El conflicto laboral en Tenaris-Siderca, la empresa del grupo Techint especializada en la producción de tubos para la extracción de petróleo y gas, no se tranquilizó a pesar de la imposición de la conciliación obligatoria por parte del Ministerio de Trabajo bonaerense el miércoles pasado.

Según denunciaron trabajadores y delegados de base en medios locales de Campana, ciudad en la que está radicada la planta, la empresa no permitió que ninguno de los 191 despedidos se reincorporase a sus tareas desde la mañana del jueves pasado. Ni la UOM local, dirigida por Abel Furlán, ni la empresa informaron sobre la situación.

Tenaris-Siderca sí anunció, por medio de un cartel pegado en el portón de ingreso a la planta, que pagará a los despedidos los días en los que esté vigente la conciliación, cuyo vencimiento se prevé para el próximo miércoles 29, aunque podría haber una prórroga de cinco días hábiles más. En la misma comunicación, la empresa cuestionó la validez legal de la conciliación y anunció que hacía «expresa reserva de impugnarla por los graves vicios que la afectan».

De acuerdo con fuentes con conocimiento de la situación, esta semana habría nuevas reuniones en la cartera laboral provincial, que dirige Mara Ruiz Malec. La empresa exige la aplicación de una nueva modalidad de suspensiones al personal. Según la UOM, la puesta en marcha de este plan derivaría en una reducción del salario del 30 por ciento.

Tenaris no habría concluido con los despidos ya que según fuentes gremiales advirtió que, si no se acepta su plan de suspensiones, podría cesantear a otros cien trabajadores, con lo que las desafectaciones alcanzarían al 10% de su plantilla directa.

Las mismas fuentes indicaron que el propósito de Tenaris-Siderca es más profundo ya que buscaría reducir su costo laboral por medio de una flexibilización del convenio del sector.

La firma asegura que sufre el parate de la actividad hidrocarburífera en Vaca Muerta y la competencia global en una actividad en la que hay sobreoferta de tubos. Ante la presión, Tenaris responde con dos viejas armas de la siderurgia moderna: adquirir competidores (anunció que adquirió un competidor en EE UU) y achicar sus costos laborales. «