–¿Qué hay en juego en la pelea contra las low cost?

–Es un tema complejo. En 1944 Estados Unidos tenía un stock de aviones bombarderos convertibles a pasajeros y plantearon la idea de los cielos abiertos. Los europeos contrapropusieron la modalidad de acuerdos bilaterales en base a pautas de equidad y reciprocidad. A fines de la década del ’70, Jimmy Carter aplica la desregulación de la aviación comercial prometiendo empleo, más conectividad, mejores precios y seguridad pero concluyó con quiebras, fusiones y la consolidación de los monopolios. En la Argentina en los ’90 hay una réplica de lo mismo, y finalmente el Estado se tuvo que hacer cargo de toda la aviación. En paralelo vimos una degradación de la seguridad en todas las aerolíneas que concluyó en el caso más paradigmático que es Lapa. Ahora vemos un calco. No estamos en contra de las low cost, estamos en contra de todo este proceso que ahora hacen más orquestado y agresivo. Dietrich dice que no vamos a cielos abiertos sino a una política de acuerdos bilaterales. Pero lo hacen sin equidad ni reciprocidad. Hay un vaciamiento del espacio aéreo. Desde 2016 LAN saca más pasajeros argentinos al extranjero que Aerolíneas Argentinas. Es la primera vez que ocurre.

–¿En concreto qué reclaman?

–Ellos vienen con el eufemismo de las low cost pero es un modelo que acá no se puede desarrollar. No hay aeropuertos alternativos. Dijeron que Flybondi se haría cargo de los costos de adaptar El Palomar pero lo hizo el Estado. Tiene problemas de infraestructura, de acceso, con instrumentos muy laxos, la pista corta, falta de granulado para evitar el acqua planning y complica el ordenamiento del espacio aéreo. El país no está preparado para esto. La liberalización del piso y la guerra de tarifas, los cielos abiertos de hecho y los controles laxos de las autoridades de aplicación dan lugar a todo lo que pasó en los ’80 y ’90. A Aerolíneas Argentinas le achicaron la flota y rutas como Barcelona se la entregaron a Iberia que opera con una low cost y le da ganancia. Con contabilidad creativa la están endeudando para gastos corrientes, mientras a Flybondi el gobierno de Córdoba la exime de ingresos brutos por cinco años. Lo mismo a Norwegian que aún no puso ni un avión. El plan es hacer colapsar a Aerolíneas y Austral que tienen empleo de alta calidad para ir a las empresas con empleo tercerizado, precarizado y sin convenios ni controles que garantizan la seguridad.

–Se supone que están en una negociación porque están en conciliación obligatoria…

Es una conciliación rara. Nos concilian a nosotros pero sin contraparte. No hay voluntad de diálogo, ni nos convocan al Ministerio de Trabajo. Tomamos otras modalidades sin violar la conciliación y salen a denunciarnos. Es una presión muy fuerte que puede ocasionar un accidente. Los pilotos no pueden salir a volar presionados por esta campaña de desprestigio. Pero para mala suerte de ellos, lo que venimos denunciando está sucediendo. Nosotros ponemos el control de calidad de los aviones con nuestra vida. Flybondi tuvo un accidente gravísimo por falta de controles, muchos problemas desde su vuelo inaugural y no hay registro de intervención de la autoridad.

–¿Sobre quién recae la responsabilidad penal? 

–En Lapa, luego de diez años condenaron al jefe de pilotos y al gerente de operaciones. Los titulares del vuelo fallecieron, si no hubieran sido condenados. Nadie en su sano juicio puede culpar a un laburante por no exigir normas que el mismo Estado está liberando.

–Estas conciliaciones «gatillo» convirtieron al transporte aéreo en un servicio esencial limitando en los hechos el derecho a huelga… ¿los están empujando a violar la conciliación obligatoria?

–Administramos nuestra fuerza según la coyuntura. Esta gente nos acorrala y no nos deja otra alternativa que dar la batalla. Como no hay recursos humanos para expandir violentamente las empresas van a propugnar que vengan las low cost y, a medida que vayan necesitando pilotos, despachantes y técnicos, nos van a ir empujando al conflicto para generar  despidos y retiros voluntarios.

–¿El freno llegará con medidas de fuerza hoy, con una salida política en 2019 o cuando ocurra una desgracia?

–Un accidente aéreo no los va a parar porque la justicia es muy poderosa contra los pobres. Los va a parar la gente en la calle. No se qué es lo que va a pasar. Sólo puedo decir que la vamos a pelear a pesar de que nos sigan estigmatizando. Se les va a complicar porque el argentino no es tan sumiso. Incluso el que los votó y el que no tiene sentido de pertenencia al movimiento obrero. La gente nos aplaude a pesar de que las medidas aeronáuticas no son simpáticas. El movimiento obrero va a reaccionar. «

«Que la CGT deje de boludear»

–¿Por qué postergaron la renovación de la CGT?

–Tienden a adjudicarse una medida de fuerza que fue contundente.

–¿Está agotado el triunvirato?

–La CGT está desautorizada, no sólo la conducción. Hay que apartar las diferencias y orientar el poder de fuego a un plan de lucha contundente que muestre al gobierno que no puede hacer lo que quiere. 

–¿Fracasó la estrategia dialoguista?

–El exceso de diálogo pasa a ser una debilidad. Ante un gobierno que impone, necesitás una CGT que imponga. Falta voluntad de vencer.

–¿El bloque que están armando tiene un candidato?

–No importa quién sea. Necesitamos una CGT fuerte que se deje de boludeces.

–¿Esperarán hasta 2020 o se puede fracturar?

–Si por nosotros fuera, la renovación sería tan pronto como haya un consenso de unidad.