Un sinfín de apoyos diplomáticos cosechó Martín Guzmán en su gira europea. El ministro de Economía completó su paso por Alemania, Italia, España y Francia para hablar con sus colegas y otros funcionarios del área de esos países y hasta logró ser recibido por Francisco en el Vaticano. Su viaje se extendió más de lo previsto y terminó en Moscú, en donde conversó sobre el proyecto para producir la vacuna Sputnik V en la Argentina.

Lo que habrá que ver es si las fotos y las palmadas en la espalda sirven para despejar los dos temas que desvelan a Guzmán: la renegociación con el Fondo Monetario Internacional y el vencimiento de U$S 2400 millones con el Club de París, previsto para el mes que viene. «Trabajaremos juntos en tiempos difíciles», le prometió Wolfgang Schmidt, secretario del Ministerio de Finanzas alemán. «España seguirá siendo un socio leal y constructivo», aseguró Nadia Calviño, vicepresidenta de Asuntos Económicos de ese país, entre otras frases amigables.

La discusión con el FMI no para de generar contrapuntos. Cuando todo parecía encaminado para celebrar un nuevo acuerdo a diez años que permitiera refinanciar los U$S 44 mil millones adeudados, desde la Casa Rosada pidieron explorar un lapso mayor. Y el Fondo, que en voz baja criticaba la falta de un programa a largo plazo, ahora salió a decir que tiene la lapicera en la mano para firmar. Además lo hizo a través de un funcionario, Alejandro Werner, que fue dejado de lado por su intervención en el fallido acuerdo celebrado en 2018, razón por la que debió delegar la discusión con Argentina en su segunda, Julie Kozack.  «En términos técnicos hemos avanzado. Se están llevando a cabo negociaciones concretas que nos ponen en posición de cerrar un acuerdo en cuanto el gobierno lo crea conveniente», dijo Werner el último jueves.

Los gobiernos de los funcionarios visitados por Guzmán manejan, a través de sus representantes, el 20,7% de los votos en el directorio del Fondo. Si se suman los de Estados Unidos, país por el que Guzmán pasó el mes pasado, más los del representante argentino, Sergio Chodos, se llega casi al 39%. Con esa cifra, el ministro espera tener una masa crítica para que prosperen dos proyectos por los que viene haciendo lobby en los últimos meses. Uno es la reducción en las tasas que el organismo aplica a sus créditos. El otro, una bajada de línea para que buena parte de la próxima asignación de DEG que piensa realizar la entidad (U$S 650 mil millones antes de fin de año) se derrame, a través de algún mecanismo, de los países centrales a los emergentes en dificultades, como la Argentina.

En el Palacio de Hacienda también rescatan otra faceta de la gira: los contactos con empresarios en busca de posibles inversiones. «En Alemania hubo un interés que superó el tema del FMI y el Club de París. Se analizaron inversiones y colaboración con el tema de energías limpias. En Italia hubo encuentros con «empresas privadas y también estatales, como ENI (hidrocarburos) y Ferro Stato (ferrocarriles)», detallaron fuentes consultadas por Tiempo. «Están esperando que se ordene la crisis para poder analizar proyectos», añadieron, con la esperanza puesta en la pospandemia. «