La exclamación del presidente Alberto Fernández, en el sentido de que uno de los “desafíos” de su gobierno es “enfrentar a los que guardan 20 mil millones de dólares y no los liquidan esperando una mejor rentabilidad cuando el país los necesita», junto con el juramento: “No me van a torcer el brazo”, puso de relieve uno de los problemas centrales que enfrenta la administración del Frente de Todos: la falta de crecimiento de las reservas.

Con la excusa de la urgencia, en el gabinete de Fernández se comenzó a estudiar una alternativa de un costo político incalculable: incentivar a los productores a que vendan sus granos para lo cual el gobierno estaría dispuesto a darles un dólar específico, más caro, o a reducirles las retenciones.

Para Claudio Lozano, direcotr del Banco Nación, Para Claudio Lozano, director del Banco Nación, «sería una barbaridad que cuando los productores ponen en vilo el país reteniendo producción sin justificación alguna, encima se los premie con un tipo de cambio especial que obviamente impactaría luego sobre los precios en el mercado   interno. Lo lógico es sancionarlos, no premiarlos».

Porotos retenidos

La Mesa de Enlace saltó ofendida ante el reclamo del presidente y sus distintos referentes argumentaron que la retención de los porotos de soja era una práctica habitual y que se irán vendiendo a medida que los productores precisen financiar alguna actividad. La posición es una verdad a medias. Es cierto que los productores retienen soja con ese propósito, a diferencia de lo que hacen con el trigo y el maíz, cosechas que suelen vender en su totalidad a poco de realizarlas. Pero el dato diferencial es que este año retienen muchos más granos que antes.

Las cosechas de soja fueron muy parecidas en magnitud en 2021 y 2022: 43,1 millones toneladas y 43,3 millones de toneladas. Sin embargo, mientras que para la segunda semana de julio de 2021 los productores ya habían vendido 25,1 millones de toneladas de porotos, en la misma fecha de 2022 las ventas alcanzaban a 20,4 millones de toneladas, un 20% menos, que equivalen a unos U$S 2600 millones a la cotización del viernes en el mercado de Chicago. Esa sería la dimensión de la decisión actual de los productores de no vender ante la incertidumbre cambiaria. Toda la cosecha de soja sin vender equivale a U$S 12.000 millones.

Pero la tendencia es que las ventas se retraigan más aún. En las primeras dos semanas de este mes, los productores vendieron apenas 642.000 toneladas de soja, lo que equivale un 40% de los casi 1,5 millones de toneladas vendidas en el mismo período de 2021.

Según Lozano, los productores «hoy tienen buenos precios, un dolar que no está atrasado y además un seguro de cambio con la posibilidad de aprovechar  el plazo fijo chacarero del Banco Nacion, que les permite poner los pesos que reciben por los dólares en un depósito que se ajusta por la evolución del dólar oficial. Es decir, si hubiese una devaluacion, ellos no perderían. Por ende, su comportamiento es claramente especulativo y golpista que al privar al país de cerca de 28.000 millones de dólares ponen en vilo a la sociedad argentina. Eso merece sanciones y no premios. Por ende las sanciones deben llegar incluso a obligarlos a abastecer».

Desde el Ministerio de Agricultura, sindicado como el que promovía el incentivo a los productores para vender, le dijero a Tiempo que van a» respaldar con las herramientas técnicas del área a las decisiones que adopte (el Ministerio de) Economía».

La ministra de Economía, Silvina Batakis, viajaba a Washington para entrevistarse con Kristalina Georgieva, la titular del Fondo Monetario.

Concentración

Como toda la producción de bienes de la Argentina, la de soja también está concentrada. El 10% de los productores absorbió el 57% de la superficie cultivada en la campaña 2020/2021, según un informe del Ministerio de Agricultura. Ese 10% son apenas 5500 productores. El 30% de los principales productores (poco más de 16.500) acaparó el 82% de la tierra destinada al cultivo de soja en esa misma campaña. Cuarenta mil productores más chicos se reparten el 18% restante.

Estas cifras permiten dimensionar la posibilidad que tiene un grupo relativamente chico de productores para cortar el circuito económico al sentarse arriba de su producción de soja. Como los productores más chicos tienen menos espaldas financieras, en general venden su producción antes. No es errado pensar que la retención de soja está concentrada en los sectores que concentran la producción.

La concentración también se observa en el acaparamiento de las mejores tierras. El 81% de la s tierras de Buenos Aires y Córdoba y el 70% de las de Santa Fe están en manos de grandes productores de soja. Pero en las provincias en las que la soja entró más tarde, la concentraciuón es superior: el 100% de la tierra destinada a soja en La Rioja está en manos de grandes productores. En Jujuy, es el 92%. «

Créditos del Banco Nación y el Provincia en la mira

En la semana, la ex ministra de Economía, Felisa Miceli, apuntó contra los créditos subsidiados que recibe el sector agropecuario por parte de los bancos oficiales, especialmente el NAción y el Provincia de Buenos Aires. El criterio es simple: si la tasa de interés por préstamos en pesos es menor a la expectativa de devaluación, los productores no venderán sus granos y tomarán los créditos para fondear la nueva siembra. En cambio, si la tasa es más alta, venderán sus granos para que el costo financiero sea menor.

Hay otras alternativas. Cuando la pandemia de Covid-19 asolaba la Argentina, el Banco Central lanzó créditos subsidiados con tasa del 24%. Al poco tiempo emitió una restricción: las empresas que retuvieran más de un 5% del valor de su cosecha no accederían aesos préstamos.

El BCRA repitió el planteo un año después, con los préstamos de las líneas de Inversión Productiva Mipyme.

El límite hizo que el 90% de los productores de soja no pudieran acceder a los préstamos.