La crisis de la industria afecta particularmente al sector automotriz, que trabaja a menos de la mitad de su capacidad, por el avance de las importaciones y fuerte caída de la demanda interna, además de que las exportaciones siguen en niveles modestos y están lejos de constituir una alternativa de peso para el modelo de negocios.

En ese contexto, las fábricas de vehículos, que son los jugadores más pesados de la cadena, se mueven para reducir al máximo sus pérdidas, una situación que tiene en pie de guerra al resto de las industrias que intervienen en el proceso productivo.

Por caso, el sector autopartista denuncia que las fábricas de autos manejan discrecionalmente el pago a sus proveedores, discriminando entre los fabricantes locales y los que producen para la industria local desde el extranjero.

Entre los primeros, que aportan apenas el 25% de las piezas en el mejor de los casos, se acumulan quejas de empresas que aseguran que las terminales “o bien directamente no pagan o bien lo hacen con un dólar atrasado” en el orden de los $34, muy por debajo de los 40,53 pesos que marcó la cotización este martes.

Los segundos, muchas veces vinculados a las propias fábricas, que son todas multinacionales, cobran con el dólar actualizado, según denuncias recogidas por Tiempo entre socios de las cámaras Camima y AFAC, dos de las más representativas del sector.

“Ninguna terminal está reconociendo los costos de los proveedores locales, lo que nos complica  más aún si se considera la caída de volumen de la producción”, contó un representante de una proveedora de una de las marcas más tradicionales. En la industria automotriz local en general “por ahora la fabricación de pickups resiste pero el resto de las líneas está todo mal. Así y todo, a los proveedores del exterior le pagan con el dólar a $40 y eso es el 75% del vehículo”, definió.

Otro empresario resumió que las terminales: “No quieren pagar. Las amortizaciones y materias primas son siempre en dólares. Si te pagan atrasado el precio de la devaluación se te licúa y no podés reponer materiales ni disponer de fondos para invertir”.

En el ambiente aseguran que las retenciones a las exportaciones que dispuso Cambiemos en el marco de la crisis financiera terminaron por complicar el cuadro general. El efecto desaliento plantea un horizonte nefasto para el empleo argentino. Las fuentes consultadas contaron en reserva que son al menos cuatro las autopartistas extranjeras que estudian irse del país, poniendo en riesgo la continuidad de unos 1.600 empleos en todo el país.

Los contactos evitaron dar los nombres de las empresas, pero dejaron trascender que dos son de origen europeo. Según lo averiguado, las casas matrices ordenaron a los ceos locales que desarrollen estudios de mercado para tomar decisiones en el corto plazo.   

Pero las decisiones rigurosas en la Argentina actual son una realidad de todos los días. Según datos que maneja la UOM en agosto hubo 2.500 despidos de obreros autopartistas solamente en la provincia de Buenos Aires. El gremio también denunció este  mes despidos en Córdoba en la empresa Maxion Montich.

En las terminales automotrices los despidos todavía no son masivos pero las suspensiones sí, fundamentalmente en las empresas Iveco, Renault, Fiat y Volkswagen, que cesanteó a 1400 operarios en su planta de cajas de cambio.

Ford en llamas

Una de las automotrices que viene complicada a nivel mundial es Ford, cuyas inversiones en la región están en franco retroceso.

Como informó Tiempo, la empresa tiene órdenes de achicar su personal en Argentina y Brasil. En lo que concierne al país, la empresa ya empezó a desprenderse de personal fuera de convenio, como los administrativos y otros empleados que cumplían funciones en la planta de General Pacheco.

La semana pasada hubo una reunión en Ford Brasil a la que asistieron proveedores argentinos con los que habló este medio.

En la reunión se informó que la compañía se dispone a ahorrar 30 billones de dólares en todo el mundo. En ese marco, la firma anunció que sus negocios en Argentina y Brasil van a caer por otros tres años al  menos hasta 2020, por lo que se espera que los planes de despidos y suspensiones sigan adelante en el futuro. Los referentes de la casa matriz dijeron que los negocios en la región vienen perdiendo dinero desde 2013.