Las paritarias 2018 vienen como dos trenes en sentido contrario y por vía única. El ejemplo, algo dramático, lo dio un líder sindical que forma parte del Consejo Directivo de la CGT. Es que el panorama de las negociaciones paritarias de este año viene por demás complicado. No sólo en lo que hace al salario -que es el habitual eje de estas discusiones- sino porque las empresas y el gobierno pretenden incluir en el temario la reforma de las convenciones colectivas. Más ahora que comienza a desdibujarse el horizonte de discusión parlamentaria de la reforma laboral.

Todo ello en medio de una avanzada de la justicia sobre algunos líderes sindicales, lo que es visto desde ese lado del mostrador como carpetazos extorsionadores para obligarlos a aceptar el dictado macrista.

Una de las primeras paritarias que se discute cada año es la de los docentes. Si bien el gobierno se niega a convocar la paritaria nacional docente, cada uno de los 24 distritos debe tener listo su acuerdo antes del inicio del ciclo lectivo, previsto para los primeros días de marzo.

En diálogo con Tiempo, Sonia Alesso, titular de Ctera, el sindicato nacional de docentes de mayor representatividad, advirtió que este año «va a haber conflicto».

La dirigente sindical apuntó que ello se producirá porque el gobierno nacional y las administraciones provinciales pretenderán ajustes salariales por debajo de la inflación, algo que la docencia «no aceptará», apuntó Alesso.

Según refirió la titular de Ctera, ese sindicato convocará a un plenario de secretarios generales y luego un Congreso, todo a principios de febrero, para evaluar la situación concreta y analizar el pedido de incremento salarial.

Alesso subrayó que en este momento no hay negociaciones paritarias, salvo en La Pampa. Ello pone de relieve que apenas media un mes entre el inicio de las negociaciones en cada distrito y el inicio de las clases. Es un período muy corto para algunas discusiones, especialmente en los distritos grandes como Buenos Aires, Córdoba, Ciudad de Buenos Aires y Mendoza. «Esto es responsabilidad del Estado, que convoca a las paritarias sobre febrero», señaló Alesso. «Las provincias también están postergando las discusiones», agregó.

El jueves 11, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, marcó la cancha de las negociaciones paritarias en dos aspectos: el monto de incremento y las cláusulas gatillo. Respecto del primer punto, aseguró que pocos días antes, el gabinete económico había estimado que la inflación de este año sería del 15 por ciento. «Es una estimación realista, que va a ser certera de lo que va a ser la inflación y creemos que van a estar en torno de eso las negociaciones», agregó.

Hay un problema con la opinión del ministro de Trabajo sobre cuál debería ser el nivel de la paritaria del año. Y es que la cartera laboral tiene el poder sancionatorio, es decir, es la autoridad de aplicación y la que homologa las paritarias. ¿Qué pasará con las negociaciones salariales que cierren cerca del 20% y no incluyan reformas convencionales?

Una muestra del comportamiento del Ministerio de Trabajo lo da el hecho de que en 2017 sólo habría homologado 1088 acuerdos, poco más del 50% de los pactados en 2015 y un retroceso del 30% de los establecidos en 2016, según consignó el portal especializado InfoGremiales. Si Trabajo no homologa un acuerdo pone en cuestión su legalidad, por lo que ninguna patronal lo va a cumplir. Esto sucedió con el acuerdo bancario a principios de 2017.

Respecto de la cláusula gatillo, Triaca señaló en el mismo reportaje radial que se trataba de un «instrumento» y que como tantos otros, algunos acuerdos lo incorporan y otros no. Lo cierto es que las cláusulas gatillo firmadas en 2017 se han puesto en marcha porque lo firmado siempre estuvo por debajo de la inflación. En la CGT no estiman que habrá un impulso público a incorporarlas en los acuerdos pero no rechazan en absoluto su inclusión.

El problema de fondo es que prácticamente nadie cree que la inflación de este año será del 15 por ciento. Encima, habrá un fuerte golpe al bolsillo de acá a marzo sin posibilidad de compensación porque las principales negociaciones arrancan después de marzo. 

La cláusula gatillo de 2017 se comienza a aplicar, aunque con condicionamientos

Con el panorama completo de la inflación de 2017, en el 24,8%, los valores de las paritarias firmadas a lo largo de ese año, especialmente las cerradas en el primer semestre, quedaron por debajo del costo de vida. Ahora arranca otra etapa: la aplicación de las cláusulas gatillo en aquellas que incorporaron ese ítem en los acuerdos.

Así las cosas, la aplicación de esta cláusula en el acuerdo entre las cámaras patronales y la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (Faecys), que dirige Armando Cavalieri, se transformó la semana pasada en un caso testigo. «Hubo acuerdo en Trabajo y lo ratifico en todo sentido», dijo Cavalieri tras la firma de un convenio específico con la CAME, que días antes había cuestionado la legalidad de la cláusula.

CAME dejó trascender que sólo ratificaría ese punto del convenio si el sindicato de Comercio aceptaba que las paritarias de este año tuvieran un techo del 15% «sin cláusula gatillo».

En el caso de los bancarios, que ya comenzaron a discutir la paritaria de este año y rechazaron una primera oferta de los bancos del 9% en cuotas, la cláusula gatillo se aplica de manera automática, sin mesa de discusión.

En tanto, el sindicato de estatales UPCN firmó un convenio con evaluación trimestral de la situación salarial. A la luz del resultado de la inflación de 2017, se descarta que habrá actualización.

También esperan una actualización los estatales y docentes bonaerenses y la UOCRA. «