La propuesta de promover un decreto que establezca un aumento de suma fija salió de boca de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en su discurso de la semana pasada en la sede de la CTA de los Trabajadores.

La sugerencia se conoció casi en el mismo momento en el que Martín Guzmán hacía pública su renuncia y, por lo tanto, antes de la escalada de las cotizaciones de las divisas paralelas y la zozobra en los precios que se registró durante ese fin de semana y los primeros días de la semana.

Buscaba dar respuesta a una urgencia que, horas después, ya resultaba menor a la luz del nuevo escenario. Con todo, la idea volvió a dividir aguas dentro de los sindicatos e incluso entre los dirigentes que integran el triunvirato que conduce la CGT y las CTA.

El presidente de la Nación, ayer, insistió en su promesa de lograr que los salarios le ganen a la inflación para, de una vez, comenzar a recuperar esos veinte puntos de poder adquisitivo que se resignaron durante el gobierno anterior.

Sin embargo, según el último informe de salarios del Indec, durante los primeros cuatro meses del año los haberes quedaron 2,5 puntos detrás de la suba de precios. Es que, en promedio, los salarios crecieron hasta abril un 20,6% cuando la inflación lo hizo en un 23,1%.

Pero la situación es más ajustada para los salarios informales que, en ese periodo, subieron apenas un 18,5% y a nivel interanual lo hicieron un 49,4% contra una suba de precios del 58%.

En 2020 los haberes quedaron 1,2 puntos por detrás de los precios y, en 2021, en promedio, quedaron 2,5 puntos por encima aunque los informales se incrementaron 10,3 puntos por detrás de la inflación.

La idea de otorgar una suma fija acompañada del proyecto de otorgar un salario universal de $14 mil impactaría especialmente en los sectores de salarios más bajos del sector formal y entre los salarios informales. El recelo del ala más afín al presidente encarnada por Héctor Daer apunta precisamente a privilegiar el ejercicio paritario para sostener los salarios de los sectores registrados que representa.

La ministra Silvina Batakis, por su parte, fijó rápidamente su posición: “creo en las paritarias y considero que, en una situación más ordenada, no podemos tener paritarias continuamente con cláusulas gatillos. Se tendría que poder resolver las paritarias en forma anual”.

Al mismo tiempo, la vocera presidencial Gabriela Cerruti, descartó la posibilidad de avanzar en el proyecto de salario universal porque, aseguró, la ministra de Economía Silvina Batakis le habría señalado que «no dan los números».

Los acuerdos anuales que propone Batakis apuntan a generar una mayor previsibilidad para las empresas aunque, con este nivel de inflación, resultan un mecanismo mediante el cual difícilmente los salarios superen a los precios. Para que así sea, esos acuerdos deberían superar todos los pronósticos inflacionarios a contramano de la intención de desalentar la denominada «inflación por expectativas» que supo ser el fundamento por el cual los acuerdos se redujeron a periodos trimestrales semestrales y con cláusulas de revisión para acompasar los precios.

Esta divergencia, cómo era esperable, se trasladó a los sindicatos en general y a la interna de la CGT en particular. En diálogo con Tiempo Argentino, Omar Plaini referenciado en el Frente Sindical para el Modelo Nacional (FreSiMoNa) de Pablo Moyano y los sectores kirchneristas aclaró que «nosotros lo planteamos hace mucho tiempo. En la CGT somos muchos los que pensamos que con la paritaria sola no alcanza». Con todo, aclaró, «nuestro instrumento es la paritaria, pero la suma fija es para achicar la asimetría que hay con algunos trabajadores que están registrados y no llegan a fin de mes y ni hablar con los sectores informales».

En un sentido similar, aunque por fuera de la CGT, Hugo Yasky señaló que «la controversia con la paritaria la produjo la gente de la mesa chica de la CGT para darle la derecha a la UIA que no quiere intromisiones. Eso de que no van a renunciar a la paritaria es verso. La suma fija no es en oposición a las paritarias, sería a cuenta de las paritarias. El aumento por decreto acelera los tiempos de la recomposición y llega a todos por igual. Al ser una suma fija levanta los de más abajo. Después, la paritaria verá como los absorbe».

El dirigente de la CTA afín al kirchnerismo no ahorró críticas a la nueva ministra por su recelo al proyecto de salario universal: «es una respuesta que mira la realidad con un solo ojo. Una mirada fiscalista. Hay que mirar con dos ojos, el fiscalista y el de la demanda social. Hay que buscar los recursos y tomar medidas para que la situación de los que están padeciendo. Pido a Batakis que lo reconsidere y revise de nuevo las cuentas», disparó.

Esta semana la conducción de la CGT tendrá una nueva reunión (ver recuadro) en la que definirá posicionamientos y evaluará la posibilidad de una marcha.

El mismo día, el 14, la Unidad Piquetera movilizará a la Plaza de Mayo donde no descartan acampar «contra el hambre y la pobreza». «

Reunión de CD y posible marcha

Fuentes de la CGT confirmaron que este jueves se realizará una nueva reunión de la «mesa chica ampliada».

Si bien confiaron que el temario será amplio y se espera que surjan de allí las definiciones políticas que no emergieron de la última cita, todas las miradas están puestas en la posibilidad de que, finalmente, se ponga fecha a una movilización que, de realizarse, apuntará «contra los formadores de precios» y no contra el poder político.

Omar Plaini, referente de uno de los sectores más dispuestos a recuperar la calle, sin embargo, señaló que «estamos debatiendo si hay que movilizarse o no. Vamos a esperar. Recién asume la ministra». Desde afuera, pero muy alineado con la vice presidenta, Hugo Yasky aseguró que «discutimos la necesidad de recuperar la movilización y ganar la calle así como la voluntad de construir un amplio reagrupamiento sindical y popular para dar una disputa contra los formadores de precios. Si la CGT toma una iniciativa de ese tipo vamos a estar ahí».