El gobierno nacional usó dólares que eran, hasta la semana pasada, «intocables». La decisión puso de relieve algo que comienza a comentarse en voz alta entre los analistas: las reservas de libre disponibilidad no alcanzan ante la magnitud que ha adquirido la suma de la fuga de capitales y el pago de deuda, por lo que el Banco Central (BCRA) podría quedarse seco antes de fin de año.

El empleo de estos 7200 millones de dólares, que estaban en una cuenta específica del gobierno en el BCRA desde el 23 de junio de 2018, abre, además, un nuevo foco de conflicto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya que en Washington, donde está la sede del FMI, aseguran que no cambiaron su posición sobre la utilización de esos dólares.

El ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, viajará a la capital de Estados Unidos la semana que viene, desde el lunes 14. Volverá a encontrarse con Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental, el área del FMI especializada en América Latina, y con Roberto Cardarelli, jefe de la División Sudamérica II del FMI y, por ello, responsable de las misiones técnicas que llegan a la Argentina cada tres meses para revisar las cuentas nacionales. Lacunza podría encontrarse allí con un desplante, en el sentido de que reciba una dura reprimenda por haber manoteado esos dólares.

Hay que tomar en cuenta que el FMI ha detenido el desembolso de 5400 millones de dólares que formaba parte del acuerdo stand by y que debió liberar a mediados de septiembre. El Fondo nunca admitió que tomó esa decisión y dio rodeos a la hora de explicar por qué esos dólares no llegaron a la Argentina. Pero sí dio a entender que el stand by está caduco y que habrá que «esperar» para «retomar la relación financiera» después de las elecciones generales de octubre.

El escenario electoral conforma otra arista del problema. El uso por parte del gobierno de los dólares supuestamente intocables a tres semanas de la fecha electoral y a poco más de dos meses para la asunción de una nueva administración, abre un interrogante político. Si, como todas las encuestas pronostican, el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, accede a la presidencia, encontrará un balance de divisas diferente al que sus equipos técnicos están previendo, con menos reservas que las que creía que iba a contar.

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Enredos

El gobierno nacional fue el encargado de hacer trascender que había hecho uso de las reservas intocables. Pero las versiones que comenzaron a circular eran contradictorias, especialmente en lo que hacía a la necesidad de contar con un aval del FMI antes de emplearlas.

Hacienda le dijo a Tiempo que esos dólares «son de libre disponibilidad» desde que en octubre pasado Argentina pidió, y el FMI aceptó, modificar el acuerdo stand by. Hasta ese momento, el acuerdo tenía una finalidad «precautoria». Más allá de que ese término tiene límites difusos en relación a su significado, se suponía que los dólares del FMI iban destinados a reforzar las reservas.

Pero esta idea también es difusa. Así lo entendió el entonces ministro de Finanzas, Luis Caputo, quien al asumir en el Banco Central en reemplazo de Federico Sturzenegger (en un ahora lejanísimo junio de 2018), consideró que los fondos del FMI bien podían reemplazar a las reservas.

Cuando Caputo se fue, en septiembre del año pasado, la fuga de divisas había alcanzado la friolera de 15 mil millones de dólares en apenas cien días. Pero en la contabilidad del Central, las reservas habían caído menos porque 7200 millones de dólares del primer desembolso del FMI habían ido justamente a reforzarlas.

A pesar de este antecedente, en Hacienda siguen señalando con el dedo cada línea de lo firmado con el FMI para explicar que la cartera que dirige Lacunza no violó ningún acuerdo en esta oportunidad. Aunque, en rigor, hay un detalle: es cierto que lo firmado en octubre de 2018 abandona el término «precautorio», pero en su reemplazo no se habla de libre disponibilidad de los dólares sino de «refuerzo presupuestario», otra definición de contorno laxo (ver documentos).

«Lo hablamos con el FMI cuando el ministro (Lacunza) estuvo en Washington» dos semanas atrás. «Ellos están informados», agregó la fuente de Hacienda que detalló: «No firmamos ningún nuevo acuerdo».

El FMI no quiso hablar. «No vamos a hacer comentarios», dijo a Tiempo un portavoz del organismo cuando se lo consultó sobre el uso de estos dólares. Pero este diario pudo averiguar que la opinión entre los altos cargos del Fondo es divergente respecto de las consideraciones que se dan a conocer en Buenos Aires.

Fuentes cercanas a la negociación en Washington aseguraron que el FMI «no ha variado su posición» acerca del destino de esos 7200 millones de dólares. También que esa fue la posición que sostuvieron en las reuniones que mantuvieron dos semanas atrás con los funcionarios argentinos.

