El referente del Gremio de la Sanidad, y futuro co conductor de la CGT unificada, recibió a Tiempo Argentino el jueves, al cabo de una difícil jornada en la que las centrales lograron sostener el proyecto de una conducción colegiada pese a la presión de otros sectores que pujan por un espacio en la mesa chica.

Críticas a la política económica del macrismo pero paños fríos a posibles medidas de fuerza: «Sin la unidad sindical es un poco apresurado».

–Circuló que las tres CGT tenían listo un documento crítico del gobierno y una convocatoria al paro, pero todo quedó en la nada. ¿Qué factores intervinieron para frenarlo?

–La verdad es que yo no vi el documento que circuló. Muchos dirigentes no estaban ni enterados. Estamos elaborando uno que está muy en borrador, pero nada que ver con ese. Nunca hablamos de paro. Primero hay que esperar el congreso sindical del 22 de agosto y después ir al poder político.

–¿Entonces no habrá una convocatoria al paro?

–Plantearnos hoy un paro es un poco apresurado. Sin la unidad no tenemos la fortaleza para ir a plantear las cosas como se debe. La contracara del gobierno hoy es la corrupción y necesitamos que ese lugar sea ocupado por el movimiento obrero.

–Está clara la táctica pero mucha gente padece el tarifazo, la inflación, la caída del empleo y espera una respuesta firme de la CGT… ¿No lo ve así?

–La gente no está esperando un paro. Lo que quiere es que el gobierno no le imponga un tarifazo, quiere que se frene la inflación. Esa es la labor de la CGT: ir a discutir esos temas. Si no resuelve la medida de fuerza es parte de la agenda pero no se puede hacer previo a un congreso de unidad.

–¿Cuál es la expectativa de que enderece el rumbo un gobierno que culpa al consumidor porque tiene frío en invierno? ¿Confía en eso?

–No es un tema de confianza sino de lucha política. Hay que ver si el gobierno decide seguir respaldándose en los sectores que benefició o si equilibra la concentración económica. Esto se logra con una CGT unida: podés hacer el paro pero hoy el instrumento de interlocución no existe.

–¿En ese camino suma o resta que Gerónimo Venegas (UATRE) abogue por una CGT que acompañe al gobierno o que otros remarquen la necesidad de «garantizar la gobernabilidad»?

–Venegas es parte de Cambiemos. Él confía en que a este gobierno le va a ir bien. Nosotros no compartimos eso. En cuanto a la gobernabilidad, no podemos limar la democracia. No podemos erosionar. No estamos detrás de que se caiga un gobierno. 

–Hay versiones que acusan un supuesto pacto de gobernabilidad entre las CGT y el gobierno de Macri para los primeros meses de gestión. ¿Qué opina?

–No existe ni existió un pacto. Para que haya un acuerdo te tienen que decir hacia dónde vamos. Si no te muestran un horizonte de redistribución social y vos no lo ves, no hay acuerdo posible. 

–Parecería que el gobierno complicó con sus propios errores una relación con los sindicatos que en diciembre le era muy favorable. Por ejemplo, en la dificultad para resolver el tema paritarias. ¿Coincide?

–En las paritarias nos dijeron que la inflación iba a ser el 25% pero nosotros no nos dejamos apretar y resolvimos por encima del tope. El problema del gobierno es que no tienen un ejercicio de cómo quedan las cosas, porque si no, nadie te aumenta el gas un 400 por ciento.

–Esta semana el presidente dijo que fue un problema de comunicación…

–Ese es un error que reafirma la cuestión ideológica. Un tipo que tiene un salario de 15 mil pesos gasta lo que gana. Debieron resolverlo en cuatro o cinco años, gradualmente.

–¿Rescata algo de la gestión de Juan Manuel Aranguren en el Ministerio de Energía?

–Es un funcionario que actúa con mucha subjetividad. Si en Shell hubiera hecho las cosas tan mal, no hubiese durado dos minutos. Pero la responsabilidad es de Mauricio Macri. Incluso trascendió que Aranguren quería una actualización paulatina de las tarifas pero fue Macri quien lo exhortó a ir por todo.

–¿Esa decisión puede ser una estrategia para legitimar el tope del 400 por ciento?

–Ese tope igual es una aberración. En el barrio decidieron no pagar y no dejar que la empresa te venga a cortar. Es el peor clima.

–¿Cómo analiza el rol de la Justicia en el macrismo?

–Creo que hay una mediatización severa de la corrupción. Se genera una cacería que no puedo juzgar intencional pero que le termina dando una mano al gobierno porque distrae a la platea.

–¿Está de acuerdo con el fallo de la Corte Suprema que limitó a los sindicatos el ejercicio del derecho a huelga?

–En el sindicato de la Sanidad no hay una medida de fuerza que no esté avalada por la organización. Damos el debate pero tenemos la responsabilidad de conducir. La organización tiene muchas voces hacia adentro y una hacia afuera.

–No me respondió sobre paritarias. ¿Tiene que haber una reapertura en el marco inflacionario?

–La inflación es fuerte pero no hay que aventurarse a hablar de la reapertura porque lo único que generamos es que vayan corriendo a aumentar los precios. Pero si esto no se corrige, va a haber un llamado a rediscutir. Todos los convenios tienen cláusula gatillo. 

Se calienta la reunificación

El jueves los nombres de peso lograron ratificar la conducción tripartita integrada por el referente moyanista Juan Carlos Schmid, el barrionuevista Carlos Acuña y Héctor Daer, por la CGT Alsina.

Pero hay gremios que quieren una CGT con un solo líder y otros que pugnan por una «tetra conducción». Daer aseguró que el triunvirato «no tiene vuelta atrás». Sin embargo, las intentonas de los «huérfanos» prometen recrudecer. La UATRE, del «Momo» Venegas, y los Taxistas, de Viviani, fueron los primeros en mostrar los dientes, y otros, como el MTA, harán lo imposible por bajar al candidato «barrionuevista» Acuña y sumar al bancario Palazzo a la foto del 22.