Otra muestra de la drástica disminución del consumo masivo se conoció este martes, con los informes del Indec sobre la actividad comercial ocurrida en mayo en los supermercados, autoservicios y shoppings. En todos los casos hubo importantes caídas de ventas en términos reales, una vez descontada la inflación.

En el caso de los supermercados, la facturación creció 44,7% con relación al mismo mes del año pasado. Pero el cálculo realizado a precios de diciembre de 2016 (la metodología que usa el Indec para aislar el efecto de la depreciación de la moneda) arrojó una disminución interanual de 13,5%. De la misma proporción fue la caída en los autoservicios, aunque el nivel de facturación nominal tuvo una suba levemente superior (45,9%). Como referencia, la inflación minorista de ese período fue 57,3%.

La debilidad de la demanda quedó de manifiesto en los rubros menos imprescindibles. Las ventas de alimentos preparados y rotisería en los súper sólo subieron 38,5%; las de indumentaria, calzado y textiles lo hicieron 31%; mientras que los electrónicos y artículos para el hogar cayeron 25,9% en moneda corriente. Los números son un promedio de todo el país.

En el caso de los centros de compras (en el que el estudio abarca sólo el área metropolitana), la debacle fue todavía mayor, ya que las ventas subieron 28,4% en términos nominales en comparación a mayo del año pasado, pero medidas a precios constantes cayeron 18,7%. La crisis se sintió mucho más en los partidos del Gran Buenos Aires, donde se encuentra la mitad de los 36 shoppings relevados: en ellos las ventas apenas subieron 19,6% en un año.

Los números están a tono con la fuerte caída del consumo producida en los últimos tres años, como consecuencia de la reducción en el poder adquisitivo de los salarios, agravada por los tarifazos y por la devaluación del año pasado. Con matices en los porcentajes, la mayoría de las consultoras especializadas coinciden en el diagnóstico. Mientras Kantar Worldpanel estima que la caída interanual fue de 6% en mayo, Focus Market estima que en el acumulado del primer semestre la retracción alcanzó el 10,5%. Esta última agrega que la participación de productos de segundas marcas subió 10 puntos y ya llega al 42,8% de las unidades vendidas, lo que demuestra la magnitud del cambio de conducta que realizan los consumidores en tiempos de precios opulentos y bolsillos semivacíos.