Para aportar a la confusión, las fuentes recordaron que los fondos del FMI suelen estar «a disposición de las autoridades de los países miembros para fines de balanza de pagos y, en algunos casos específicos, para apoyo presupuestario». Es decir, esos fondos podrían aplicarse para sostener el gasto estatal (presupuesto) o para financiar la fuga (cuenta capital de la balanza de pagos).

Tamaña amplitud es peligrosa, especialmente para el ministro Lacunza porque el FMI ya demostró que no tiene problemas para despegarse de los incumplimientos del stand by.

El tema estará en la mesa cuando Lacunza se reúna con los funcionarios del FMI desde el próximo 14, en Washington.

La madeja se enmaraña aun más porque la perspectiva es que Lacunza no sea más el responsable de dialogar con el Fondo en apenas tres semanas y nuevos interlocutores serán los que abrirán negociaciones para modificar los plazos de vencimientos del préstamo. El organismo que ahora dirige la búlgara Kristalina Georgieva pretende que el nuevo gobierno rediscuta también la deuda con el sector privado. Alberto Fernández ya se mostró favorable a una renegociación con los privados que no implique quitas de capital, pero algunos acredores opinan que así las cuentas no cierran en 2020 ni en 2021.

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(Foto: AFP)


Ahora es cuando

Pero sin la necesidad de observar los próximos dos años, muchos analistas están más preocupados por cómo se llegará al 10 de diciembre, cuando asuma la nueva administración.

Un reciente informe de la Universidad de Avellaneda puso el dedo en la llaga: en un escenario de «reservas decrecientes», si se acelera la demanda de dólares físicos por parte de los que tienen depósitos en dólares se pasaría a tener «reservas negativas». Según Undav, las reservas netas, las que no están atadas a compromisos ni son el respaldo de los depósitos en dólares, apenas llegan a U$S 10.207 millones.

Sergio Chouza, economista de la Undav, le dijo a Tiempo que incluso con el agregado de los dólares antes intocables, la perspectiva es que las reservas estén sometidas a fuertes tensiones. «El Estado argentino sigue teniendo vedado el acceso al crédito internacional y eso seguirá así en el corto plazo, con lo cual es plata que se va a usar para pagar deuda en el último trimestre de este año y el primero de 2020».

El economista Salvador Di Stefano hizo otro cálculo. «La deuda para el año 2019 es perfectamente pagable. Claro que hay que utilizar los 7500 millones de dólares que están en el Banco Central para cubrir los pagos de deuda, más utilizar todo el dinero del Estado depositado en los bancos que suman unos 2900 millones, esto suma 10.400 millones. A esto hay que sumarle unos 1488 millones que vendrán de organismos internacionales, con lo cual sumaríamos 11.888 millones de dólares».

Di Stefano observó que como las necesidades de financiamiento suman 13.865 millones, «el déficit ascendería a unos 1977 millones», un nivel manejable.

En Hacienda se muestran tranquilos. Aseguran que se estancó la salida depósitos en dólares y esperan el arribo de dólares de la exportación. Pero el manoteo de los dólares intocables presenta otra realidad: a este ritmo de fuga, las reservas se acaban. «

Dólares que no llegan

Los pronósticos apuntan a que los próximos ingresos de dólares serán escasos. «Es importante tomar en cuenta que la Argentina sigue teniendo cerrado el mercado voluntario de deuda», subrayó Sergio Chouza, economista de la Universidad de Avellaneda (Undav).

Sin esa fuente, quedan los dólares que provendrían del comercio exterior. De acuerdo con datos del mercado financiero que circularon la semana pasada, esos dólares siguen sin aparecer. O mejor dicho, no aparecen en la magnitud que el gobierno esperaba después de las decisiones que tomó para obligar a los exportadores a liquidarlos una vez realizadas las ventas.

Un analista le dijo a Tiempo que su cálculo era que el promedio diario de liquidación de dólares por exportaciones no llegaba a 100 millones, es decir apenas un 20% más que el promedio diario hasta antes de las PASO.

Luego del 11 de agosto, el gobierno impuso a los exportadores de granos plazos cortos para liquidar los dólares. Luego, apretó más el cinturón al supeditar el pago de reintegros a la liquidación de divisas. Así y todo, las liquidaciones siguen sin aparecer.

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Buscando el cepo adecuado

Para algunos economistas, si el gobierno se encuentra con problemas de divisas para llegar a fin de año, puede apelar todavía a más restricciones.

«Los 10 mil dólares por mes para la compra de personas es una cifra muy generosa», observó Chouza, de la Undav. Del mismo modo, apuntó contra el gasto de dólares provocado por las compras con tarjetas de crédito en el exterior. «Implica 5000 millones de dólares en lo que va del año», remarcó.

Se trata de ideas que circulan y que podrían abandonar las carpetas para pasar a la práctica.