Todas las especulaciones sobre el sendero que tomará el dólar en los próximos meses son hacia el alza. Una muestra de ello es la negociación de la divisa en el mercado de futuros. En el Rofex (el mercado electrónico donde se negocian la mayor parte de los derivados financieros a término del país) este lunes se pactaron operaciones a $ 59 para febrero de 2020.

Los valores que se manejan no son casuales. En la formación de las expectativas para calcular el tipo de cambio en los próximos meses tiene gran importancia la tasa de interés de referencia que determina el Banco Central a través de la colocación de sus Letras de Liquidez (Leliq), que en las últimas semanas retomó el camino ascendente y ya es de 59,86%. Si se considera la cotización actual (el mayorista cerró a $ 40,87 y el de venta al público promedió los $ 42,29), el valor del dólar a febrero del año que viene podría incluso ser mayor.

La operatoria de divisas a futuro es una manera que tienen los inversores para cubrirse de eventos inesperados. Funciona como un seguro: quienes compran dólares a plazo reciben al término de ese período la diferencia entre la cotización real y la pactada, si aquella resulta mayor. De manera inversa, deben pagar si compraron más caro. Por eso en tiempos de volatilidad el Banco Central vende contratos a futuro para hacer bajar el precio y crear la expectativa de que la divisa no subirá tanto.

La incertidumbre, de todas maneras, sigue siendo la reina de los mercados, ante la perspectiva de un incremento del ritmo de la inflación, cuyo dato de febrero se conocerá el jueves, y el escaso margen de maniobra que tiene el gobierno por el corsé que le impone su acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. El economista jefe de Ecolatina, Lorenzo Sigaut Gravina, pintó la dureza de la situación en una entrevista con radio La Red: “La cuestión cambiaria está atada con alambre. Con un poquito de demanda se puede desequilibrar”.