El promocionado impuesto a la renta financiera que está contemplado en la reforma tributaria que el gobierno enviará hoy al Congreso de la Nación cosechó críticas y elogios desde que se conocieron los primeros detalles de la iniciativa.

Un informe de la Universidad de Avellaneda sobre el contenido del proyecto de ley remarcó que, el gravamen “pretende dotar de progresividad y justicia tributaria a los cambios propuestos” pero no obstante “el monto que se espera recaudar, explica una porción muy menor de la rebaja de impuestos planteada, lo cual puede implicar un panorama de desfinanciamiento sobre las arcas públicas, que complique el cumplimiento de las metas fiscales a corto y mediano plazo”.

Según cálculos del informe, con la reforma tal como ingresa al Parlamento, un sueldo de $30 mil pesos pagará impuestos por más del doble de lo que se cobrará en el caso de una inversión por el mismo monto.

“Esto es producto de que el impuesto a las ganancias (cuarta categoría) imputado a trabajadores en relación de dependencia alcanza los $5.332 anuales, mientras que, para igual monto el impuesto a la renta financiera será de alrededor de $2.260. Esto es, un 136% más”, precisó la UNDAV.

La comparación sugiere que lo que se recaude por cobros a la renta financiera no será muy importante. El informe plantea que los $20.000 millones “esperados para el año próximo, representarán alrededor del 0,2% del PBI”, una cantidad que contrasta “contra el 2,1% de intereses que se pagó en el año 2016 y el 1,4% que se transfirió en los primeros diez meses de 2017”.

En ese sentido, todo lo que se espera recaudar por pagos de impuestos a la renta financiera representará menos del 10% de la transferencia de ingresos en forma de intereses por Lebacs, lo que, explicó la fuente, “se debe a la dinámica insustentable del ritmo de colocación de Lebacs, donde aproximadamente el 60% de los vencimientos se ubican en los próximos 3 meses”.