores ingresos, no sólo por la reducción de la actualización de las jubilaciones y asignaciones, sino por la persistencia de los aumentos tarifarios (incluido el del transporte que pega más en ese grupo), el aumento de los despidos y la flexibilización laboral ya instalada y que seguramente se intentará profundizar el próximo año. «