“La deuda de Argentina no es sostenible”, fue la sentencia del Fondo Monetario Internacional (FMI), en su declaración oficial, luego de las reuniones mantenidas entre los representantes del organismo internacional y del gobierno.

La contundente descripción está en línea con las intenciones del gobierno de cara a una restructuración de la deuda. Sobre todo, si se tiene en cuenta que los pedidos del FMI hicieron hincapié en dos puntos centrales: la “colaboración” de los acreedores privados (o sea, una quita) y la necesidad de una restructuración.

“Se requiere de una operación de deuda definitiva, que genere una contribución apreciable de los acreedores privados”, pide en concreto el organismo, con el fin de “ayudar a restaurar la sostenibilidad de la deuda con una alta probabilidad”. Y continuó: “El personal del FMI hizo hincapié en la importancia de continuar un proceso colaborativo con los acreedores privados para maximizar su participación en la eventual operación de deuda”.

Así las cosas, el equipo económico encabezado por el ministro del área Martín Guzmán habría logrado su cometido inicial. Además de Guzmán, participaron por parte del gobierno el presidente del Banco Central, Miguel Pesce; los ministros Daniel Arroyo, Ginés Gonzáles-García, Matías Kulfas y Claudio Moroni; el secretario de Planeamiento Estratégico, Gustavo Bélíz; la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, y el director del INDEC, Marco Lavagna, entre otros.

El organismo no especifica qué nivel de quita de deuda se necesita por parte de los acreedores privados, pero le da al gobierno una buena carta de cara a las negociaciones con estos acreedores. El FMI tampoco da indicios sobre cuáles serían los términos generales de una restructuración “definitiva”, pero también se puede interpretar como un guiño al camino elegido por el gobierno.

El equipo del FMI, comandado por la subdirectora del Departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kozack, y por el jefe de Misión para Argentina, Luis Cubeddu, visitó Buenos Aires entre el 12 y el 19 de febrero.

Desde el organismo aseguraron compartir “el objetivo general de las autoridades de restablecer el crecimiento y reducir la pobreza, y al mismo tiempo fortalecer los equilibrios fiscal y externo”. En tanto, notaron que “la capacidad de enfrentar el nivel y el servicio de la deuda pública de Argentina se deterioró significativamente en comparación con el último análisis de sostenibilidad de la deuda del FMI, publicado en julio de 2019”.

El personal del FMI entiende que desde entonces “el peso se ha depreciado en más del 40%, el riesgo soberano ha aumentado cerca de 1.100 puntos básicos, las reservas internacionales han disminuido alrededor de US$ 20 mil millones y el PIB real se ha contraído más de lo que había sido proyectado”. Como resultado, “la deuda pública bruta aumentó a cerca de 90% del PIB a fines de 2019, 13 puntos porcentuales más que la proyección”.

Por todo, “el personal del FMI ahora evalúa que la deuda de Argentina no es sostenible”. Específicamente, advierten que el superávit necesario para reducir la deuda y las necesidades de financiamiento “no es económicamente ni políticamente factible”.

En el contexto de la próxima reunión de Ministros de Finanzas del G20, en Arabia Saudita, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, se reunirá con Guzmán, “a efectos de definir los próximos pasos de la relación entre el FMI y la República Argentina”.

Por su parte, el presidente Alberto Fernández y el jefe de Gabinete Santiago Cafiero expresaron satisfacción por el comunicado a través de las redes sociales.